Érase una vez un pueblo que cada mes de abril, coincidiendo con el Día del Libro, convertía su Casa de la Cultura en un espacio mágico: un Museo de los Cuentos. Su nombre era Vera y cuenta la leyenda que miles de escolares visitaban estas instalaciones en las que, como por arte de magia (la que esconden los libros en sus páginas), transportaban a quienes cruzaban sus puertas hasta el espacio exterior. Como si los libros fuesen naves espaciales.
En el Museo de los Cuentos de la tercera edición, que finalizó el pasado viernes, las paredes estaban llenas de estrellas y constelaciones, flotaban planetas del techo, había alguna nave espacial abandonada en mitad de la nada, telescopios y enormes figuras de soldados imperiales de Star Wars. Incluso, el propio Darth Vader permaneció allí durante las dos semanas de duración de la actividad, impasible ante las miradas de los niños. Todo pensado para captar la atención de los escolares, despertar su imaginación y su amor por la literatura, en este caso de ciencia ficción.
De viaje con Alf
La visita por las diferentes zonas que conforman el museo se realiza guiados a través de un relato que los escolares van leyendo en su camino. En este caso, la historia de Juan y Ana, dos niños apasionados de la astronomía y que piden a sus padres un telescopio para ver más de cerca los planetas y estrellas con los que cada noche juegan a buscar formas en el cielo: una osa, un carro, una mariposa...
De repente, absortos en la observación del espacio, no se dan cuenta de que en su propia habitación hay un ser verdoso, de ojos saltones y flacucho: Alf, un marciano que invita a Juan y Ana (y de paso a los escolares veratenses) a dar un paseo en su nave para conocer Marte, Júpiter, Saturno... Así, a través de este cuento escrito por Diego Moreno, monitor de la ludoteca, los pequeños se interesan por el espacio. Después, durante la visita al planetario, aprenderán mucho más sobre el sol y los planetas del sistema solar, mediante una entretenida y didáctica charla.
Esta actividad, que como cada año ha contado con la colaboración de todos los centros de Educación Infantil y Primaria, tanto públicos como privados del municipio, tiene como objetivo animar a los más pequeños a desarrollar el gusto por la lectura a través de una serie de actividades lúdicas y muy divertidas. Esta tercera edición del Museo de los Cuentos ha girado en torno la máxima de Emily Dickinson : “para viajar lejos no hay mejor nave que un libro”.
La concejal de Educación, María Montoya, explica que “parte del museo está elaborado por los niños y niñas de los colegios participantes, que cada año aumentan su producción artística, plástica y narrativa”. Y es que la exposición integra los trabajos efectuados por los alumnos de los colegios de Vera, como libros y cuentos para los que han empleado diferentes materiales. Por las mañanas, visitaron el museo los centros escolares. Por la tarde, estuvo abierto al público con actividades de cuentacuentos y encuentros con autores. Próximamente se hará una visita al observatorio de Calar Alto.
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