Avelino Oreiro presenta su primer libro en Almería

La semana pasada salió al mercado el poemario ‘Unas cuantas décimas y otros poe­mas febriles’ de Avelino Oreiro (Almería, 1971) y, con motivo de ello, su autor presentó el libro en Almería capital y en donde actualmente reside, Alhama de Almería.

Avelino, profesor de literatura, es un autor de esos cuya fama precede a su obra pues resulta sorprendente que este sea su primer libro tras tantos años partícipe en la vida cultural almeriense  y tras colaborar en varios medios de comunicación (entre ellos, LA VOZ).

Como señalaba en su presentación el poeta José Luis López Bretones, a la vista de la enorme calidad del poemario, “¿cómo ha podido su autor tener los versos que ocupan su primer libro  durmiendo el sueño de los justos durante una década sin que hasta ahora le haya picado el gusanillo de la edición?”. Es algo más chocante, sobre todo en estos años de fiebre editorial donde cualquiera se lanza sin pudor a sacar un libro. 

Avelino es escritor de raza, de cuidar cada punto y coma y cuyos poemas, que ahora salen a la luz en una magnífica edición de la editorial cántabra Septentrión, son el fruto de trece años de lento cocinar.  Unos poemas donde la décima es su protagonista pero donde hay  también romances, coplas y sonetos y que , en palabras del poeta Miguel D’Ors ,  “a fuerza de no ser originales dado su clasicismo acaban siendo absolutamente originales”. Esta paradoja define muy bien este libro, donde Avelino actúa como un orfebre de la métrica en unos tiempos, estos, donde la poesía parece ser crear, en palabras de José Luis López Bretones, atmósferas llenas de vaguedades cuyo significado pertenece solo al autor.

En  román paladino 

Avelino utiliza la palabra para ser clara y llamar al pan, pan y al vino, vino  porque  “ No tomo por adivino/ ni al oyente ni al lector” dice en un poema  y esto, lo más probable, pueda venirle de sus años de periodista donde redactar de manera concisa y clara es la base de todo buen artículo.

Una poesía la de Avelino Oreiro que, como señala en otro de sus poemas, lleva de ingredientes  “esencia de soledad/media cuarta de verdad /humor al baño maría/gotas de melancolía/una flor de aburrimiento/mucho canto (poco cuento)/(...)y cocer todo a fuego lento”.