La estación radiotelegráfica de la Alcazaba

Durante más de 30 años la enorme antena de la Alcazaba ha sido parte del paisaje de la ciudad

Foto: Colección de Lorenzo Cara Barrionuevo
Foto: Colección de Lorenzo Cara Barrionuevo La Voz
Antonio Jesús Sánchez Zapata
07:00 • 09 jun. 2018

Durante el s. XIX debido a la revolución industrial, el mundo necesitaba imperiosamente comunicaciones a larga distancia, y para poder hacerlo entre continentes o con los barcos que llevaban las valiosas mercancías hasta los más lejanos lugares, la ciencia respondió con la radiotelegrafía, un invento que no necesitaba tener un cable entre el emisor y el receptor, lo que supuso un enorme salto en las telecomunicaciones. Fue Guillermo Marconi quien en 1895 realizó la primera prueba exitosa con esta nueva tecnología, que no tardaría mucho en llegar a Almería.



Trece años después de aquella primera prueba, Almería realizó sus primero ensayos con la radiotelegrafía, desde la estación de la Alcazaba. En julio de 1908 los periodistas fueron convocados a una demostración, quedando maravillados ante el despliegue de tan intrincados aparatos eléctricos. Se les antojaba aquella sala como “el recinto de  un brujo moderno: dínamo, transformador, acumuladores, cuadros de distribución de fluido, enormes botellas de Leyden (…) admirablemente ordenados, cada uno con su misión diversa y que al cabo se rinden sumisos y obedientes a la voluntad soberana del que opera, al albedrío del hombre, en suma, que representa la ciencia”.



El sistema Telefunken instalado por dos ingenieros alemanes en la estación de la Alcazaba, y alimentado mediante corriente continua, fue un proyecto del Estado Mayor Central del Ejército, que compitió con Málaga para su ubicación que finalmente ganaría Almería. Comunicaba la ciudad con Melilla, y tenía una gran antena vertical instalada en el segundo recinto que era -como la Alcazaba- visible desde toda la ciudad, en los años de la bellísima Almería horizontal, y sujeta mediante unas cuerdas que impedían que los fuertes vientos la derribaran. Los encargados de su funcionamiento fueron los militares del sexto regimiento mixto, con residencia en la misma Alcazaba, y a su mando estaba el almeriense y entonces capitán de Ingenieros D. José Acosta Tovar -ascendido a comandante 10 años después-. El 15 de enero de 1911 recibieron la ilustre visita del rey Alfonso XIII, que subió hasta las instalaciones de la estación radiotelegráfica como parte del itinerario oficial en su segunda visita a Almería, y que conversó amigablemente con el capitán, del que se dice que el rey le reconoció enseguida cuando preguntó dónde había prestado servicio.



Los avances tecnológicos no eran bien recibidos por toda la población. Durante las sequías que asolaban Almería en la segunda década del s.XX, corría el rumor de que era provocada por la estación radiotelegráfica, “situada en el punto más culminante de Almería, despidiendo electricidad que hace desaparecer de nuestro horizonte las nubes”, barruntaban algunos almerienses. Estos rumores no impidieron que se ampliara en 1912, dando también servicio a los barcos que navegaban por la zona, informando sobre las condiciones meteorológicas, y también a los buques de guerra durante la Primera Guerra Mundial. En 1934 vuelve a renovarse con una antena y una estación más modernas, que coincidió en el tiempo con la apertura de la primera radio comercial de Almería -A.A.J./60 Radio Almería, hoy conocida como Onda Cero Almería-, y le ofrecieron a su entonces director D. Miguel Soto Román la antena que había hasta entonces en la Alcazaba, para que la pusiera en primera sede de la radio, en la calle Arapiles nº 2. Él la aceptó y mandó a recogerla a unos chatarreros, pero finalmente cambió de opinión y se la regaló a los que la habían traído.



Durante los primeros días de la Guerra Civil Española, la parte del ejército que se sublevó tomó el control de la estación y la Alcazaba. Fueron atacados a través del segundo recinto por milicias republicanas, pero recibieron auxilio de una sección de la 1ª compañía del Batallón de Ametralladoras, que además emplazó una que estuvo haciendo fuego sobre edificios donde se encontraban los leales a la República: El Ayuntamiento, el Cuartel de Asalto y la sede de la CNT. Desde la Alcazaba el 21 de julio del 36 se emitió el siguiente mensaje: “Comandante Militar a General 5ª División. Acuso recibo a su radiograma de hoy, significándole que jefes y oficiales, esta guarnición, se adhieren movimiento ejército África con entusiasmo. Saludo le”. La sublevación finalmente fracasó en Almería, toda la guarnición acabó rindiéndose, y la ciudad se vio sumida en 3 largos años de guerra civil. Poco después de terminar la contienda, en 1940, la estación radiotelegráfica de la Alcazaba fue completamente desmantelada.



    




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