Marsella, 3 de diciembre de 1940. Varios pasajeros están a punto de subir al buque Alsina con destino a México. Tras varios meses pasando penurias en Francia sueñan con llegar al país azteca, el único, junto a la URSS, que sigue apoyando a la República en el exilio. Entre los pasajeros que suben la pasarela se encuentran Ildefonso de Irala, un prestigioso marino, Pilar Lubián, alta funcionaria, Portela Valladares, ex Presidente del Gobierno, y Juan Morata Cantón, médico libertario. Su viaje se interrumpe de golpe: todos ellos son detenidos por la policía de Vichy en colaboración con la Gestapo y la policía secreta franquista en Francia.
Pese a tener carta de identidad y estar autorizados a viajar, son llevados a las dependencias policiales. A todos les interrogan sobre su estancia en Francia y sobre personalidades perseguidas por el franquismo. Se centran en el testimonio del único almeriense: Juan Morata Cantón.
Juan Morata Cantón
Morata Cantón fue un prestigioso médico libertario de la década de los años 30. Nacido en Almería en 1899, estuvo casado con Matilde Gallo, con la que tuvo dos hijos. Morata pronto despuntó como uno de las mentes más brillantes de su campo. Durante la República y la guerra llegó a ostentar varios cargos políticos de relevancia como la presidencia del Colegio de Médicos de Madrid o la Dirección General del Departamento de Hospitales y Sanatorios bajo el ministerio de Federica Montseny.
Creador de la Brigada Sanitaria Antigás, escribió varias obras sobre las consecuencias de la guerra (‘Guerra química y bacteriológica’, 1938). Al final de la misma fue nombrado Secretario General del Comité Central de la Cruz Roja y fue enviado a Ginebra para interceder ante Francia y Reino Unido y conseguir que mandaran ayuda marítima y así poder evacuar a los refugiados de las costas mediterráneas. Aquella operación fracasó y Juan Morata se quedó residiendo en París.
El interrogatorio
A final de 1940 consigue un pasaporte de la embajada cubana para poder marchar a dicho país previo paso por Río de Janeiro y Veracruz. Aquel 3 de diciembre de 1940 no logró subir al Alsina: es detenido por Pedro Urraca, espía franquista, y el inspector de policía francés, Victor Druillet, encargado del interrogatorio.
El inspector Druillet le interroga sobre las pertenencias que lleva consigo la familia Morata en las valijas diplomáticas: 21 onzas de oro, pendientes, brazaletes, etc. Es acusado de “guardar indebidamente fondos pertenecientes al Estado español” así como de esconder un gramo de radio, que era utilizado para tratamientos oncológicos. Pero esto era solo una excusa: el verdadero motivo de la detención era poder interrogar a uno de los hombres más cercanos a Federica Montseny.
Pedro Urraca
Pedro Urraca, jefe de los servicios de espionaje franquista en Francia, era el encargado de perseguir y deportar a las personalidades republicanas hacia la España franquista para que “depurasen responsabilidades”. En agosto del mismo año ya había conseguido apresar, con ayuda de la Gestapo, a Lluis Companys y a Julián Zugazagoitia y estuvo a punto de conseguir la deportación de Manuel Azaña si éste no hubiera fallecido poco antes de la detención de Morata Cantón.
Lejos de sus garras Dolores Ibárruri, Urraca se centró en la persecución de otros políticos a los que las autoridades de Burgos reclamaban: Largo Caballero y Federica Montseny. El histórico líder obrero consiguió sortear la extradición gracias a la ayuda de la legación mexicana aunque en 1943 acabo en el campo de concentración nazi de Sachsenhausen. Los esfuerzos se centraron en encontrar a Montseny y para ello cercaron a sus allegados. Morata Cantón era uno de ellos: fue duramente interrogado sobre su paradero por la policía francesa pero Juan Morata había perdido el contacto con ella semanas atrás.
La última información sobre su paradero era que residía en Combs-la-Villa. Finalmente Monstseny fue detenida meses después y fue vigilada durante toda la II Guerra Mundial. Logró sortear la extradición.
Exilio y retorno
Juan Morata Cantón logró marchar a México y a Cuba. No así sus compañeros detenidos: Pilar Lubián fue deportada a Ravensbrück y Portela y Irala fallecerían en Francia.
A lo largo de casi 20 años Morata Cantón ejerció su profesión en Cuba. En 1963, tras conseguir los permisos, decidió volver a España. Le fue abierto expediente de Represión contra la Masonería aunque sin consecuencias penales. Desde entonces trabajó como médico en Alcalá de Henares. En 1992 escribió unas pequeñas memorias sobre sus experiencias durante la República, la guerra y sus primeros años de exilio. Este almeriense, olvidado de nuestra historia colectiva local, fallecía en 1994.
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