Arcángel hace volar su talento y valentía

El onubense arriesga en el Festival de Flamenco y Danza con un coro de voces búlgaras

Arcángel  no se acomoda en su papel defigura del cante con una propuesta rompedora.
Arcángel no se acomoda en su papel defigura del cante con una propuesta rompedora. José Antonio Holgado
Javier M. Alcaraz
07:00 • 14 jul. 2018

Aficionado. Con esa palabra, que tiene cierta connotación negativa según contexto, se autodefine Arcángel en su relación con el flamenco. Es ese respeto a mayores y la pulsión por conocer y retarse a sí mismo lo que le ha hecho ser mucho más que una atractiva llamada en un cartel.



Cuando un artista toca el éxito, de crítica y de público, puede correr el riesgo de caer en cierta automatización, de perder frescura por la ausencia de motivaciones o, sencillamente, por abrazarse a la sombra acomodaticia que da el sabor de las mieles del triunfo. Arcángel entra en la cuarentena en plena madurez de su arte, liberado de esos males, tal y como se pudo comprobar anoche en el concierto inaugural de los grandes recitales del 52º Festival de Flamenco y Danza de Almería que, organizado por el Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería, se desarrollará hasta el próximo 25 de julio. 



El cantaor onubense volvió a una ciudad que le ha demostrado su cariño y reconocimiento en numerosas ocasiones. Se lo ha ganado a base de recitales en los que su respeto a los cánones de cada palo se ha combinado con su particular tesitura vocal y una afinación a prueba de retos. Pero anoche era el momento de dar al público otra muesca más de su arrojo, con el proyecto ‘Al Este del Cante’, en el que ahonda en ese diálogo emprendido por Enrique Morente entre el flamenco y la sonoridad especial y particular del coro de voces búlgaras, llevándolo a una dimensión mucho mayor y ambiciosa que aquellos tangos del ‘Cantar del Alma’ y la ‘Ciudad Sin Sueño’ con Lagartija Nick. 



El inicio, con el tema homónimo ‘Al Este de Cante’, con hechuras de tonás y la sobriedad coral, alumbraron la velada hacia un viaje de difícil asimilación en la primera escucha. Por ello, con la maestría de quien controla dinámicas, Arcángel se lanzaría a una ronda tradicional por cañas y los tangos de ‘La Capital al Sol’. Sembrada la semilla, era el momento de hacer crecer y cruzar las ramificaciones del flamenco con el folclor búlgaro, suntuoso resultado del pasado bizantino, otomano y griego. La solemne ‘Galaxia Rosada’, con su sutil melodía mortuoria zíngara, y los aires de Cádiz en ‘Vieja Blancura’ elevaron la propuesta. El coro, dirigido por Georgi Petkov, también tendría su momento solista con ‘Dumbata’. 



El cantaor no dudó en elogiar “la apuesta por la cultura que realiza este festival, porque debemos sentirnos orgullosos de nuestros orígenes, de nuestra música, que es el flamenco”. También realizó una mención especial al almeriense Ramón González Sánchez, doctor en Robótica e ingeniero informático, con el que compartió Medalla de Andalucía.



Con la guitarra flamenca de Dani de Morón y Ricardo Moreno, Arcángel recuperaría su taranta ‘A Temprano’ antes de encarar una más accesible parte final del concierto. ‘La Aurora de Nueva York’ de Lorca, sublimada en ‘Omega’ por Morente, dieron paso a los fandangos de ’23 Diez’, el recuerdo a Lole y Manuel en ‘Cabalgando’ y ‘Dime’ o ‘La Leyenda del Tiempo’, de Camarón de la Isla, revestida de sutiles arreglos de jazz para terminar de explotar la creatividad sin miedos, pero con respeto. Como fin de fiesta, la ‘Baladilla de los Tres Ríos’, de nuevo Lorca, para concluir un concierto de los que dejan huella en el aficionado que escucha y que premia la valentía.



Hoy, Tomatito y Camilo



El sábado, 14 de julio, será el turno de los multipremiados mundialmente Tomatito y Michel Camilo, presentando su fusión entre la belleza del jazz y la pasión del flamenco. Cuentan los protagonistas de uno de los dúos más elogiados de la música contemporánea que los inicios no fueron fáciles. Guitarra y piano eran dos instrumentos que tradicionalmente no habían formado alianzas demasiado fructíferas, se tenía la idea de que sus sonoridades no cuajaban. Con mucho respeto por el sonido del otro y sus respectivos instrumentos, Michel Camilo y Tomatito han destruido para siempre el prejuicio, convirtiendo sus creaciones en canon.


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