Con esta expresión ahuyentaban las madres de la postguerra a los niños y niñas cuando querían que se marchasen de algún lugar en el que no debían estar. Es una expresión que escondía miedo. Y detrás ello estaba el Crucero Canarias. El Canarias participó en numerosas maniobras bélicas a lo largo de los años de guerra y fue bombardeado sin éxito por la fuerzas republicanas. La guerra en Almería va ligada al Canarias y al terror que producía cuando se acercaba a la costa de nuestra capital. Tres hechos fueron decisivos para crear un ambiente de terror cuando era avistado en el horizonte: el bombardeo de la CAMPSA, la masacre contra los malagueños en los crímenes de la carretera de Málaga-Almería y el bombardeo nazi sobre la ciudad.
El humo de la CAMPSA
Almería fue una zona de retaguardia a lo largo de toda la guerra civil pero ello no le libró de ser atacada por tierra y aire al menos treinta y ocho veces. Recordado es el bombardeo nazi sobre la ciudad aquel treinta y uno de mayo de 1937, que causó 31 fallecidos y decenas de edificios destruidos. Aquella mañana de mayo muchos creían que el barco que los atacaba era el Canarias: quizás sea este barco, un crucero pesado de clase C-1, con cerca de 30 cañones y capacidad para albergar a 800 tripulantes, el que más estragos provocó durante los tres años de guerra entre los habitantes de Almería. En el documental Bombas y olvidos hay un relato muy significativo de lo que supuso el primer gran bombardeo del Canarias: el del 8 de noviembre de 1936 de la CAMPSA. Gloria Sevilla recuerda como se hizo de noche y que lo que caía al agua ardía. Aquello que ardía era la gasolina de los depósitos que la CAMPSA tenía depositados en uno de los muelles del puerto. El humo que provocó el incendio duró días y “tiraba unas motillas negras que quemaba también la ropa”. Fue el primera gran ataque contra la ciudad y desde ese día el miedo marcó a gran parte de la población.
Contra los malagueños
Durante las siguientes semanas no hay noticias sobre el crucero en Almería hasta que llega febrero de 1937. En los primeros días del mes Málaga va a ser incesante cañoneada por tres barcos que quedarán en recuerdo colectivo de los malagueños: el Almirante Cervera, el Baleares y el Canarias. Estos tres cruceros atacaron a la ciudad mediterránea en la víspera del ataque conjunto entre los mandos franquistas y los italianos. Las consecuencias ya las conocemos todos: entre 150.000 y 250.000 personas huyeron de Málaga por la carretera costera que se dirigía hasta Almería. Durante días, el Canarias, junto a los mencionados Almirante Cervera y Baleares, acosaron, persiguieron y masacraron a miles de civiles que huían por la costa en busca de seguridad. Es imposible dar una cifra exacta de las víctimas que cayeron en el camino pero las investigaciones la estiman entre 5000 y 10000 fallecidos. El Canarias tuvo un protagonismo espeluznante: el mando del crucero, ante las dudas expresadas por las tropas embarcas de que estaban disparando contra civiles, mandó seguir con el ataque durante toda la costa hasta llegar a las cercanías de Motril. Los testimonios de los malagueños al llegar a Almería sembró el pánico entre los habitantes de nuestra ciudad, que creían que las tropas franquistas iban a tomarla y que el Canarias llegaría pronto para bombardearla.
Lo cierto es que no llegó el Canarias sino la aviación nazi, que disparó contra los desprotegidos malagueños y provocó otra ola de pánica que pronto se materializó en el mayor ataque a Almería durante la guerra.
Llegan los nazis
El ataque nazi sobre Almería se produjo al alba del 31 de mayo de 1937. Dos días antes la aviación republicana bombardeó por error un barco de guerra alemán que estaba atracado en el puerto de Ibiza dentro de las maniobras de vigilancia de las costas españolas como parte del Acuerdo de No Intervención firmado por las potencias europeas. Los dos aviones “tupolev” no iban en busca del Deustchland, que así se llamaba el acorazado alemán, sino en busca del Canarias, que días antes había pasado por las costas del sureste y había atacado varios puntos, entre ellos el puerto de Almería y el Jaime I, el mayor y mejor buque que la República tenía en su flota. El “incidente del Deustchland” tuvo como consecuencia el brutal ataque alemán contra nuestra ciudad, que provocó, como señalaba antes, treinta y una muertes, decenas heridos y centenares de edificios destrozados.
Un calle para el Canarias
Terminada la guerra era hora de reconstruir barrios destrozados por la contienda y alzar otros nuevos. Esto último fue el caso del barrio de El Tagarete, levantado en los años 40. Si hoy paseamos por sus calles podemos observar algunas calles que conmemoran hechos de la guerra, como la calle Cruzada o la calle Belchite. Y, por supuesto, la calle Crucero Canarias. Aquel barco, de infausto recuerdo entre los mayores de nuestra ciudad, tiene una pequeña calle que le homenajea. Hace unos meses, en un pleno del Ayuntamiento, la oposición reclamó al equipo de Gobierno que retirara aquel nombre. Hubo compromiso, y polémica, por parte del Ayuntamiento de retirar de forma inmediata el nombre “Crucero Canarias”. Meses después aún sigue allí. Más allá de leyes y disputas políticas sigue siendo una auténtica vergüenza que los almerienses tengamos que honrar a un barco que provocó miles de muertes y mucho terror en nuestra ciudad.
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