“Sí, repite la hormiga, he visto las estrellas. Subí al árbol más alto que tiene la alameda y vi miles de ojos dentro de mis tinieblas”, reza ‘Los Encuentros de un Caracol Aventurero’, de Federico García Lorca. Oscuridad y tristeza del autor atormentado con la muerte, pero también con una pulsión de vida y de amor a la cultura popular. Emociones, confesiones y una fusión como pocos artistas que han cantado al poeta han logrado.
El domingo, Miguel Poveda ofreció de manera descarnada y visceral el resultado de su aproximación al universo artístico y humano del autor granadino recogido en su disco ‘Enlorquecido’, pero sin olvidar sus raíces jondas, donde contó con la colaboración estelar de Tomatito. Excepcional broche de oro a los grandes recitales del 52º Festival de Flamenco y Danza de Almería, organizado por el Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento.
Más de dos años de trabajo concienzudo, alejado de tópicos y de fórmulas conocidas, avalan la gira de Poveda. Guiado por la gigantesca figura del poeta, el cantaor revivió a Lorca, que casi se hizo carne anoche en la plaza de toros, gracias a la voz del artista catalán.
Más de dos años de trabajo concienzudo, alejado de tópicos y de fórmulas ya conocidas, avalan la nueva gira de Poveda. Guiado por la gigantesca figura del poeta, el cantaor revivió a Lorca, que casi se hizo carne anoche en la plaza de toros, gracias a la voz del artista catalán. Desde el inicio, con la escalofriante y premonitoria ‘No Me Encontraron’, con un fragmento Fábula y Rueda de los Tres Amigos, “bajo el cri cri de las margaritas, comprendí que me habían asesinado”, para continuar con la olorosa ‘Alba’ o la delicada ‘El Silencio’ o la guerrillera ‘Federico y Las Delicadas Criaturas’.
Una puesta en escena donde no faltaron proyecciones que acompañaban el sobrecogimiento, reforzando su devoción e identificación vívida. Una admiración por Lorca que siempre ha acompañado la trayectoria de Poveda, como demostró en la recuperación de la copla ‘Ojos Verdes’, nacida de una reunión entre Rafael de León, Miguel Molina y el poeta, así como ‘El Poeta Pide a su Amor Que Le Escriba’ y el ‘Romance de la Dulce Queja’, que ya fueron musicados en el anterior disco, ‘Sonetos y Poemas Para La Libertad’. Arreglos mimados al piano de un siempre exquisito Joan Albert Amargós, como en ‘El Amor Duerme en el Pecho del Poeta’, disfrutada con respeto silente por parte del público.
Tras esta fase más intimista, vendrían las formas ligeras de tango y rumba de ‘¡Ay, Voz Secreta del Amor Oscuro!’ y el canto al amor libre de la ‘Oda a Walt Whitman’ interpretada con luz cenital y en corro de palmas y jaleos, momento álgido del extenso repertorio. Nivel que no decayó en la ‘Carta a Regino Sainz de la Maza’, uno de los textos donde se refleja claramente la obsesión de Lorca por su fallecimiento, “yo vivo de prestado, lo que tengo dentro no es mío, veremos a ver si nazco”.
El cierre del tramo propiamente lorquiano vendría con ‘Canción de la Muerte Pequeña’, los aires de rock progresivo de ‘Grito Hacia Roma Desde la Torre Chrysler Building’, donde Poveda parece hacer un guiño a los discos de Pink Floyd que escuchaba su padre, y la cálida ‘Son De Negros En Cuba’.
Recital jondo, con Tomatito
Una pieza solista de Jesús Guerrero, que demostró
por qué es uno de los más firmes candidatos a ser figura de las
seis cuerdas en el futuro, realizó de interludio para separar los
dos bloques del concierto. Poveda volvió al escenario de la mano de
Tomatito y juntos interpretaron esos cantes de Levante trovados que
son ‘el reino de Almería’ y también una rápida tanda de
tientos y tangos donde no faltó un recuerdo a Enrique El Mellizo.
No sería la única referencia a figuras de la historia del cante. Y es que Poveda, convertido en una estrella de la canción, no flaquea a la hora de remangarse en letras y cantes clásicos. Así, tras una guajira marchenera, y como si todavía tuviera que demostrar su conocimiento de la vieja escuela, vendría una ronda de seguiriyas con versos popularizados por Camarón, Manuel Torre y Antonio Mairena. Las alegrías ‘Huele a Sal’, con estampas de la Perla, La Caleta, Juanito Villar y Chano Lobato, dieron paso a la fiesta final, en la que aparecería de nuevo Tomatito y donde no faltó el cante grave de El Londro, corista de lujo de Miguel Poveda, ni tampoco otro recuerdo al de La Isla de San Fernando con ‘La Cigarra’.
Tras más de dos horas de concierto y cuando todo el mundo daba por finalizado el recital, Miguel Poveda volvió al escenario con impecable americana blanca para brindar un recuerdo a Adela La Chaqueta en ‘Voy a perder la cabeza por tu amor’. “Estamos grabando todas las partes flamencas de los conciertos y os puedo asegurar que esta versión se va a quedar en el disco”, afirmó antes de, pleno de lógica, cerrar la noche como la empezó, con ‘La Leyenda del Tiempo’ de Lorca, “como homenaje también a todos los que le han cantado, Enrique Morente, Carmen Linares, Camarón…”.
Y así, abrazados sueño y tiempo, se dio por florecida otra noche para el recuerdo.
Organizado por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería, el Festival Flamenco cuenta con el apoyo público de Diputación Provincial y el INAEM del Ministerio de Cultura y con Cruzcampo como patrocinador principal. Con la colaboración de Indanza, Universidad de Almería, Peña El Taranto, Peña El Morato, Hyundai, Espacio Gastronómico Tony García, Avenida Hotel, Grupo Cosentino, La Tate Flamenco y Radiolé.
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