Seguramente no conozcáis a este señor. Yo tampoco le conocía. Pero resulta que fue una de las estrellas más grandes del Hollywood primigenio, un autentico rey de la comedia, que, como muchos otros cómicos, tuvo una complicada vida privada. Es más, hoy en día es más conocido por “El escándalo Fatty Arbuckle” que por sus propias películas. Luego veremos por qué.
En realidad se llamaba Roscoe Arbuckle y nació en Smith Center, Kansas, en el año de nuestro señor de 1887, y en el seno de una familia numerosa, de nueve hermanos, y complicada, ya que su madre murió cuando aún era un niño y su padre era alcohólico.
Con tan solo ocho abriles tuvo la oportunidad de hacer un pequeño papel en los escenarios con la Webster-Brown Stock Company, una compañía dedicada a espectáculos de vodevil. Fue el principio de una carrera que poco a poco le fue precipitando al cine: así, tras pasar por un par de compañías, empezó su carrera cinematográfica con la compañía Selig Polyscope, en 1908.
Allí adquirió el sobrenombre de Fatty (“Gordito”), a causa de su gordura, pero a pesar de su gran “tonelaje”, Roscoe era ágil en la escena y demostró habilidad para realizar graciosas volteretas, su sello personal; además de que se le daba bien cantar y tenía un gran sentido del humor. Nunca le gustó ese apodo, hasta el punto de que en el trato cotidiano pedía que no se le llamase así. No lo consiguió.
Después de aparecer en varios títulos en la citada compañía, en 1913 logró que Mack Sennett se fijara en su potencial como estrella cómica y le incorporó a los Keystone Cops. Este fue el impulso definitivo para su carrera, alcanzando el estrellato con la serie de comedias protagonizadas por él y por Mabel Normand, esposa de Sennet. La pareja era conocida como “Fatty y Mabel”.
Así, en 1916, Arbuckle era un estrella igual de importante, o más, que el propio Charles Chaplin. No es de extrañar que la Paramount le ofreciera el control total de sus películas. En 1921 se convirtió en el primer actor en ganar un millón de dólares. Era el rey de la comedia, tanto que tres grandes del cine cómico, Charles Chaplin, Buster Keaton y Harold Lloyd, trabajaron con él de secundarios.
A Keaton le descubrió en Nueva York, y fue Arbuckle el que le dio su primera oportunidad en el cine. Trabajaron juntos en una docena de filmes, con resultados muy fructíferos. Se forjó así una amistad que se probó auténtica con la posterior caída en desgracia de Fatty: en efecto, su amigo mantuvo la relación, aunque le miraran mal por ello, y le ofreció trabajo como guionista en El joven Sherlock Holmes, aunque el orondo actor acabó desmarcándose.
Arbuckle estaba particularmente asociado con el gag del pastel en la cara, un cliché de la historia de la comedia muda. Según la leyenda, creó este gag después de un encuentro con el ejército de Pancho Villa en Río Grande, durante una actuación en El Paso, Texas. La historia cuenta que el actor estaba haciendo un picnic cerca del río junto a unos amigos, cuando ellos y los hombres de Villa, que estaban en la otra orilla, empezaron a arrojarse frutas. El momento estelar fue cuando Arbuckle derribó a uno de los hombres de su caballo arrojándole un manojo de plátanos, cosa que hizo que a Villa le entrara un ataque de risa…
La caída
Pero, cuando estaba en todo lo alto, llegó la tragedia. El mismo año que la Paramount comenzó a pagarle un millón de dólares por película, 1921.
El 3 de septiembre, Arbuckle se montó una fiestecica en un hotel de lujo de San Francisco con algunos amigos y varias chicas. Entre ellas estaba una aspirante a actriz, de 26 años, llamada Virginia Rappe. Con ella fue a la fiesta Maude Delmont, conocida chantajista contra la que la policía de California había presentado no menos de 50 cargos por extorsión, bigamia y fraude.
Pues bien, durante la fiesta, Fatty se excusó y fue a su habitación para cambiarse de ropa y usar el baño. Allí se encontró con la joven Virginia, borracha y vomitando (tras 48 horas de fiesta). La recogió del suelo, la dejó en la cama, y se fue al cuarto de baño a ponerse el esmoquin, pero al salir vio que la chica se había caído de la cama y solicitaba ayuda. Fue examinada por el doctor del hotel, que dictaminó que la mujer simplemente estaba intoxicada y ordenó que la llevasen a un hospital.
A los cuatro días, Virginia falleció de una peritonitis causada por una perforación en la vejiga.
Maude pensó que podía chantajear al actor y decidió denunciarlo a la policía acusándole de violación, alegando que la ruptura de vejiga se produjo mientras el actor violaba a Rappe con una botella, con la esperanza de llegar a un acuerdo económico con sus abogados. Pero el asunto se le fue de las manos.
Calado nacional
El 11 de septiembre Roscoe fue arrestado acusado de asesinato. El fiscal del distrito, un tal Matthew Brady, intuyendo la publicidad que podía conseguir para sus aspiraciones políticas, decidió seguir con la acusación, a pesar de que Maude daba una versión distinta cada vez que tenía que declarar. El juicio se convirtió en un acontecimiento nacional y ocupó las portadas de los periódicos, especialmente de los pertenecientes al imperio de William Randolph Hearst (alardeaba de que había conseguido vender más periódicos con el caso Arbuckle, que con el hundimiento del Lusitania).
Tras dos juicios nulos, en los que el jurado no se ponía de acuerdo, en el tercero el jurado sólo tardó seis minutos en emitir un veredicto de inocencia por falta de pruebas. Pero la infamia destruyó la carrera y la vida personal del artista. Se convirtió en una especie de chivo expiatorio y todo el mundo le dio la espalda. Los dueños de los estudios prohibieron a los amigos de Arbuckle en la industria cualquier muestra de apoyo público. Sin embargo, Keaton hizo una declaración pública en apoyo de su amigo, resaltando que era una de las almas más amables y bondadosas que había conocido.
La Oficina Hays, que controlaba toda la producción cinematográfica, retiró y prohibió todas las películas de Arbuckle, aunque más tarde declaró que deberían dejar al actor continuar trabajando en Hollywood. Muchas de las películas de Arbuckle se perdieron, aunque algunas se salvaron de la quema.
Arbuckle intentó volver a la realización de películas, pero la prohibición de sus películas no se lo permitió, y cayó en el alcoholismo. Aun así realizó algunas cintas sin importancia con el seudónimo William Goodrich. E incluso, en 1931, firmó un contrato con Jack Warner para protagonizar seis cortometrajes cómicos.
Pero el 28 de junio de 1933, tras acabar la filmación del último de estos cortos, falleció de un infarto. Solo tenía 46 años.
Fue incinerado y sus cenizas dispersadas en el Océano Pacífico
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