Ruta en vespa por los faros de Almería

Siete amigos recorren en moto de Adra a Garrucha

El grupo de aventureros saluda desde sus vespas con uno de los faros al fondo.
El grupo de aventureros saluda desde sus vespas con uno de los faros al fondo. La Voz
Marta Rodríguez
07:00 • 13 oct. 2018

El coqueto faro de Adra. El de Los Baños, que parece un trampolín desde el que saltar al mar de plástico. Sabinal, con su riqueza de aves y de flores. Roquetas, reutilizado como centro cultural y social. San Telmo y sus impresionantes vistas al acantilado. Almería, revoloteado por mil gaviotas al entrar por la bocana del puerto. Cabo de Gata y su larga historia. La Polacra, el más alto del Mediterráneo. Mesa Roldán, historia viva de los faros. Y Garrucha, sin actividad.




Son impresiones de los diez faros de la provincia recogidas por siete almerienses que los recorrieron en septiembre a lomos de sus vespas. Con una media de 120-150 kilómetros por jornada, hicieron un total de 418 en tres días. En las mochilas llevaban ilusiones, una bolsa de parches para los pinchazos, herramientas para pequeñas averías, chubasqueros, cámaras de fotos, el móvil, acuarelas y un pequeño cuaderno de viaje.




Se trata de Palen, Carmen, Miguel Ángel, Gemma, Vilchez, Agustín y Tintín, un grupo de amigos que necesita el mínimo pretexto para salir a “rutear”. Casi todos participaron en el verano de 2016 en un recorrido por carreteras secundarias de la provincia que denominaron primera Vuelta a Almería. Buscando itinerarios alternativos, se les ocurrió la idea: “Unos amigos habían visitado el Faro de Mesa Roldán, nos generó curiosidad, investigamos un poco y planificamos la ruta, nos pareció atractiva y realizable”, explica Palen.




Aunque en su aventura anterior el paisaje resultó más variado, la ruta por los faros, según Tintín, les han brindado la posibilidad de pasar por núcleos urbanos, invernaderos, la Reserva Natural de Punta Entinas- Sabinar -con charcas y lagunas- y el Parque Natural de Cabo de Gata.




Además, los moteros pidieron permiso a la Autoridad Portuaria para poder visitar algunos faros, lo que les ha dado acceso a lugares en cierta medida restringidos. “Hemos podido ver distintos puntos de vista de Almería que no se aprecian normalmente, unos por altitud y otros por la ubicación como, por ejemplo, el faro de Almería, que te permite contemplar la totalidad de la ciudad desde una perspectiva que nunca habíamos admirado”, añade Vilchez.




Entre los momentos mágicos de la experiencia, Miguel destaca la visita a Mesa Roldán para conocer el trabajo de Mario Sanz, el último farero de la provincia. “El entusiasmo por su trabajo, el museo que ha creado y el testimonio de vida en una profesión a extinguir nos evocaron momentos románticos y solitarios”, relata.







Al mismo tiempo, Carmen y Agustín enumeran la estancia en plena naturaleza en el Rancho Pancho, la estupenda cena en el Kraken dentro del Molino de Fernán Pérez, las buenas charlas de sobremesa, las risas en el camino y el concierto de jazz de Perico Sambeat en Carboneras.


“La lluvia nos acompañó todo el camino haciendo la ruta más mágica”, señala Gemma. “Viajar en vehículos de más de 30 años tiene su encanto y su punto de aventura”, apostilla Tintín.


A lo largo de la ruta, la ilustradora Carmen F. Agudo -una de las aventureras- reflejó lo vivido en un bonito cuaderno de bitácora. “Son instantáneas que trasmiten arte, creatividad e imaginación”, define Agustín.  “Siempre que puedo en mis viajes me gusta hacer un cuaderno con dibujos rápidos y desenfadados. De ahí surgen ideas para nuevos trabajos y temas para mis ilustraciones; de esta ruta saldrán varias”, cuenta Carmen.




¿La próxima aventura? La segunda Vuelta a Almería en vespa, para la que ya tienen las motos casi arrancadas.


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