“No creo que la sociedad vaya a mejor pero es un orgullo ser mujer y feminista”

En un futuro apocalíptico, los parados del mundo no pueden acceder al único edificio sobre la faz de la Tierra y a las gentes que lo habitan. Y a medio camino, con carta blanca para estar con unos y otros, una pandilla tan preocupada por filosofar como ajena a la lucha de clases que le rodea. Con ‘Tiempo después’, ya en cines, José Luis Cuerda dispara a todos, y a todo, con un ojo puesto en el universo inclasificable de ‘Amanece que no es poco’.

Una comedia coralísima que nos permite reencontrarnos con la almeriense Nerea Camacho (Balanegra, 1996). La ganadora de un Goya por ‘Camino’ vuelve así a la pantalla grande para unirse a esta fiesta tras una aventura americana en la que ha protagonizado series de gran audiencia como ‘La esclava blanca’ (disponible en Netflix) y ‘En tierras salvajes’.

Han pasado seis años desde ‘Tengo ganas de ti’, su última película. ¿Por qué tanto tiempo?

Porque gracias a Dios han salido otras cosas [la serie colombiana ‘La esclava blanca’, y la mexicana ‘En tierras salvajes’]. Si me gusta el proyecto y el personaje, me da igual que sea cine, televisión o teatro.

Seis años sin hacer cine. Los mismos que José Luis Cuerda sin dirigir.

Nos estábamos esperando (sonríe).

’Tiempo después’ ha visto la luz gracias al empeño de gente como Andreu Buenafuente, Berto Romero, Edu Galán y Arturo Valls. ¿Cómo llega aquí?

Es muy bonito que se hayan reunido los fans de Cuerda para que la película saliera adelante, porque la novela se publicó hace años. Yo estaba en México terminando de trabajar cuando me llamaron para ofrecerme este personaje. No me lo pensé, sabía que hiciera lo que hiciera Cuerda sería increíble, así que acepté sin leer el guion. Luego aluciné: es una comedia muy difícil de entender en una primera lectura, como nos pasó a todos los actores. Tiene el sello de Cuerda.

Dicen que es un director con carácter que en la distancia corta es pura bondad.

Es muy serio pero cuando se acerca a ti lo hace con un chiste: al principio me costaba entender si me hablaba de verdad o si me tenía que reír. Siempre está gastando bromas y contando todo tipo de historias. Es muy claro dirigiendo, sabe expresarlo y pedírselo al actor. Ha sido un descubrimiento conocerlo.

El regreso de Cuerda se hace también especial por cómo conecta con el universo de ‘Amanece que no es poco’, filme de culto.

Sí, hay muchos ‘amanecistas’ que estaban esperando esta película aunque no es una continuación: es la forma que tiene Cuerda de mandarle mensajes a la sociedad.

Para usted, es su primera incursión en la comedia pura y dura.

Ha sido un reto porque el personaje no tiene nada ver conmigo ni con nada que haya hecho antes. Hay mucho trabajo corporal, de voz, de dicción. Tengo poquitas apariciones pero ha sido muy divertido, más cuando encarnas a alguien que es tan lejano a ti.

Ese personaje al que hace mención forma parte de una pandilla de jóvenes, una especie de ‘ninis’ extremadamente cultos. ¿Cómo les explicó el director que quería?

Los textos son complicados, parecen poesía, y no puedes expresar algo que no entiendes, no tendría sentido. Recordábamos a los filósofos del instituto pero Cuerda nos habló de todo sobre lo que discuten nuestros personajes. En la historia, estos adolescentes son los únicos que pueden salir del edificio y hablar con los parados. Pero los conflictos entre ambos mundos les dan igual: a ellos solo les mueve la literatura y la filosofía.

Cuerda critica todo, incluso esa supuesta inacción de la juventud actual, que no siempre trasladan a la realidad el espíritu combativo que sí suelen mostrar en las redes sociales.

Sí, manda un mensaje a los jóvenes, a su compromiso. Cuando estoy con mis amigos les digo: venga, vamos a dejar el teléfono y a hablar, que para eso nos estamos viendo, no para estar en una mesa mirando una pantalla. Soy consciente pero tampoco puedes abandonar el teléfono. Para mí, es una herramienta de trabajo: por las redes sociales o por los correos que tienes que contestar. Pero me da miedo que nos convirtamos en personas frías y que pierdas tu privacidad.

Este 2018 ha estado marcado, entre otras cosas, por el movimiento ‘Me Too’. ¿Cómo lo ha vivido?

Estoy orgullosa de ser mujer y feminista, y de luchar por intentar cambiar esta sociedad. Creo que nos educan de forma errónea desde que somos pequeños: todos decimos cosas machistas y es así porque las tenemos interiorizadas, como cuando dices que algo es un coñazo. No creo que la sociedad vaya mejorando; al contrario, va a peor. Sí es cierto que hablamos más de estas cosas y las tenemos más a mano. Pero aun siendo conscientes, hay que seguir.

”El único lugar donde el éxito viene antes del trabajo es en el diccionario”, dice en su perfil de WhatsApp. Sin embargo, el éxito de ‘Camino’ le descubrió siendo una niña y una recién llegada a este mundo. ¿Cómo lo recuerda, ahora que han pasado diez años de su estreno?

Es cierto lo que dices pero creo que haber hecho ‘Camino’ fue un éxito puntual. El verdadero éxito ha sido seguir estudiando, haciendo castings y trabajando en esto.

¿Qué proyectos tiene para este nuevo año?

Tengo una película pendiente de estrenar, aún sin fecha cerrada: ‘El último cine vivo’, de César Ríos. Como ‘Tiempo después’, es muy coral, son varias historias que tienen en común que transcurren en un cine. Y tiene un mensaje muy bonito, porque reivindica los cines de barrio, tan necesarios, que están cerrando. También tengo una obra de teatro que empezaré a ensayar a mediados de febrero.

¿Y qué le pide a 2019?

Siempre pido lo mismo: que las cosas no cambien mucho y sea al menos igual que el 2018. Y mucha salud y poder contar con mi gente, es lo único que pido. Lo demás puedes trabajarlo.