María Enciso, poetisa en el exilio

Fue sobre todo una luchadora comprometida con la lucha por la emancipación de la mujer

María Enciso.
María Enciso. La Voz
Juan Francisco Colomina
21:38 • 15 ene. 2019

María Enciso Amat, o María Pérez Enciso, fue una de aquellas grandes mujeres de nuestra tierra que la dictadura franquista quiso enterrar en el olvido. Al igual que Carmen de Burgos, María Enciso ha visto renacer su vida y obra en los últimos años gracias a algunos estudios y biografías de los investigadores locales. No vamos a repasar aquí su semblanza poética ni su trayectoria inicial en Almería sino que retrataremos su labor política y humanitaria durante la guerra española y el exilio.  María Enciso nace en Almería en 1908. Pronto muestra una inquietud por el saber y la literatura. Casada con Francisco del Olmo, el matrimonio no fructificó y pronto acabó en divorcio. De aquella unión saldría lo que la propia María Enciso nombró como “su obra más preciada”: su hija Rosa. También sería la fuente de sus preocupaciones.



María Enciso no solo fue poeta y madre. Fue sobre todo una luchadora comprometida con la lucha por la emancipación de la mujer, por el bienestar de los niños, y sobre todo una firme defensora de la libertad. Durante la II República se mantuvo políticamente muy activa en los sectores de la izquierda llegando a militar en el Partido Comunista y en PSUC catalán.



Inicio de la Guerra Civil
Al estallar la guerra se posicionó rápidamente a favor de la República. Tras la formación del Gobierno de Largo Caballero en el otoño de 1936, María Enciso es llamada por la Ministra de Sanidad y Asistencia Social, Federica Montseny, para hacerse cargo de la evacuación de niños a Francia y Bélgica. En colaboración con el Gobierno vasco, María Enciso, como Delegada del gobierno central, organizó las expediciones que llevaron a Bélgica en diciembre de 1936 a más de 1200 niños que fueron acogidos por familias adscritas al Partido Socialista belga. Pero fue Francia, sin duda, el país que más niños acogió durante la guerra y en exilio. La mayor expedición organizada por la almeriense fue la de abril de 1937 desde el puerto de Valencia hasta el sur francés: alrededor de 560 niños y niñas fueron trasladados hasta las colonias infantiles de todo el sur de Francia y allí permanecerían, en muchos casos, hasta acabada la II Guerra Mundial. María Enciso luchó por el bienestar de los niños republicanos en España hasta que fue cesada en mayo de 1937, con la caída del gabinete de Largo Caballero. Desde entonces, y hasta la caída de Cataluña en enero de 1939, nuestra protagonista se mantuvo activa en la política y en protección de los más débiles colaborando con las instituciones gubernamentales. Como casi todos los republicanos comprometidos, tuvo que marchar al exilio. Es aquí cuando comienza el principio del fin de nuestra poeta almeriense.



En Francia tendría la suerte de no estar encerrada en un campo de concentración ni en un centro de alojamiento gracias a su pasado como alto cargo del gobierno y a sus contactos diplomáticos. Marchó con su hija, de apenas dos años. Pero su delicada situación no impidió que ayudar a miles de republicanos, especialmente a mujeres y niños, a encontrar lugares dignos de alojamientos y a facilitarles pasajes para marchar a México. María Enciso también se marcharía con ellos.



Periplo por América
Su periplo por América fue penoso: evacuada de Francia gracias al Servicio de Ayuda a los Republicanos Españoles (JARE) paso una década deambulando por Colombia, Argentina, Cuba y México. Poco sabemos aún del motivo de sus viajes pero en la documentación que ella mismo dejó se quejaba amargamente de no encontrar la estabilidad laboral necesaria para poder asentar “su nueva vida de exiliada al servicio de mi propia vida”.  Su hija Rosa fue su máxima preocupación. Separadas al cruzar el Atlántico, María marchó a Colombia y dejó a su hija a cargo de alguna persona de su máxima confianza mientras ella conseguía alguna plaza de profesora de literatura. Lo más que pudo conseguir fue trabajos inestables en revistas y periódicos. Empobrecida tuvo que pedir ayuda de nuevo a la JARE para poder pagarse un pasaje hasta Argentina para “estudiar en los Servicios Sociales de aquel país”. Finalmente no consiguió ayuda para aquel viaje y marchó a Cuba. Tras una brevísima estancia en el país caribeño, marchó a México, donde se reencontró con su querida “Rosita del Olmo”.  Ayudada por los propios exiliados españoles en México pudo dedicarse, esta vez así, a escribir para revistas literarias y a las tertulias políticas, así como a su producción poética. Pero el salario no llegaba más que para sobrevivir y la almerienses insistía en poder darle a su hija una educación esmerada: de nuevo recurrió a la JARE para pedir una beca para su hija, que ya iniciaba el primer curso de educación secundaria. Contaba con 8 años y ya era una excelente estudiante según los boletines académicos. Para María Enciso era motivo de orgullo y así lo dejó escrito en una carta a otra almeriense, Mercedes Rull.



Fallecimiento 
La vida de María Enciso acaba de forma abrupta en 1949 cuando una operación de apendicitis mal curada se le complica durante varios días y acaba en fatal desenlace. Dejaba una producción poética bastante interesante que merecería la pena rescatar, con una vida de lucha política y humanitaria admirable y una hija de apenas 12 años que prometía seguir los pasos de su madre. En una época donde la reivindicación feminista está copando el merecido espacio que merece, no sería mal momento realzar la figura multidimensional de una almeriense extraordinaria como la de María Pérez Enciso, poetisa y luchadora por la libertad de la mujer y los derechos esenciales de toda persona.





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