He empezado a interesarme / por algunos procesos geológicos: / en mi carne cristalizada hay signos / que de saber interpretarse /explicarían cómo se han formado / algunas cadenas montañosas //…
Aquel niño pasaba las horas sentado frente a la ventana. Podía descubrir un mundo nuevo cada vez que atravesaba su transparente frontera. Un río de casas que nunca era el mismo ante una mirada nueva, un bosque de personas incandescentes que brotaba de sus cenizas con intenso verdor momentos más tarde, una enorme canasta de piel humana que unas veces contenía naranjas y otras veces humeantes vísceras de paloma… Un día, aquella ventana se convirtió en espejo y el cristal se hizo impenetrable. Solo a un hombre pudo distinguir a través del rectángulo de vidrio. Un hombre deshecho en un auxilio mudo. Un hombre allí atrapado por el espeso azogue de la experiencia. Entonces dijo el niño - no sufras, otro, también en ti me reconozco.
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HOY nos acompañará en las Dulces Tardes Poéticas la lectora fiel a la literatura que es ventana y espejo, la que atraviesa el cristal para mirarse en otros mundos y la que se identifica en su propio reflejo. La poeta que escribe para entenderse y para comprender a los demás, Miriam Reyes, poeta Santa Paula #34. Miriam firma la plaquette que hoy recuerda de nuevo a José Ángel Valente a través del pastelillo que da nombre al librito, aquel pastelillo de luz que el poeta gallego degustaba en el antiguo establecimiento de La Dulce Alianza.
Nota biográfica
Miriam Reyes es poeta, traductora y vídeocreadora. Nació en Ourense y a los ocho años emigró con sus padres a Caracas. Estudió Letras en la Universidad Central de Venezuela y Filología Hispánica en la Universitat de Barcelona. Ha publicado los libros de poesía: Espejo negro (DVD, 2001), Bella durmiente (Hiperión, 2004), Desalojos (Hiperión, 2008), Haz lo que te digo (Bartleby, 2015), Prensado en frío (Malasangre, 2016) y Sardiña (Chan da pólvora, 2018). Su obra ha sido recogida en antologías nacionales e internacionales como Feroces (DVD, 1998), 25 poetas españoles jóvenes (Hiperión, 2003), Mujeres en su tinta. Poetas españolas en el Siglo XXI (Ed. Atemporia & UNAM, 2010), El poder del cuerpo (Castalia, 2009), (Tras)lúcidas (Bartleby, 2016), Sombras di-versas. Diecisiete poetas españolas actuales (Vaso roto, 2017) y Centros de gravedad. Poesía española en el S.XXI (Pre-textos, 2018), entre otras.
Ha sido traducida al portugués, italiano, inglés, árabe y al serbo-croata. Ha editado y traducido la antología de poesía gallega Punto de ebullición (FCE, 2015), así como a poetas gallegos, catalanes y portugueses contemporáneos.
Desde el año 2001 experimenta con la escritura audiovisual y el recital multimedia. Ha presentado sus video-recitales en festivales de poesía, 'spoken word' y artes escénicas, como Yuxtaposiciones, Palabra y Música, BAD Bilbao o Cosmopoética.
Mantiene la página de escritura colectiva www.prensandonosenfrio.com y codirige la editorial Marisma.
Poética
Miriam sintió el aliento cercano de las Letras a los 8 años. Los más de 6500 kilómetros de distancia que separan Ourense de Caracas dibujaron con trazo grueso sobre el yo de aquella niña una interrogación difícilmente abarcable desde lo real y lo tangible. No es extraño que sólo la ficción lograra ubicar el contenido de nuestra autora en el continente, en el cuerpo que, cada día, asumía su reubicación familiar en una tierra tan extraña.
Venezuela, Holanda… Aquí, confiesa, comprendió que la patria no es un lugar sino un espacio donde uno se encuentra y se busca al mismo tiempo, una dimensión que se atraviesa y, atrapado en ella, colabora en la configuración de su estructura: el lenguaje. La lengua castellana se convirtió en el refugio de Miriam y, desde allí, comenzó a comprender la etimología del recorrido. En Holanda, entendió también que la libertad creativa se paga con la moneda de la realidad, “hace muchos años, cuando vivía en La Haya, hice un videoclip de animación que ganó un pequeño premio en un festival y varios estudios se interesaron por mi trabajo, en las entrevistas se les veía entusiasmados pero me decían que no era lugar para mí, que yo debía crear con libertad... Así que acabé trabajando de secretaria en una empresa de compra y venta de productos informáticos en una pequeña ciudad holandesa.”
Así comenzó a hacer sólido el instinto del arte y la poesía. Una época de lectura como fuente principal de escritura y pensamiento. Estando atenta a la vida, a las cosas pequeñas que terminan horadando las capas del cuerpo somos, materia y psique.
“Me interesa la precisión, la exactitud. También el margen de error y todos los márgenes. Los instrumentos que cortan. La sonoridad de la voz retumbando dentro del cuerpo. La percepción. Me interesa la realidad física, la realidad percibida y la realidad imaginada. Me interesa indagar, seguir preguntándome, poner el cuerpo en la escritura”. Así se expresa esta autora gallega, que en literatura sobre el papel tiene como referentes a autores como Anne Carson, Celan, Blanca Varela, Lorca, T.S. Elliot, Olvido García Valdés o Ana Ajmátova.
Desde el pixel que ocupa en la fotografía actual de la poesía, Miriam intenta “aportar algo propio: mi mirada, mi percepción de la realidad, mi manera de concebir el lenguaje y la comunicación. Intento ser implacable conmigo misma, vencer los miedos, enfrentarme a lo que me pasa, tanto por la vida como por la cabeza. E intento entenderme y entender a los otros. Mi propuesta es humilde, personal e íntima”, concluye nuestra autora.
Estudiarse es más útil de lo que algunos consideran / en mi caso / por ejemplo / me sirve para saber si contengo / reservas petrolíferas / o si sería un buen lugar / para almacenar desechos nucleares.
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