En París son todo un icono y en Madrid, con sus azulejos pintados en el centro de la capital, se han convertido en un reclamo turístico más. Sin embargo, Almería no ha dado con la tecla para hacer del nombre de sus calles un símbolo más de la ciudad.
De hecho, desde finales del siglo XIX la ciudad de Almería ha tenido seis formas distintas de anunciar los nombres de sus calles. Sumándole las placas de determinados barrios y calles del centro, esta cifra roza la decena.
El origen
Tal y como establece el arqueólogo y miembro del Instituto de Estudios Almerienes Antonio Andrés Díaz Cantón, la primera de las inscripciones de calles que se conservan a día de hoy en la ciudad es, en realidad, un par de indicaciones de barrios.
En concreto, Díaz Cantón señala a dos inscripciones pintadas en la torre de la Catedral y en la fachada del edificio consistorial de la Plaza Vieja. En ellas se lee “Barrio” y “Manzana”, lo que el arqueólogo interpreta como una primigenia forma de ordenar las zonas de la ciudad y que, a lo largo de las décadas, ha ido repintándose para llegar hasta nuestros días.
En cuanto a las placas más antiguas que quedan en la ciudad, suelen pasar inadvertidas: son blancas, de mármol y cuentan con letras de plomo fundido.
Este tipo de placa, que Díaz Cantón enclava en las últimas décadas del siglo XIX, pueden encontrarse en calles como Moncada Calvache o la del Doctor Leal de Ibarra. Además, un famoso bar del Casco Histórico guarda entre sus trofeos una de estas piezas de mármol, salvada de un derribo cercano a la Plaza Vieja.
Los felices 20
De un vivo color azul, con letras blancas y hechas en porcelana son las placas que aún se conservan en calles tan castizas como la de la Almedina, González Garbín o la recoleta plaza de Salvador Torres Cartas, entre Bendicho y la calle Braulio Moreno.
Según el miembro del IEA, estas placas corresponderían a una etapa previa a la Guerra Civil, probablemente entre las décadas de los años 20 y los años 30.
Posguerra
Ya tras la Guerra Civil, surgen en Almería dos tipos de placa más, de los que aún quedan muchas muestras en la ciudad y que, de hecho, suelen identificarse como las placas más identificativas de la ciudad.
Una de ellas es la que muestra las letras de forma individualizada, en placas cerámicas cuadradas de color azul oscuro. Se pueden encontrar en la Plaza de Bendicho, la calle Murillo, la Plaza Virgen del Mar, la calle Arco, Jovellanos...
También de posguerra son las placas más grises y con más variantes de la ciudad: con apariencia de lápida, calles como Gutiérrez de Cárdenas, Descanso, Emilio Ferrera o la plaza Campoamor tienen esta placa que unas veces se muestra con las letras ‘talladas’ en la placa y en otras ocasiones, con ellas sobresaliendo.
Y hoy, fondo blanco con borde y letras verdes acompañadas del escudo de la ciudad: así son, por el momento, las placas de una Almería que en más de un siglo no ha dado con la tecla para hacer de sus calles santo y seña.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/5/vivir/172043/la-ciudad-de-las-mil-y-una-placas