“Me habría encantado ser pianista, pero llevo toda la puñetera vida escribiendo”

Entrevista con el dramaturgo De la Trinidad

Antonio de la Trinidad, rodeado de sus discos favoritos.
Antonio de la Trinidad, rodeado de sus discos favoritos.
Carmen K. Salmerón
07:00 • 25 may. 2019

Los diálogos chispeantes de sus personajes, reventones en sentido del humor fino e inteligente, le han convertido en uno de los dramaturgos más punteros. Escribió su primera novela a los catorce años. La que lleva entre manos pudiera ser un revulsivo: “Quiero sacarle los colores a Almería; más que a Almería a unos cuantos de sus habitantes”.



Antonio de la Trinidad Ruiz, el hombre que retuerce el drama hasta llevarlo al vodevil, vuelve con ‘Tocata y Fuga’, continuación de ‘Malas y Maldecías’. En esta ocasión, Balbina y Mª José desvelan sus pericias en un convento. 



¿Qué soñabas con 18 años?



A esa edad estaba haciendo ‘la mili’ en Viator. Soñaba con que no me arrestaran o me endosaran un servicio que me impidiera salir de pernocta. He tenido sueños puntuales que no se han cumplido porque no los he perseguido. Me habría encantado ser pianista aunque lo cierto es que llevo toda la puñetera vida escribiendo. Mi primera novela fue con catorce años, ‘Espiritismo’, ambientada en la época ‘eduardiana’ británica. 



¿Qué queda de esos sueños?



Ahora duermo en mi casa, me acuesto y me levanto casi siempre cuando quiero: un logro importantísimo.



 Tu plato favorito



Las patatas fritas con huevo. El chorizo me vuelve loco y siempre tendrá las puertas abiertas.


¿Qué música te transporta a tu infancia?

Manolo Caracol, Fosforito, la copla… Íbamos con cierta frecuencia a un cortijo que tenía Moncada Calvache en Alhama. Conducía mi padre. Nos hemos formado musicalmente en el coche.


 ¿Y a tu adolescencia?

Muchísimos artistas, Beatles, Dinarama, Gabinete Caligari, Madonna, Sara Montiel…


El primer disco que compraste...

No me acuerdo. A partir de los 14 años compraba mucha música clásica, sobre todo casetes de las series más económicas de la Deutsche Grammophon.


Tres discos de cabecera...

La Primera Sinfonía ‘Titán’ de Gustav Mahler dirigida por Rafael Kubelik; la ‘Carmen’ de Georges Bizet dirigida por Claudio Abbado; ‘True Blue’ de Madonna.


¿Eres más de Raphael o de Camilo Sesto?

Uno tiene la pluma más lustrosa que el otro, pero me encantan ambos, son dos artistas sensacionales. También irá más gente al entierro del uno que del otro, habrá que esperar a ver qué pasa.


Defínete con un estilo musical.

Los clásicos ocupan la mayor parte actualmente. Me persigue el folclore, aunque mis preferidas están todas muertas. A Isabel Pantoja, que no lo está, aunque va de camino al tanatorio, le tengo un retrato colgado en mi casa.


¿Cuál es la música que amansa la fiera que llevas dentro?

Más que una música es un sonido: el que producen esos silbatos que sólo oyen los perros.


¿Qué canciones hacen que se te dispare la imaginación?

Los musicales americanos, desde ‘My fair lady’ hasta ‘Jesucristo Superstar’, el de Jaime Azpilicueta con Camilo Sesto. Soy muy amante del género. De hecho estoy preparando un monólogo musical a piano para Dita Ruiz, basado en ‘El último cuplé’, de Juan de Orduña.


Cuando estás al borde de un ataque de nervios, ¿qué escuchas?

Portazos. Los doy yo mismo. Menos mal que con los años han sufrido una merma importante…


 ¿Qué música te lleva a otros estados mentales a la hora de escribir?

Uso mucha música a la hora de escribir, y elijo al artista según sea la cosa, pero cuando arranco de veras se me olvida lo que estoy escuchando. Recuerdo cuando estaba escribiendo la versión de ‘Carmen’, empecé escuchando copla. Parece que no, pero el personaje de Carmen es muy de copla.


 ¿Qué temas definen, por un lado a ‘Tocata y Fuga’, por otro a Balbina y a María José?

‘Tocata y fuga’ es el sucinto y desafinado coro del monasterio benedictino de El Paular (Rascafría, Madrid); a Balbina le gustan Camela, Julio Iglesias y Sergio Dalma, que le pone burra; a María José lo que suene en el pub mientras se toma la séptima copa en busca de un rabo. Como suene reguetón… 


¿Cómo te informas de la actualidad musical?

Antes leía la revista ‘Ritmo’, y mucho antes la ‘Súper Pop’. Lo demás viene por añadidura y avalancha a través de la tele y las redes sociales. No me preocupa nada estar al día del mogollón.


¿Qué música te gusta en los momentos íntimos?

Ninguna. Si acaso el pitido del electrocardiograma.


Para conseguir un subidón de energía te pones a...

La obertura de ‘El holandés errante’ de Wagner me hace muy feliz siempre.


 ¿Cuál y dónde ha sido el concierto más impactante que has visto?

Uno de Madonna, ‘Re invention World Tour’, en el Wembley Arena de Londres, verano de 2003. Estábamos muy cerca del escenario, y ella en plena forma.


El sitio más pintoresco o curioso donde has estrenado.

He tenido la suerte de estrenar en sitios muy decentes. Actuaciones en sitios raros muchas, es parte de este precioso oficio del teatro.


Para relajarte, ¿qué música oyes?

El impresionismo musical francés es inigualable. También las sonatas de Bach, o Liszt, que me da la sensación que se le quiere poco.


 ¿Con qué música te gusta conducir?

Sex Pistols. Sobre todo porque no tengo carné de conducir, y así no tendré que escucharlos jamás.


¿Tienes alguna perversión sonora?

Sí, la radio me vuelve loco. Pero la radio hablada, no los programas musicales.


 Si tu vida se llevara al cine, ¿cuál sería la BSO que la ilustraría?

‘Lulú’, de Alban Berg. Lulú es prostituta, hay asesinatos por medio… Es una música tan rupturista, tan rara… Y yo tengo un sentido de la vida muy trágico. 


Si tuvieras que definir musicalmente lo que está pasando en el mundo, ¿con qué canción, canciones, o tendencia musical sería?

‘Así habló Zaratustra’, de Richard Strauss.


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