Tras trabajar en departamentos de recursos humanos, María del Mar Giménez (Almería, 1986) emprendió su sueño de dedicarse a la parte que más le interesaba de la psicología: la clínica. Después de varios años atendiendo a pacientes y combatiendo los prejuicios a los que se enfrenta su profesión, decide crear, junto a otros compañeros, la asociación Asertiva, para tratar de dar voz a los psicólogos en una sociedad que no termina de entender su cometido.
¿Acudir al psicólogo se sigue percibiendo como un estigma?
Aún hay un papel muy estigmatizado de nuestra profesión. Y creo que los psicólogos aquí podemos hacer algo más de lo que estamos haciendo. Uno de los objetivos de Asertiva es hacer que nuestro papel en la sociedad sea visto de otra manera, que la gente conozca lo que es realmente la psicología. Desmontar falsas creencias y mitos.
¿Todavía notáis en vuestro día a día con los pacientes esos prejuicios?
Hay quien no cuenta ni a su gente más íntima que acude a terapia. Evidentemente nadie va con un cartel colgado que ponga que va al psicólogo. Pero, de igual manera que la gente cuenta que ha ido al dentista o al fisio, y nadie lo ve raro, todavía hay mucho recelo de decir que uno ha tenido ansiedad o una serie de problemas y se ha tratado con un psicólogo.
¿Consideras que sois unos profesionales desconocidos?
No sé si desconocidos, pero creo que se ha distorsionado mucho la idea de qué hace el psicólogo y, en gran parte, eso ocurre por cómo se nos ha visto en el cine o la televisión. Siempre se nos pinta como extravagantes, extraños o inaccesibles. Creo que todavía hay mucha ignorancia con el trabajo en psicología en general. Y no sólo cuando está en consulta, porque dentro de esta ciencia hay muchas ramas más. Es un problema también de cultura; en otros países como EE.UU. está mucho más normalizado el hecho de acudir a un terapeuta cuando uno tiene un problema que solucionar.
¿Y como puede ayudar Asertiva a darle una salida a esto?
Sobre todo lo que queremos hacer es una gran campaña de divulgación a través de jornadas y las redes sociales, que son una herramienta muy importante. Lo que queremos hacer es concienciar y sensibilizar, porque, muchas veces, nos llegan los pacientes a una consulta y no saben qué va a ocurrir. Hay gente que piensa que igual que podría venir al psicólogo podría contarle sus problemas a un conocido. Hay que educar a la sociedad en que la psicología es una ciencia.
Como quien le cuenta sus penas a su camarero de confianza...
Cuando uno tiene un problema emocional, la persona indicada es el psicólogo, no un chamán, un osteópata o una peluquera, con todos los respetos hacia esas profesiones. Del mismo modo que no vas a dejar que un dentista te trate un problema del corazón.
Y luego están las pseudoterapias, que será otro gran caballo de batalla.
Son un mal porque están jugando con la salud mental de las personas. Cuando alguien acude a este tipo de terapias es porque alguien se está aprovechando de la vulnerabilidad de esa persona. Depende de cómo se gestione, puede incluso empeorar las cosas. Se puede hacer algo muy grande de una cosa que era pequeña e, incluso, volverla irreversible.
¿Piensas que todo el mundo debería de ir al psicólogo alguna vez en la vida?
Mal no iría, eso seguro. El psicólogo te va a ayudar a conocerte mejor y a gestionar tus emociones. Esa parte de desarrollo personal y de ver las cosas que pueden mejorar de ti no viene mal.
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