La belleza sinfónica de Jobim, en primicia

Si el talento y la juventud de los músicos se proyecta a través  del poderoso genio musical de Antônio Carlos Jobim sólo resta cerrar los ojos y dejarse seducir.  

El pasado jueves, la sala de conciertos de Clasijazz albergó una experiencia casi única a nivel mundial, como es la adaptación de partituras para formaciones sinfónicas, poco menos que inéditas firmadas por Jobim.

Junto con el indudable valor artístico de este concierto, que tuvo el sello de la batuta y los arreglos de Duccio Bertini y las voces de Rocío Asensio y Ruth Becerro, es preciso destacar la delicada y profunda experiencia que vivió el público. Un centenar largo de aficionados, en su mayor parte incondicional de Clasijazz y de la música brasileña.

El escenario del Clasi, se iluminó con el fulgor de una música que ha dejado un rastro de luz en la segunda mitad del siglo XX y que, casi como un milagro,  se ha unido a la historia de este  lugar. Una música que parece que nunca ha dejado de sonar, aunque las piezas centrales que integraron el repertorio a penas han sido llevadas al atril.

Música animada por otras músicas y envueltas en el temperamento artístico de un compositor como Antônio Carlos Jobim, autor de centenares de temas esenciales en la historia de la bossanova y del movimiento tropicalista. Jobim es el autor de temas multiplicados en los repertorios de las grandes voces de la música brasileña como ‘Desafinado’, ‘Samba de uma nota só’, ‘Corcovado’, ‘Triste’, ‘Garota de Ipanema’, o ‘Agua de beber’. Pero también, inspirador y colaborados con las vacas sagradas del jazz. En buena medida el concierto de la Orquesta FIMA ‘ Jobin sinfónico’  no sólo la oportunidad de conocer otra de las facetas del genio Jobim, sino también un argumento de peso para valorar de nuevo su extensa y celebérrima producción.

En el fondo, ‘Un canto de amor a Brasil’, como ha destacado en un preciso y precioso comentario José Santiago Lardón en la web de Clasijazz.  
Como en las grandes ocasiones de Clasijazz, al final del concierto la audiencia dejó la sala convencida de haber vivido una experiencia única: la enésima.