El dermatólogo Ramón Fernández Miranda acumula casi 40 años velando por la buena salud de nuestra piel. Esta primavera recibió la medalla al mérito sanitario concedida por la Academia de Ciencias de la Salud Ramón y Cajal. En esta entrevista alerta sobre los peligros del sol y desmiente tópicos. Para protegernos de él y medir la radiación, recomienda una app: UV-Derma.
38 años como dermatólogo y dice que lo jubilará la familia. Me pregunto si lo dejarán los pacientes...
Siempre digo que se curan pocas cosas en Dermatología, lo que no tiene cura no lo cura nadie y lo que sí lo curamos todos. El plus puede ser la empatía u otras historias ajenas a la ciencia.
Ha llegado el verano y nos vamos a la playa a mediodía. ¿Nos gusta ponérselo difícil?
Es como tirarse de un avión sin paracaídas. El sol es necesario y agradable, nos ayuda a sintetizar endorfinas. En los países en los que luce poco están siempre con depresiones. Pero hay que sopesar.
En Almería, con la radiación tan brutal que tenemos, el sol entra como un cuchillo. El riesgo está de doce a cuatro. Pero hay que ser flexibles: hay señores de edad madura que salen a las ocho de la mañana sin filtro y eso incluso puede ser agradable. Sin embargo, luego está la familia con tres hijos pequeños que se levanta tarde y tiene que arreglar la casa y que llega a la playa a mediodía.
¿Pero recomienda que entre las doce y las cuatro no se pise la playa?
Y si se hace que sea en unas condiciones muy extremas: poniéndose filtros solares a cada rato porque estos tienen una vida media de dos o tres horas entre el sudor, el viento, la arena... Tenemos que ir con filtro permanente y sombrilla, aunque esta detiene los rayos que vienen de forma directa, no los reflejados y la arena y el mar reflejan.
¿Al salir del mar nos debemos volver a poner crema protectora?
Hay cremas que resisten el baño, pero hay que repetirlas porque muchas están hechas en laboratorio y, a la hora de la verdad, cada piel es distinta. Sí, tras cada baño deberíamos aplicar crema.
¿Y las personas blanquitas o de ojos claros tienen que cuidarse el doble?
Lo ideal es no ir a esas horas, pero si es inevitable por operativo familiar, hay que repetir las cremas cada nada y, además, poner una cantidad generosa.
Las cremas están calculadas para aplicar dos miligramos por cada centímetro cuadrado de piel. Normalmente la extendemos mucho porque el bote vale caro y tiene que durar todo el verano. Entonces tú estás poniendo un miligramo, de modo que el filtro 50 ya es 25.
Luego, la piel no es totalmente lisa como la superficie de una mesa, tiene sus ondulaciones y si pones dos miligramos o menos, estás cubriendo solo los valles de esas ondulaciones, no las crestas. Hay que poner un buen taco de crema.
¿Y esto de guardar la crema de un año para otro?
Según la conservación. Si la tienes en un sitio fresco y seco y no ha caducado el bote, sí puedes usarla. A los fabricantes les interesa que la renueves y si lo haces, mejor. Pero si tienes una del verano pasado bien conservada, no hay ningún problema.
Lo que sí tiene que tener en cuenta la gente que trabaja en la calle o pasa mucho tiempo en el coche es que al llevar las cremas a temperaturas muy altas, te encuentras que se desnaturalizan los filtros, que no dejan de ser químicos.
En una entrevista a LA VOZ de hace un par de veranos decía: ‘Te bajas un día a la playa y te subes con el melanoma puesto’. ¿Es una afirmación un tanto tremendista?
Es una manera muy populista de hablar, pero realmente el melanoma, que es un lunar maligno -considerado de los tumores más malignos que hay porque da unas metástasis muy agresivas y muy tempranas-, se divide en dos tipos: el más grave es el que sale de nuevas y luego está el evolutivo, el que ves avanzar. Los primeros son los que salen de un atracón de sol en una piel con radiación acumulada.
Hay que estar pendientes de los lunares...
Sí, hay una regla con la que llevamos dando la lata desde hace muchísimos años, en los primeros 80, cuando apenas había filtros solares. Ya existía la regla ‘ABCD’ del melanoma: ‘A’ de asimetría, ‘B’ de bordes, ‘C’ de color y ‘D’ de diámetro. Es muy facilita, solo hay que ir observándolos.
¿Eso de que la piel tiene memoria es cierto?
Sí, pero con matices. Cuando un estallido solar llega a la superficie de la tierra y la piel lo absorbe, si entra en el núcleo de la célula y rompe el ADN, ahí tienes el cáncer. La piel no es que recuerde cuando jugabas con tu muñeca, pero ese roto se conserva ahí.
¿Un consejo final?
Sentido común. Que los niños menores de un año no deben ir a la playa. Y los adultos, que eviten el sol de doce a cuatro, y cuando nos cambien al horario de verano, de una a cinco. Y si vas a esas horas, hay que repetir la crema.
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