La señora María del Carmen es la dueña de un negocio de filatelia y numismática en un diminuto local en la calle de las Tiendas de nuestra capital. Es el cincuenta por ciento de un matrimonio argentino con raíces almerienses por parte de ella. Llevan viviendo en Almería treinta años.
Y no recuerdo este local hasta este día en el que decido entrar por primera vez. No creo que me hubiese aventurado a atravesar esta puerta de cristal forrada de billetes de otros tiempos si no hubiese detectado desde la calle su sonrisa femenina detrás del mostrador, una mezcla exótica. ¿Qué podría contarme esta señora del dinero de colección, algo tan lejano a mi emoción? Pero siendo fiel a mi primer impulso... me faltó grabadora.
Ella comienza el discurso tomando como principio de su aventura sus raíces europeas. Viajaban como joven matrimonio a ver a la familia al viejo continente, y en un momento dado le ofrecen un trabajo a su marido en un banco. Entonces se vienen a vivir a Almería. Él era coleccionista de dinero desde siempre. Y cuando se vienen a España, Maria del Carmen se plantea qué hacer y abre a los pocos años la tienda de numismática en el año 96: Hispania. Reconoce que no se puede vivir solo de este negocio, ni en la actualidad ni nunca, digamos que es un complemento en su economía familiar. La realidad desnuda es que las crisis perpetua de La Argentina les obliga a emigrar: Nadie quiere dejar la tierra en que nació si no tiene la necesidad imperiosa, pero ser multicultural te da más criterio. Yo siempre he tenido doble nacionalidad.
Y me recita en un momento dado su máxima profesional: El coleccionismo que integra la filatelia y la numismática es el pasatiempo cultura por excelencia. Es como una enciclopedia universal de conocimientos en: música, historia, geografía, etc. Todo lo contienen los sellos, las monedas y los billetes. Relacionan e instruyen, toca todos los temas culturales, es un pasatiempo que cultiva.
Amor a las historias
Uno se hace coleccionista por amor al arte, nunca mejor dicho, y te puedes gastar lo que quieras, (no me quiere dar cifras) pero se puede invertir con cualquier presupuesto. El perfil del cliente es el de un varón que alimenta esta pasión desde su juventud y que con los años irá aprendiendo y adquiriendo piezas más importantes. También venden todo de material para guardar las piezas. Y como muestra un botón, mientras iniciamos la entrevista tengo que salirme literalmente de la tienda para que dos jóvenes, que parecen turistas, hagan su compra de unos billetes de las últimas pesetas con la cabeza de Manuel de Falla y que les han llamado la atención desde la vitrina del escaparate. Y pienso en la historia que llevará este joven en la cabeza para entrar y comprar, todo un universo personal. Quizá le recuerde a un abuelo que le daba ese billete por su santo cuando era pequeño… Luego llega otro muchacho que quiere ofrecerle monedas para vender, conocido de la Señora, pero que por lo que quiera que sea no acepta comprar. Y en contra de lo que me pudiese parecer a mí, hay tráfago de gente en este micromundo habitado por hombres de todas las edades, donde nuestra protagonista se mueve como la reina de oros.
Como mujer
Cuando le pregunto por qué no les interesa esta afición a las mujeres, doña Maria del Carmen no sabe darme una razón, pero me corrobora que es así, que tiene alguna clienta en estos años, pero muy pocas. También me añade que, probablemente, ella sea la única mujer que atiende una numismática en España, por lo que entiendo que no conoce ni ha conocido a ninguna otra. Yo como mujer, casi en exclusiva hasta donde yo conozco, le aporto al negocio que no hay diferencia de sexos, que este es un trabajo apasionante sin género.
Las piezas caras
Cuando le interpelo para que me nombre la pieza de la que se siente más orgullosa y que haya pasado por sus manos, me habla de monedas de Los Reyes Católicos, que además se buscan por encargo en subastas. Ellos se nutren generalmente por herencias de gente que no les interesan las colecciones de sus antepasados. Me subraya que el coste no es por antigüedad o incluso por material (oro, plata o bronce) como mucha gente podría pensar, si no por ser una pieza escasa que necesariamente no tiene que ser muy antigua. Luego, este gremio funciona mucho por certificado y por conversaciones entre los instruidos en la materia, que en este país cada vez serán menos en cuanto a tiendas. Me confirma que van quedando muy pocos como ella, sobre todo en las ciudades pequeñas como Almería. En los ambientes cosmopolitas es distinto, hay negocio y piensa que lo habrá durante mucho tiempo más, porque esto del dinero antiguo se revalorizará con el paso de los años. En su caso da fe que cuando ella se jubile cerrará o traspasará la tienda porque a sus hijos no les interesa como negocio. Como coleccionistas, dice que, bueno, tienen algunas piezas que ellos les han regalado más que nada por inversión. Por lo que queda meridianamente claro que es muy importante confiar a quién se le encarga la búsqueda de las piezas, porque reconoce que hay mucho fraude que ella sabe reconocer casi al vuelo. Por eso visualizo a un coleccionista muy reflexivo, muy culto y exigente, que cuando encarga sabe exactamente lo que quiere, a veces más que el vendedor, y lo que puede costarle. Entonces me viene a la mente el caso de la confianza extrema que llevó hace dos décadas a cientos de miles de modestos ahorradores españoles a confiar su patrimonio a Afinsa y Fórum Filatélico por consejo de parientes y amigos, invirtiendo, sin tocar nada, el dinero de toda su vida a quien resultó ser un vendedor de humo.
Público exquisito
Durante estos treinta años me he obligado a investigar sobre personajes, historia y en consecuencia me he cultivado mucho. Por lo demás, siempre he dicho que la filatelia tiene un público excelente. Las personas que vienen, casi todos los clientes son hombres, son gente muy caballerosa, muy educada, tengo mucha suerte porque la clientela es exquisita. Los coleccionistas suelen ser de todo tipo: los que les interesa todo, la numismática (monedas), la filatelia (sellos) y la notafilia (los billetes) antiguos. También tenemos clientes a los que les interesan las escrituras antiguas. De manera que pueden estar interesados en todos o solo en parte de estos campos. Pero la verdad es que nunca he tenido un problema con el público, la gente es muy amable.
Almería
Los almerienses tienen un carácter maravilloso. Y pienso que eso tiene que ver con el clima. Esta es una ciudad muy pequeña pero muy agradable para vivir. España en general es acogedora para los argentinos y viceversa. Los recuerdos colectivos que se tienen aquí de La Argentina son buenos, porque todo el mundo tiene un pariente que emigró allá. Entonces la gente me recibe con alegría cuando les digo de dónde vengo. Los dos viajes de Evita fueron muy importantes para esa relación en el amor de la España-Argentina desde mitad del siglo XX (le apunto, y me dice que sí, sin duda) Para los argentinos, cuando van españoles allá los atienden como familia. Hoy en día España es un gran país para vivir a pesar de las crisis. Lo único que me gustaría es que la gente de Almería tomase conciencia y cuidara su ciudad, y a lo mejor el Ayuntamiento debería de dedicarle más presupuesto a la limpieza. Ahora solo se limpia por la mañana y al medio día se tiene la ciudad llena de papeles y colillas, y yo reniego mucho y limpio mi puerta y la del local de al lado. (Pero no estamos educados en la limpieza colectiva en esta ciudad, estoy totalmente de acuerdo)
Desde sus ojos
La tienda la pusimos en el 96 en la calle de las Tiendas. Entonces esta vía estaba más triste, en decadencia y ahora está viviendo un resurgimiento. De todos modos los alquileres en el centro están muy caros para plantearse un negocio. No es mi caso, porque mi alquiler es asequible, es un local muy pequeño, pero los autónomos pagamos mucho al mes, casi 300 euros. Me da igual el partido que gobierne, nosotros somos de la política de nuestro trabajo. Y yo veo todos los debates políticos, y no he escuchado a ningún político exponer medidas concretas para ayudar a los autónomos con carácter retroactivo. Este país es de pequeña y mediana empresa. Nosotros tuvimos que vender nuestras cosas para invertir acá, arriesgar. La natalidad es otro gran problema en España. Hay que darle más recursos a la gente joven, que gane un sueldo digno y ya vendrá la natalidad por añadidura. Yo ya no dejaría nunca España, mis hijos ya son de acá, pero la tierra tira y cuando nos vinimos en el 89 fue por necesidad. Las ayuditas nos sirven para nada, trabajando con sueldos dignos vendrán los niños. Si la economía se mueve, el Estado tiene más dinero. Los padres de los profesionales de hoy ganan más que los hijos, todo se puede mejorar y hay que hacerlo ya. La gente joven de hoy tiene una conciencia ecológica que no existía antes. Los políticos en vez de pelearse tendrían que sentarse a hablar.
Para qué sirve el dinero
El dinero hace a la gente poderosa, es cierto, pero si te viene una enfermedad ya no tienes nada. En La Argentina las universidades son todas públicas. En mi tienda lo vivo porque tengo clientes jóvenes. La oportunidad de estudiar la debe de tener todo el mundo de toda condición socioeconómica. El dinero para mí no es poder sino cultura, es un medio, no un fin en sí mismo. Las arras es un ejemplo y es de lo que más se vende. Las trece arras simbolizan los doce meses del año que los contrayentes se dan mutuamente en lo material en el matrimonio, y otro mes que sirve para ayudar al prójimo. Pero para llevarlo a Suiza no sirve el dinero, eso es otra cosa.
Me voy muy pensativa de la Numismática Hispania aprovechando que llega otro cliente. Doña Maria del Carmen es toda una filósofa argentina, una gran conversadora con conciencia cívica y social, a la que el dinero le interesa como testigo, como retrato de la cultura de un tiempo concreto. Y eso es lo que vende, las historias que puedan acarrear sobre su cuña un trozo de metal o de papel, más allá de sí mismos. Yo le he detectado poco de almeriense, en cuanto que conserva su perspectiva de análisis desde afuera, aun perteneciendo a la misma, y eso me parece muy interesante, porque no se duerme en los laureles de la autocomplacencia indaliana.
Entré en su tienda no gustándome nada esto del coleccionismo del dinero y salgo algo cambiada. Porque si a mí me cuentan un cuento que acompañe a alguno de estos objetos, quizás caiga rendida a sus pies, no sé... Y eso es lo verdaderamente interesante, ser permeables a la pasión del otro para enriquecer la nuestra. Vayan y vean, conversen en esta pequeña hucha del tiempo sobre la vida, les va a sorprender.
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