Si fuera cantante estaría contratado en el Madison Square Garden, si fuera piloto tendría su monoplaza en la pista de salida de Monaco, y si fuera pintor su obra estaría colgada en las paredes del Louvre parisino, pero es torero y su nombre cuelga en las paredes de Las Ventas del Espiritu Santo, en la calle Alcalá de Madrid, justo enfrente de la calle Almería. El almeriense José Cabrera se jugará la vida en Madrid el día uno de septiembre a las siete de la tarde:
¿Que es Madrid para un torero?
Madrid es un sueño. Es el objetivo de todo el sacrificio, y la recompensa que se espera recibir del trabajo.
¿Cuántos kilómetros por el Paseo Marítimo y cuántas lágrimas valen ese sueño?
Muchos. Momentos duros en los que hay que levantar la cabeza, entrenando sin tener ni un festejo y mucha lucha constante, que ahora da fruto. Todo ha valido la pena.
Durante estos años de lucha, ¿alguna vez has pensado en que no valía la pena tanta lucha?
No, siempre he tenido la convicción de que la oportunidad me tenía que llegar. Además he tenido siempre el apoyo de mi familia y he visto ejemplos como Manuel Escribano o Emilio de Justo, que han estado en el dique seco muchos años y de pronto el toro ha solucionado su situación. Eso me da fuerzas para luchar....
¿Qué significaría que el día uno de septiembre por la noche tuvieras dos orejas en tu esportón?
Pf, eso es un sueño, para mí y para todos los novilleros. Voy a luchar para eso y ese es el objetivo ese día, lo único que importa.
¿De quién te acordarás en el patio de cuadrillas?
Me acordaré sobre todo del entrenamiento, del sufrimiento, de todo lo que he pasado para llegar ahí. Las personas que estarán en mi mente serán seguro mi familia, mis abuelos y Camacho, que se ha marchado recientemente.
Cómo le hubiera gustado verte ese día a Camacho...
Mucho, pero ese día va a estar viéndome en el cielo. Siempre ha estado conmigo, nunca le importaron los kilómetros, y cuando no podía venir me llamaba, y como no podía hablar, forzaba la voz y le dolía luego... era un fenómeno en todos los aspectos.
¿Cómo te enteraste que ibas a Madrid?
Me hace las cosas mi apoderado José Ángel Martín, que me dice las cosas cuando están echas, me llamó casi cuando salieron los carteles, y me puse a llorar.
Es que el escalafón de novilleros con picadores está complicado...
Sí, hay pocas novilladas y mañana no habrá savia nueva. Si en nuestra tierra no hay novilladas, no podemos tampoco pedirlas fuera.
Y cuando se da una novillada son muy duras...
Se montan con ganaderías muy duras, pero soy plenamente feliz de poder matarlas, todos los encastes te pueden dar la felicidad que estoy buscando.
Y cuando acabas de matar una novillada, ¿qué te queda para tu casa?
Pues da vida y alimento para el alma.
Cuando te vistes de torero, ¿cuál es el peor momento?
Para mí lo peor son las horas muertas del hotel. No he logrado dormir antes de torear nunca en mi vida.
¿Ves más cerca la alternativa?
La gente a mi alrededor sí la ve más cerca; yo sigo pensando en el día a día, y pienso seguir ganando paso a paso.
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