Un nuevo manto para la Merced: el legado de los Lussnigg en el Prendimiento

Esta noche será bendecida la nueva pieza, bordada por el malagueño Sebastián Marchante

Detalle del nuevo manto para la Merced.
Detalle del nuevo manto para la Merced.
Álvaro Hernández
07:00 • 21 sept. 2019

Quienes entren hoy en la Catedral de Almería encontrarán, en su interior, una nueva joya patrimonial del mundo cofrade almeriense: Nuestra Señora de la Merced está de estreno, gracias a la generosa donación de Rodolfo Díaz Lussnigg.



Y ahí estará ella, de blanco, con su nuevo manto de vistas bordado en Málaga por Sebastián Marchante.



“Son muchas las conexiones de mi familia con la Hermandad del Prendimiento”, recuerda Díaz Lussnigg en una reciente entrevista concedida a LA VOZ.



Fue en el año 1941 cuando su abuelo, el propietario del Hotel Simón, reunión en el establecimiento hostelero a distintas personalidades de la ciudad que, como él, habían estado cautivos durante la Guerra Civil. Aquel fue el germen de lo que, menos de una década después, sería la cofradía con el Cautivo de Medinaceli como titular.



Pero había algo más. La hija del propietario del Hotel Simón, Resi Lussnigg, capitaneó y defendió la idea de que aquel Cautivo fuera acompañado por la Virgen de la Merced, aunque “algunos pensaban que no era una advocación propia de Semana Santa y que no estaba muy arraigada en Almería”, narra Lussnigg.






Así llegaría el año 1956, cuando procesionó por primera vez la imagen mariana hecha por Enrique Pérez Comendador, aunque no con la iconografía propia de la Orden de la Merced: “con manto azul, ya que un manto blanco no era muy apreciado por la Junta de Gobierno de esa época”, cuenta Díaz Lussnigg.



Lo demás, es historia; la de la Semana Santa de Almería, representada en el día a día del Prendimiento: a mediados de los 60 llegaron los problemas, hasta que más de una década después un grupo de jóvenes refundaron la Hermandad de la mano de Resi Lussnigg, que les bautizó cariñosamente como “mis niños”. Ellos eran Enrique Marín, Jesús Villar, Juan Vicente Simón, Juan Antonio Barrios, María del Mar Cerrá, Blas Marín y José Antonio Picón.


Con ellos llegó una nueva imagen de la Merced. La antigua, la de Pérez Comendador, estuvo más de diez años en casa de los Lussnigg y a día de hoy puede contemplarse en la casa de hermandad del Prendimiento, en la plaza Bendicho.


“Yo rogaría a los almerienses interesados que la visitasen en el museo”, reivindica Rodolfo Díaz Lussnigg.


El manto

Hoy, Díaz Lussnigg reside en Málaga y confiesa sin tapujos su relación con la hermandad almeriense a la que está ligado su apellido: “Yo, es verdad, poco o casi nada he hecho por esta Hermandad”.


No obstante, hay más humildad que realidad en estas palabras. No en vano, en el día de hoy se bendice ese nuevo manto de la Merced donado por Díaz Lussnigg. “Es el momento para que, en agradecimiento a todos los cofrades de esta Hermandad por su magnífica labor y trabajo, done en nombre de mi madre un manto blanco bordado en oro por un gran bordador y diseñador: el malagueño Sebastián Marchante Gambero, para que Nuestra Señora de la Merced lo luzca en su capilla en la Catedral”, argumenta Rodolfo Díaz Lussnigg.


Él mismo confiesa que la idea de este manto es, en realidad, de la actual hermana mayor del Prendimiento, María del Mar Marín. Díaz Lussnigg, no obstante, quería aportar tres conceptos claves en este nuevo manto: que fuera blanco, como su madre persiguió en los años 50; que tuviera bordado el escudo de la Orden de la Merced y que, además, contara con el Sol de Portocarrero (también conocido ahora como Sol de Villalán). “Es un guiño a mi abuelo, que creó en 1927 la idea de ‘Costa del Sol’ en Almería y la propagó por todo el mundo como icono en sus folletos de propaganda”, explica.




Y en el nuevo manto, un nombre: Resi Lussnigg Arjona. No en vano, en su nombre se dona este nuevo manto.


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