La ciudad ya está llena de niños vespertinos que llenan espacios tan emblemáticos como la plaza de San Pedro, recordándonos que el otoño debiera estar ya presente en Almería, aunque el calor no deje tregua al calendario. Y es en este punto del año, la galería Arte 21 nos tiene preparada una exposición que se inauguró el 26 de septiembre y que bien merece un paseo hasta la calle de las Tiendas, para dejarse sorprender por tres bellas artes: Escultura, Pintura y Grabado.
Sara Sanz, geometría pétrea (Barcelona, 1951).
Licenciada en Historia del Arte, investigadora en Historia (Doctorado) y graduada en Artes Aplicadas en las especialidades de Cerámica, Grabado y Diseño Gráfico-Decoración Publicitaria, en la actualidad imparte la asignatura de Cerámica Artística en la Escuela de Arte desde 1992. Es una artista muy conocida en Almería por su labor de investigación y docencia.
En esta ocasión nos presenta desde su experiencia como ceramista una serie de pequeñas piezas compuesta por 29 ejemplares cerámicos y 3 grabados a varios colores pétreos. Su aportación se basa en el pequeño formato en colores naturales, dividiendo su trabajo en la exposición en tres series.
La Chanca: Las planchas moldeadas de gres coloreado con transferencias de pigmentos cerámicos, son la base para soportar grabados con aromas al barrio de La Chanca, expresada en homenaje a personajes emblemáticos que tuvieron que ver con su devenir reciente, tales como el poeta Goytisolo y el Rana. Este último queda retratado sobre una pieza, como vecino del barrio y dueño de un santuario por la que pasaron cientos de visitantes que se interesaron por su manera de embellecer la zona de las cuevas de las Palomas.
En esta serie domina una pieza exquisita de planchas de porcelana-papel con estampaciones de fotopolímero con óxidos y gofrados, que destila la dificultad de ejecución a poco que una se quede colgada del volumen final. Transmite fragilidad y fortaleza a la vez.
Otra serie sería la denominada de Terra Sigillata que tiene que ver con la mezcla de unas arcillas especiales que se mezclan con el gres de base y que da como resultado un policromía de gama en terracota.
La tercera serie es la formada por esculturas de cubos de gres huecos, que desafían en sus composiciones a la gravedad entre su gama de grises, y que consiguen el impacto visual de flotabilidad, como una especie de efecto futurista. Tres grabados de la artista cierran la exposición cerámica.
Santiago Gargallo, universo colorido.
Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Oviedo en 1978, tiene estudios de modelo vivo, cerámica, metalistería, modelado y decoración en las Escuelas de Artes de Vitoria, Sevilla, Oviedo y Almería entre los años 1971 y 19. Profesor titular de Educación Artística de los ciclos educativos medio y superior en el Colegio Samaniego de Vitoria entre 1982 y 1987. En 1987 traslada su residencia a Almería, dedicándose profesionalmente desde entonces a la pintura artística y a la realización de murales cerámicos para decoración en arquitectura. Ha expuesto en Álava, Almería, Asturias, Barcelona, Burgos, Granada y Vizcaya. Tiene su estudio-taller en el municipio de Vícar, Almería.
En esta exposición presenta pinturas que, como es costumbre en este artista, giran alrededor de su jardín de Vícar, una especie de hortus conclusus donde vive y pinta desde hace muchísimos años. 15 obras, todas ellas en óleo sobre tela, algunas de un gran formato, imponen reverencia al visitante. También podríamos observar tres exponentes de su obra. La parte más simbolista, donde los perros son los protagonistas absolutos, como dioses de un universo onírico o guardianes de los secretos de la vida de un faraón, que dan la bienvenida al espectador que está a punto de entrar en un mundo donde, nos recuerdan, no formamos parte de él, transmitiendo con su grandeza el temor que debemos a su fiereza contenida. Otra parte con más matices, más academicista, representa paisajes tamizados por diferentes intensidades de luz que aportan dos gamas cromáticas, lo que comporta dos estados de ánimo. Un primer grupo poseído por la luz que destila el amarillo, nos transporta al calor del medio día y otro grupo de predominancia azulada, nos acuna sobre la serenidad del ocaso, invitando a la calma. Se siente casi la brisa y el silencio, como una especie de sensación de paz instantánea.
Mezcla equilibrada
Y dos artistas tan diferentes producen a la postre una buena simbiosis, porque juntos funcionan como un todo elegante y envolvente, como en dos capas: la externa llena de color, de onírica de fuerza expresiva, y la interna, más templada reflexiva e intimista. Todo ello se ejecuta como una especie de traje de dos piezas de corte exquisito, que se ajusta al cuerpo de cada cual como un guante, haciendo importantísimo a la postre, el ojo de quien imagina el todo antes de que exista, como un creador divino, que hemos de suponer tiene mucho que ver con el gerente de la galería de Arte 21, Jordi Garriga. No se lo pierdan, déjense vestir el alma.
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