‘Terminator’ desperdicia su última bala

Los paisajes almerienses, de lo mejor de un filme que ha decepcionado por sus expectativas

Arnold Schwarzenegger y Linda Hamilton en el filme (Foto: Kerry Brown).
Arnold Schwarzenegger y Linda Hamilton en el filme (Foto: Kerry Brown). La Voz
David González García (TodoArnold.com)
00:04 • 09 nov. 2019

Tras los pasos en falso que supusieron las secuelas que se realizaron tras la mítica Terminator 2 había motivos para pensar que, esta vez sí, estábamos ante la continuación que los fans esperábamos desde hace 28 años. De hecho Terminator: Destino oscuro se vendió como una secuela directa de los dos filmes originales que ignoraba las entregas que siguieron a estos y recuperaba a un James Cameron que si bien no ha dirigido esta entrega, sí que ha sido el creador de la historia, productor y montador. Ayudaba a esa sensación de continuidad el hecho de volver a tener a Arnold y sobre todo a Linda Hamilton, que recuperaba así su papel de Sarah Connor tras no haber intervenido en las entregas posteriores a T2.



La película empieza con una escena muy potente, una secuencia impactante pero que rompe con la continuidad con respecto a los acontecimientos narrados en la primera secuela, careciendo de coherencia dentro de un relato que se supone es continuación directa. Aún así consigue sorprender y se convierte en uno de los mejores momentos de la cinta. La playa de la Isleta del Moro, simulando ser Guatemala, presta su espectacular paisaje a esos primeros minutos que son lo mejor de una entrega que no deja de decepcionar conforme va avanzando su metraje.



Se vuelve a repetir el clásico esquema de la saga de juego del gato y el ratón entre dos rivales llegados del futuro con diferentes misiones. Solo Terminator Salvation fue la única que se apartó del cliché para ofrecer una propuesta diferente y más arriesgada, si bien su director desaprovechó el original punto de partida para ofrecer un producto mediocre. Aun así su premisa resultaba mucho más innovadora y arriesgada que la de esta supuesta auténtica tercera entrega.



La trama contiene demasiados agujeros que los guionistas son incapaces de rellenar y que afectan a la coherencia del filme. Tenemos que dejar por los suelos nuestra suspensión de incredulidad, se recurre demasiado al Deus Ex Machina para conseguir que la historia avance. Especialmente alarmante es la pobre excusa argumental para justificar el regreso del T-800 interpretado por Schwarzenegger y la recuperación de una Sarah Connor que parece metida con calzador en esta historia.



Se agradece ver a Arnold y Linda en acción, pero habría sido mejor hacerlo en una producción a la altura de sus personajes. Esta Sarah Connor resulta un pálido sucedáneo de lo que fue, con aires de matón y unos diálogos que son puro cliché y poco inspirados. Arnold ofrece una interpretación casi paródica, como en la anterior Terminator Genesis, con demasiadas líneas de humor y bastante alejado de aquella temible máquina de matar que era en sus inicios el Terminator. El descubrimiento de la cinta es la actriz Mackenzie Davis, que compone al único personaje bien construido de la historia y lo hace demostrando que puede ser una gran heroína de acción en futuros proyectos, pues la suya es una presencia imponente en pantalla. En el polo opuesto nos encontramos con un Gabriel Luna que inspira poco temor como villano de la función y una Natalia Reyes que resulta nada creíble como líder de una futura resistencia contra las máquinas.



El director Tim Miller hace una pobre planificación de las secuencias de acción, con un montaje caótico que abusa de recursos como el fast cutting o el shaky cam, convirtiendo el visionado de estas en un verdadero suplicio. Todo ello da como resultado una cinta sin personalidad que adolece de todos los males del blockbuster actual, que hace del más difícil todavía y su acumulación de escenas de acción, más inverosímiles conforme avanza el relato, su autentico leitmotiv.



Ciertamente el filme puede entretener más o menos y en él podemos disfrutar de varias secuencias rodadas en Almería, junto a la ya mencionada escena inicial en la playa, los hipnóticos paisajes de nuestro desierto de Tabernas hacen las veces de frontera entre México y Estados Unidos, apareciendo en varios momentos del metraje. Arnold dijo que volvería en su última visita a Almería y aunque él no ha regresado físicamente a la provincia sí que nos ha traído la que es su franquicia más exitosa, quizás solo por eso valga la pena pagar el precio de la entrada



David González García es almeriense y adminsitrador de TodoArnold.com, foro dedicado a Schwarzenegger y a la actualidad cinematográfica


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