Cambias el dial de la radio y suenan en bucle los éxitos latinos y electrónicos que puedes escuchar en cada bar, en cada cafetería y en todos los locales de moda. El rock and roll está de capa caída. A excepción de las grandes bandas internacionales, pocos llenan ya estadios y copan las listas de los más vendidos. La creatividad en entredicho; la experimentación, ‘demodé’.
The Dry Mouths alcanzaron su momento de popularidad en la escena local a principios de los 2010. Subidos a la ola del rock alternativo, con una propuesta fresca y valiente, se hicieron hueco en salas de toda España. La repentina pérdida de uno de sus componentes, Andrés Reyes, el pasado mes de febrero, supuso un varapalo que lejos de hundirles artísticamente les sirvió para dar un espaldarazo a los proyectos musicales que llevaban cuatro años trabajando. Acaban de estrenar su segundo trabajo en este 2019: ‘Lo-Fi Sounds for Hi-Fi People’. Juanjo Ufarte es batería de la banda,
No es muy habitual que una banda saque dos discos en menos de 12 meses.
Cuando nos fuimos a grabar a Pinos Puente, nos dio tiempo a sacar material para dos discos. El anterior (‘Memories From Pines Bridge’) estaba compuesto por ‘jams’ e improvisaciones, pero aún quedaban cosas por editar. En principio, la idea era un disco doble de forma conceptual, pero lo descartamos, así que decidimos sacarlos por separado. A este último le faltaban aún voces y algunos arreglos, así que lo grabamos y mezclamos por nuestra cuenta en nuestro estudio.
¿Influyó de alguna manera el fallecimiento de vuestro compañero en la forma en la que se han desarrollado estos últimos trabajos?
El primero, en realidad, estaba ya mandado a fábrica antes de que él muriera y, en este último, las mezclas terminadas. Pero sí que tuvo que ver en que, en cierto modo, nos dio motivos para no parar. Él ha estado presente al 100%, lo único que nos da pena es que no terminara de ver realizados sus propios trabajos
Sonidos Lo-Fi. Baja fidelidad. Más verdad en la música.
De hecho, ese nombre lo decidió Andrés. Y tiene bastante que ver con la evolución que hemos desarrollado. Cuando empezamos a grabar discos, no sabíamos cómo queríamos sonar. Con el paso del tiempo hemos ido tirando a sonidos más parecidos a los de un ensayo: más analógicos.
Y es una corriente que coge fuerza. Curioso porque cada vez hay mejor tecnología para grabar con más calidad.
Yo creo que tiene que ver con el purismo y la búsqueda de sonidos más naturales.
Una vuelta a los orígenes. ¿Hay hartazgo de la música sobreproducida?
Tiene relación. Pero también hay que tener claro que el rock and roll está muriendo. No hay más que ver los festivales de este estilo. Va muy poca gente joven.
¿Y qué es lo que lo está matando?
Yo creo que está muriendo de viejo. Hay un eterno debate con las bandas de versiones. Algunos dicen que guardan esa herencia de canciones que, gracias a ellos, se siguen escuchando día a día. Ahora no hay referentes nuevos, y si los hay, están enmarcados dentro de un momento cultural posmoderno en el que todo es efímero. Una banda que parece que va a ser la hostia, a los dos años no los conoce nadie.
¿Y The Dry Mouths dónde se enmarca?
A nosotros nos han ido poniendo etiquetas. La última es la de ‘Desert Rock’. Sí que hay mucho de eso en nuestra música, pero no lo hacemos deliberadamente. Nosotros tocamos rock alternativo. Podemos tener tinto de esto o aquello, pero nunca lo hemos hecho con la intención de acercarnos a ningún estilo y creo que, precisamente por eso, hemos ido batacazo tras batacazo (risas).
Vais al margen de las modas.
La gente dice que si el grupo es bueno, acabará sonando. Yo creo que no, que tú no puedes marcar las modas. Son las modas las que te marcan lo que tienen que hacer los demás si quieren acercarse a ellas. Y, precisamente ahora, creo que la música rock y los estilos menos comerciales tienen un público reducido.
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