Fue a finales del mes de agosto cuando la Virgen del Mar se despidió de los almerienses para volver tres meses después siendo la que un día fue: el proceso de restauración que culminó ayer con el regreso de la patrona de Almería a su camarín en el Real Convento de Santo Domingo ha devuelto a la talla mariana su aspecto original (o uno lo más aproximado posible).
“La principal conclusión tras la restauración es el buen resultado de la intervención gracias a la eliminación de todas las intervenciones previas, lo que ha permitido rescatar en gran parte todo lo que se ha podido de la policromía más primitiva de la imagen”, explicaba en declaraciones a LA VOZ el restaurador almeriense Joaquín Gilabert, responsable de una intervención histórica.
Como consecuencia, el aspecto de la Virgen del Mar que en la tarde de ayer pudieron ver con sus propios ojos los almerienses es muy distinto al que acostumbraba: “Se va a notar cierta diferencia en el cabello. Antes era casi negro, muy oscuro y ahora es más rubito. Y luego el manto tenia un color mas oscuro y ahora es más anaranjado. La policromía de las carnaciones también son más claras”, anunciaba el propio Gilabert horas antes de que la santuario de la Virgen del Mar abriera sus puertas para que los devotos de la patrona pudieran comprobar que, efectivamente, la verdadera Virgen del Mar tiene el cabello rubio y un manto salmón.
De hecho, el aspecto de la Virgen del Mar en el día de ayer era prácticamente inédito para muchos y no solo por la intervención: al lucir sin manto, sin rostrillo e incluso sin corona, los almerienses pudieron ver ayer la talla mariana tal y como es, tal y como apareció en Torregarcía hace ahora más de 500 años.
Conservación
La intervención, que ha sido llevada a cabo en el interior del propio convento, en un espacio habilitado para ello, ha permitido comprobar que la talla de la Virgen del Mar “se encontraba en un estado bastante precario”, tal y como confirma el propio Joaquín Gilabert tras tres meses de trabajo.
De hecho, la intervención ha supuesto “un tratamiento integral”, lo más completo y profundo posible que no solo ha devuelto a la Virgen del Mar su aspecto original, sino que permite que “no haya que pensar en futuras intervenciones”, plantea Gilabert.
“Hay que pensar en la conservación”, explica el restaurador almeriense.
De hecho, Gilabert contaba ayer que ahora el gran reto para lograr que la intervención mantenga sus efectos en el tiempo es controlar el estado del camarín de la patrona de Almería.
“Se está intentando ver cómo se va a controlar la temperatura y la humedad en el camarín”, anunciaba ayer el restaurador.
“Hay muchos cambios y alteraciones y hay que controlarlos”, detallaba Gilabert.
Por las manos del almeriense han pasado, precisamente, las principales devociones de toda la provincia, siendo este último trabajo la guinda, el culmen de la carrera de un restaurador que ayer confesaba que esta intervención “ha sido un reto y, aparte, un orgullo”.
Ahora, le queda “la satisfacción de haber levado a cabo la intevención de una pieza muy importante de la provincia. Para mi es una gran satisfacción”.
Y, por fin, Almería podrá contemplar a su patrona tal y como es, con los colorrs que vio el torrero morisco Andrés de Jaén en diciembre del año 1502.
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