Como ocurrió a otros muchos jóvenes, Ángela Espejo (Almería, 1993) tuvo que buscarse las habichuelas fuera de la provincia desde su época universitaria. Un exilio que hizo que se despertara en ella un sentimiento del que no era consciente: el almeriensismo. Este amor por su tierra desde la lejanía quiso plasmarlo en unos diseños que ahora triunfan en Internet y que representan esa idiosincrasia propia, única y particular de este rincón del sureste de la Península Ibérica.
- ¿Qué es lo que tratas de representar en Semolapura?
El significado general es que los almerienses tendemos a menospreciar o infravalorar el sitio de donde venimos. Eso, sobre todo, lo vemos los que hemos nacido aquí y luego hemos tenido que marcharnos fuera. Muchos en seguida intentamos disimular el acento, por ejemplo. Por el contrario, hay gente que alardea muchísimo de los sitios de donde viene, mientras que los almerienses lo llevamos ‘por lo bajini’. Tú conoces a un sevillano y no le hace falta ni un minuto para hacerte ver que es de Sevilla.
- ¿Y por qué crees que ocurre este fenómeno?
Mi impresión es que a nosotros nos falta reconocer lo que es nuestro, por una parte, y por otra, llevarlo con orgullo.
- ¿Cuál es esa idiosincrasia almeriense que es el lema de la marca?
Es algo muy amplio. Igual puede ser una cosa tan simple como nuestro acento o palabras que usamos y que no se utilizan en otro sitio. O costumbres, como comer migas cuando llueve o algo que no tiene que ser tan visible como los chérigans o los americanos, pero igualmente son cosas en las que nos reconocemos. También lo son los personajes que han hecho cosas importantes y que, a veces, nos son desconocidos.
- De alguna manera, tu objetivo es visibilizar eso que nos hace únicos y particulares.
Sí. Y cuando digo que hay que enorgullecerse no hablo de que haya que sentirse mejor que los demás. Es algo que forma parte de quienes somos. No creo que sea bueno ocultar una parte de quién eres, simplemente, reconocer que es algo que te hace único y darle valor.
- ¿Tú te reconoces en ese almeriense clandestino?
Claro. Yo no hago esto porque me sienta la almeriense pura. Todo lo contrario, sino porque me ha ocurrido eso mismo: tuve mi primera entrevista de trabajo y me di cuenta de que estaba ocultando mi acento. Y me sigue pasando en Barcelona, al final es peor porque acabo trabándome y sale todo mal (risas). Me he sentido así muchas veces.
- ¿Y cómo has hecho para recopilar este patrimonio inmaterial y material nuestro?
Sobre todo, preguntando mucho a la gente. Especialmente a personas de fuera, viendo si conocían ciertas palabras como “coscoletas”. A veces ocurre que no nos planteamos ni siquiera lo que estamos diciendo.
- Una de tus colecciones más populares es la de ‘ardilosas y orgullosas’, con mujeres importantes como protagonistas. ¿Cuáles son las ardilosas del presente?
Se me ocurre mencionar a tres: la cantaora Ana Mar García, la creadora de Lausett, Laura Pérez y la jugadora de balonmano Carmen Martín. Creo que ellas representan un rol que no se suele ver en general. Son mujeres que han llegado muy lejos en sus respectivos ámbitos.
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