Fue al terminar el curso escolar 1963-64 cuando Luis García Rodríguez comprobó que los estudios no eran los suyo. Acabó 2º de Bachillerato y cambió los libros por las tijeras. “Mi tío Juan Domínguez era peluquero y me animó a probar aquel verano y aprender el oficio. Él trabajaba en una vieja peluquería que había en plaza de San Sebastián, y con ellos me quedé”.
Apenas tenía once años cuando se inició en el que sería su trabajo durante 55 años. “Empecé de aprendiz ya que, por entonces, era el maestro peluquero quien enseñaba el oficio de peluquero de caballeros, lo que he sido hasta el 31 de diciembre de 2019. Hoy día, la mayoría de peluquerías son unisex”.
Mucho ha cambiado todo en este último medio siglo y los gustos ‘pilíferos’ también. “Cuando comencé en 1964 se llevaban el pelo y las patillas largos, por influencia de los Beatles. La gente venía a afeitarse casi a diario y pelarse una vez al mes, sin las prisas de hoy día, y en muchos casos echaban la mañana”.
Además de los gustos estéticos, los precios también han variado. “Mis primeros pelados costaban 16 pesetas y seis pesetas solo afeitarse. Por el último pelado que hice cobré 12,50 euros”.
Hace 30 años, dejó de ser barbero-peluquero para quedarse sólo con lo segundo. “Fue cuando apareció el Sida, la gente le tomó miedo a la navaja por la posibilidad de contagio y dejamos de afeitar”.
Ubicaciones
Luis García Rodríguez comenzó en la plaza de San Sebastián. “Estuve sólo unos meses, mi tío Juan se estableció en calle Santos Zárate y me fui con él. Allí pasé 29 años hasta que se jubiló y derribaron el edificio. Me quedé solo y alquilé un local en calle Berenguel donde pasé tres años. Los últimos 26 he estado en calle San Leonardo, ya con mi hijo Luis, quien me toma el relevo tras 55 años de trabajo”.
Luis siempre ha tenido una clientela fiel, fija... y masculina. “Antes estaban separadas peluquerías de hombres y de mujeres. Yo siempre he pelado hombres, al igual que los más antiguos de Almería: los hermanos Uclés, Miguel Bisbal, Caravaca y yo”. ¿Y a partir de ahora, qué? “Pues cultivar mis aficiones: la pesca, el dominó, la caza y dedicarle más tiempo a mi mujer, Loli, y a mis nietos. Poco he podido disfrutar de la familia”.
Hasta cinco generaciones de una familia
Luis García se siente muy satisfecho de haber pelado a varias generaciones de una misma familia, a pesar del cambio de gusto estético en más de medio siglo. “El récord lo tiene la familia Úbeda, de la que he pelado a cinco generaciones, desde el bisabuelo hasta los bisnietos. De varias familias he cortado el pelo a cuatro generaciones: Piquer hermanos, Ramón del Pino y vosotros, los Bretones, me vienen ahora a la cabeza”. Pues a mí no me ha pelado más que Luis. A ver qué hago con mi pelo a partir de ahora.
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