Alfonso Sánchez y Alberto López traen a Almería un adelanto de su nuevo filme

Los ‘compadres’ Alfonso Sánchez y Alberto López se han echado a la carretera para promocionar su nueva película. Como los comediantes de ‘El viaje a ninguna parte’ o los escritores entregados a su público (que se lo digan a Juan Gómez-Jurado), los sevillanos recorren estos días España para presentar ‘Para toda la muerte’, una comedia negra, negrísima, que conjura a Hitchcock y Polanski, a Berlanga, Edwards y Ferrari, a Azcona, Jardiel y Paso para armar(la) en un pisito. 

La pareja, con una fiel legión de seguidores desde que saltaron de YouTube y los escenarios a la pantalla grande con ‘El mundo es nuestro’, estará este sábado 11 de enero a las 16.30 horas en la sala 3 de los Monumental de Almería. Allí, con entrada libre, proyectarán algunas secuencias de la película -que llega a los cines el 31 de enero-, desgranarán cómo ha sido el proceso de creación del filme, firmarán pósteres, regalarán DVD y charlarán con el público.

‘Para toda la muerte’, con guion de Ana Graciani, cuenta la historia de un opositor que descubre que a causa de un error administrativo la plaza de funcionario que creía conquistada aún no es suya. Y de tenerlo todo pasa a convertirse en el primero de los suplentes. Algo que solo solucionaría si alguno de los que le preceden, por ejemplo, fallecen.

“Las mejores comedias encierran grandísimos dramas. La situación laboral en España y en el mundo es hoy compleja, eso de un puesto para toda la vida no existe, la idea del estado del bienestar quedó atrás. Y hacerse funcionario es una de las tablas de salvación que encuentra hoy a la gente”, cuenta Alfonso Sánchez en una entrevista en ‘Hoy por Hoy’ de SER Almería.

Como en ‘El mundo es nuestro’, donde daban voz a los indignados en una suerte de ‘Tarde de perros’, y en ‘El mundo es suyo’, como un ‘After Hours’ scorsesiano en la que la emprendían a golpes (y lingotazos) con la cultura del pelotazo, en ‘Para toda la muerte’, un ‘Cluedo’ castizo poblado por falsos culpables (o no), Alfonso Sánchez dirige y actúa, aunque aquí de forma escueta: el peso lo lleva Alberto López, el desventurado José Vicente, a quien la ilusión del funcionariado le dura una fanta. “Se cree una ovejilla más en el redil, ve claro el camino de las 14 pagas, la hipoteca... Todo se desvanece, de ahí que tome una decisión tan trágica como eliminar a otro ser humano”, apunta. 

“Mi presencia aquí es menor, así que he podido centrarme más en la dirección. El reto ha sido mantener el ritmo de comedia, llevar al espectador de la mano para que vibre. Me he marcado un Woody Allen”, dice por su parte Alfonso Sánchez sobre la ajustada duración (menos de 80 minutos) de una comedia que funciona como una montaña rusa (y andaluza), ácida y juguetona.