Nixon ha sido una de las bandas que ha marcado la última década en Almería. Un grupo que nació y creció al abrigo de la corriente independiente que inundó España a principio de los 2000 con la intención de dar a la juventud de la época una salida frente a la invasión machacona y comercial que ha acabado por devorarlo casi todo. Hace solo unos días anunciaban su disolución tras diez años sobre los escenarios en los que han sido parte de los festivales más importantes del panorama nacional. LA VOZ habla con el que ha sido el vocalista de la banda, Alejandro Sánchez.
¿Ha dado tiempo a digerir todo lo que ha ocurrido?
Creía que el drama había pasado hasta que sacamos el comunicado y la gente te toca un poco “la patatilla”. Esperas que te escriban cosas, pero no tantas ni desde tantos sitios. Gente de todo el panorama nacional diciéndote lo que le aportaban tus canciones. Creo que eso de dejar huella en el corazón de la gente es lo más grande que te puede pasar.
¿Por qué habéis decidido ponerle fin al viaje?
Es una vida súper dura la del músico. Esta es una opinión personal, y no lo digo porque yo esté dentro del mundillo, pero creo que lo vacío y lo fácil llega mucho antes a las nuevas generaciones, a las masas, que al final son las que mueven el cotarro musical. Lógicamente hay bandas que despuntan dentro de cada género y que, al final, pueden vivir de ello, pero es muy difícil dedicarse a la música haciendo algo personal y que no siga tendencias. Precisamente, hace unos días, me escribía sobre esto un muy buen amigo músico y me decía “el éxito en la vida es poder mirarte al espejo con dignidad”. Y creo que eso es lo que nos llevamos nosotros. Siempre hemos tenido una línea clara de lo que queríamos hacer; eso ha sido quizás negativo para el producto, pero favorable para nuestros corazones y para esa dignidad.
¿Y puedes mirar a vuestra trayectoria con dignidad y orgullo?
Estoy orgulloso, sí. La evolución hace que escuches canciones del principio y ahora digas “en qué pensaba”, pero te pilla en una edad y en un contexto en el que haces eso, luego evolucionas como persona y todo cambia, pero estás orgulloso de haber hecho eso y haber pensado y escrito esas canciones y no otras en las que podrían ir mensajes equívocos. Hemos llegado a sitios que nunca hubiésemos imaginado; claro que en algún momento ves que algo funciona y piensas que puedes vivir de esto, pero la realidad es que nunca hemos tenido metas tan asombrosas, de corazón.
Radio 3, la Plaza del Trigo, el Cooltural... ¿Ha merecido la pena todo el esfuerzo por esos logros?
Ha merecido mucho la pena. En el camino hemos dejado muchas cosas, pero para conseguir lo que quieres tienes que sacrificar otras. Por eso ha llegado el momento de coger espacio y aire, de emprender nuevos caminos.Es difícil llevar tantas vidas a la vez, no hay que olvidar que nosotros llevamos la vida de músicos y la personal, cada uno con su trabajo y con sus problemas.
¿Con qué imágenes te quedas?
Me vienen muchos momentos con los compañeros (se emociona). Somos una familia y, al final, hemos pasado mucho tiempo juntos. Hemos compartido camas, hoteles, comidas, furgoneta, todo lo íntimo, lo más personal. Me quedo con la gente que hemos conocido, personas increíbles. Y también con haber ayudado a muchos con nuestras letras, con haberles echado una mano para superar cosas. Eso ha sido muy bonito. Y lo último que me llevo es el proyecto ‘Music for All’, que creo que nos ha ensanchado el corazón a base de empujones. Es lo único en lo que seguirá Nixon siempre, aunque se haya disuelto. Estaremos para lo que haga falta en ese proyecto y para todo lo que sea un altavoz para la inclusión. A pesar de que fuera lo último ha sido algo tan grande que se lleva un papel principal.
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