Para un maestro de periodistas como es Miguel Ángel Blanco, la palabra no desaparece, si acaso adquiere un matiz nuevo, un significado desconocido hasta ahora. Por eso, de la destrucción de su archivo personal- ese que reunió a lo largo de décadas dedicadas al oficio más bonito del mundo- ha nacido un libro de poesía a su aire, o de “poesía en prosa”, como decía José Ángel Valente.
‘Palabras rotas, quemadas y desaparecidas’ es el título de esa obra que, publicada por el Instituto de Estudios Almerienses (IEA), se presenta hoy jueves 20 de febrero, a las 20 horas, en el Salón de Actos de la Fundación Unicaja de Almería (Paseo, 69). Un acto en el que Blanco debía estar acompañado por su amiga Pilar Quirosa-Cheyrouze, poeta fallecida hace un año que supo del proyecto cuando aún se gestaba y confesó su fascinación. La misma que profesaba hacia todo lo que nacía de la pluma de Miguel Ángel.
Aquel fatídico día en el que Blanco destrozaba papeles de periódicos amarillentos en su casa de Cabo de Gata, tuvo una epifanía: ahí había un libro. Un libro que habría de nacer del concepto de la palabra rota y renacida, de jugar con ella. Como una gran metáfora en la que estaba encerrada una vida profesional que abarca de la Transición Española a 2011, fecha en que se jubiló. Aunque los profesionales como él mueren con las botas puestas.
Luego vinieron las anotaciones, las relecturas, la capacidad infinita de imaginar que nombrar es el comienzo de todas las cosas. “Leyendo el Evangelio según San Juan, me llamaba la atención ese concepto de la palabra inicial; de cada palabra tú puedes crear una novela, un reportaje, puedes construir un mundo entero”, apunta a LA VOZ.
De la cultura al medio ambiente
Nacido en Madrid en 1946, su idilio con la tierra del indalo empezó en 1973, fecha en la que se convirtió en delegado de ‘Ideal’ en Almería; un cargo que desempeñó hasta 1990. A lo largo de su intensa carrera, ha mostrado especial sensibilidad hacia la cultura y el medio ambiente, siendo pionero a la hora de cultivar un periodismo comprometido con la ecología. Recibió el Premio Andalucía de Periodismo escrito en 1989 y firma ocho libros de géneros diversos.
Construir un mundo entero o la historia de la literatura, donde la poesía, para Blanco, ocupa un lugar “esencial”. Porque en estos versos a su aire dispuestos a lo largo de 76 páginas y ocho capítulos que abren citas de poetas y cantautores, el escritor conjuga realidad y ficción y recurre al mundo de la imagen como buen cinéfilo.
No era difícil sospechar que a un periodista de su carga lírica la poesía le saliese por las costuras. Ya se lo dijo Alexis Díaz Pimienta cuando publicó ‘El espíritu del Cabo’: “Tienes trasfondo literario”. Y Julio Alfredo Egea, quien a raíz de la sección ‘Almeriense Sur’ le preguntó si tenía escritos literarios. “Se nota en tus artículos”, sentenció.
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