En julio de 1909 se inicia un nuevo conflicto en las cercanías de Melilla. Un grupo de trabajadores españoles de la Compañía Española de Minas del Rif son atacados mientras trabajaban, ocasionando cuatro muertos.
Fue el estallido final de unos meses de tensión y conflictos frecuentes que hacían pensar en el cercano inicio de un conflicto armado. Ante estos asesinatos de ciudadanos españoles el Gobierno autorizó al general Marina acciones ofensivas que redujeran la revuelta en las cercanías de Melilla.
Lo que se inicia como una operación de policía por parte de la comandancia general de Melilla, se alargará entre julio y diciembre de ese año. Esta guerra será la responsable de los sucesos conocidos como la Semana Trágica de Barcelona, cuando se produce una revuelta en contra del embarque de soldados con destino a Melilla.
También en esta guerra se producirá la célebre acción del Barranco del Lobo que costará la vida entre otros al general Guillermo Pintos y a un centenar de españoles y que marcará durante generaciones la mentalidad respecto a los conflictos en el norte de África.
Ayuda
Ante el colapso sanitario que podría sufrir la ciudad de Melilla pronto se vio la necesidad de evacuar heridos hasta la península. En Almería pronto surgió la idea de ayudar en la medida de lo posible a los soldados heridos en la campaña. Al igual que ocurría en otras ciudades españolas se pensó en la instalación de un hospital provisional, conocido en la terminología de la época como Hospital de Sangre.
En primer lugar se acordó la instalación del Hospital de Sangre en el edificio cedido por Juan Terriza. Además se acordó que sería mantenido por Almería, para ello se desarrollarían diferentes actividades recaudatorias siendo la primera la apertura de una suscripción. Además y para facilitar la agilidad en la toma de decisiones de la institución se decidió crear una Junta Directiva y una Comisión Ejecutiva que sería la encargada de reunirse con frecuencia y tomar las decisiones necesarias para la apertura del centro sanitario.
La Comisión Ejecutiva quedó organizada de la siguiente manera: Antonio Ibarra como Presidente; Rafael Martínez como Tesorero; Eduardo Pérez Ibáñez, José Jesús García, Andrés Leal de Ibarra y Enrique López Rull serían los encargados de supervisar las obras necesarias para la apertura del Hospital. Bernabé Gómez Iribarne, José Molero y Andrés Cassinello García quedaron encargados de las suscripciones económicas. José Sánchez Entrena y Francisco Jover y Tovar fueron nombrados como secretarios.
Cruz Roja
El ministerio de la Guerra nombraría director del centro al por entonces médico 1º Cándido Navarro y Vicente, quien llegaría procedente de la 5ª región militar y que dirigiría el centro durante todos los meses que este estuvo operativo. Junto al doctor Navarro y Vicente se incorporarían el cabo Rafael Alba Cabello y el sanitario Mariano Antonio Lastras, ambos procedentes del Cuerpo de Sanidad militar.
El personal que se hace cargo de las instalaciones son las Hermanas de la Caridad, algún personal de la Cruz Roja y sobre todo el trabajo altruista de médicos locales que se compaginan en la atención de los pacientes. Junto al escaso personal militar desplazado, trabajron médicos locales quienes altruistamente decidieron colaborar con su tiempo y trabajo en la atencióna los heridos. Podemos mencionar a los doctores José Gómez Rosende, Eduardo Pérez Cano, José Cordero Soroa, Eduardo Pérez Ibañez y José Arigo Serrano.
Si bien para la población almeriense el hospital fue siempre conocido como Hospital de Sangre, para el Ejército se trataba del Hospital Militar de Evacuación de Almería.
El Hospital de Sangre se mantuvo en funcionamiento entre septiembre de 1909 y febrero de 1910.
En contra de lo que podamos imaginar, la inmensa mayoría de los pacientes del hospital almeriense no fueron heridos en combate. Valga como ejemplo de esto la primera expedición del mes de septiembre. Sólo dos pacientes lo eran por arma de fuego, uno lo era de arma blanca y cuatro por heridas contuso-explosivas. El resto de pacientes eran enfermos en general con infecciones o dolencias del sistema respiratorio.
Paludismo, fiebres tifoideas, blenorragias, neumonías, bronquitis, sarna, tiña…etc. eran por lo general las dolencias más comunes. Esto nos puede servir para hacernos una idea de las malas condiciones higiénico-sanitarias en las que se desarrollaba tanto la vida en campaña como en los cuarteles.
En total fueron 237 soldados los que fueron atendidos en el hospital almeriense entre los meses de septiembre y enero. De ellos 217 eran enfermos, mientras que los otros 20 respondían a heridas producidas durante la campaña. Tan solo nos constan tres soldados fallecidos durante su internamiento en el Hospital.
El Hospital se cerró definitivamente en enero de 1910. Se consideraba que sus servicios ya no eran necesarios pues la campaña había concluido. Se dispuso que los heridos que aún permaneciesen en el centro fuesen trasladados al Hospital civil o bien al Hospital militar de Granada. El doctor Cándido Navarro quedaba en situación de disponible en la 2ª región, mientras que el resto del personal se reincorporaba a sus puestos en la brigada de tropas de Sanidad Militar.
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