Un libro para recuperar los Filabres de José Martínez Oña

Era un acto destinado a la presentación de un libro, pero devino inevitablemente en una velada dedicada a la recuperación de muchas cosas, a los recuerdos, incluso a las emociones. Se recuperaba un libro, Mis rutas por los Filabres, pero también a su autor, el doctor José Martínez Oña, y a una época y un mundo ya ido que él supo descubrir, amar y describir en el momento en que cambiaba inevitable e irreversiblemente, allá por los años 70 del pasado siglo XX.

Mis rutas por los Filabres era una obra recordada por muchos almerienses. Fruto de la recopilación de los reportajes que el doctor Martínez Oña publicó en el año 1975 en LA VOZ, fue un libro publicado por la Editorial Cajal, de José María Artero, un año después, con una gran acogida por parte del público, hasta el punto que se agotó en muy poco tiempo.

Ahora, 35 años después, el Instituto de Estudios Almerienses lo ha recuperado, en una cuidada edición conjunta con el Ayuntamiento de Olula de Castro, promovida por Rafael Martínez-Oña López, hijo del autor.

Una época de cambios

De modo que en la presentación de la noche del jueves, presidida por el director del IEA, Rafael Leopoldo Aguilera, con la presencia del alcalde de Olula de Castro, Guillermo Mesas, el público que literalmente llenó el salón de actos de la sede del IEA estaba compuesto por una amplia representación de la familia del doctor, pero también por una buena cantidad de personas vinculadas al mundo de Los Filabres, su vida y su estudio.

El acto comenzó al filo de las ocho de la noche, y pronto se habbía convertido en mucho más queuna simple presentación del libro, pues los investigadores Juan Antonio Muñoz y Juan Salvador López Galán realizaron, con apoyo multimedia, sendas disertaciones sobre la Sierra de los Filabres y sus singularidades geográficas, etnográficas y culturales.

Fruto de seis años de viajes, paseos y recorridos de fines de semana, de más de 15.000 kilómetros recorridos en coche y a pie por las laderas, montes, barrancos, arroyos y poblaciones de la Sierra de los Filabres, el libro refleja los mil y un detalles que el doctor Martínez Oña recogía a pie de vida sobre las personas que lo acogían y le contaban sus historias, sobre los paisajes y riquezas naturales.

Era un modo de vida que por aquellos años, con el desarrollismo y las máquinas que comenzaban a allanar caminos, instalar antenas y cables de electricidad, iniciaba un inmenso cambio en su propia esencia después de siglos de inmovilismo. Y ese es el mundo que el autor capta y escribe.

Pueblos con tejados y paredes de pizarra, el observatorio astronómico que se planea en el Calar Alto, los comienzos de la despoblación de unos pueblos hasta entonces bien habitados... Todo está en este libro, que es como una declaración de amor. Al final del acto un video puso el broche de oro con el rescate visual del hombre que lo escribió, más que letra a letra, kilómetro a kilómetro.