La pandemia del coronavirus aparecerá en los libros de Historia del futuro. Y los alumnos del CEIP Virgen de Loreto de Almería se han propuesto adelantar trabajo a los investigadores que elaborarán esos contenidos a través de un proyecto que ha implicado, de principio a fin, a todos los alumnos de este centro educativo. Se trata de fabricar una cápsula del tiempo en la que cada estudiante, con el apoyo de familia y profesorado, ha introducido materiales que radiografían este tiempo único que nos ha tocado vivir.
Cartas, árboles genealógicos, entrevistas, huellas dactilares, fotografías, manualidades y páginas de periódico, todo tiene su sitio en esta cápsula del tiempo que el alumnado ha ido elaborando a lo largo de los primeros 50 días del confinamiento.
Entre ese valioso material, hay una chica que confiesa estar bien aunque se siente preocupada por si alguien de su familia “pilla el coronavirus”. Otra prefiere ver el lado positivo y asegura que ha descubierto que “a veces viene bien pegarse un ‘encerrón’ porque así podemos descansar un pelín”. Y una tercera compañera manifiesta que estar tanto tiempo sin salir a la calle afecta, pero ayuda “que las casas estén llenas de amor”.
Esta semana todos están confeccionando la caja en la que conservarán estos ‘tesoros’. Mientras, deciden dónde la guardarán y cuándo la abrirán. Y especulan sobre qué sentirán al reencontrarse con esta especie de diario que tanto ha significado para ellos.
“La idea nos vino de un centro de la Comunidad Valenciana; la compartimos en el grupo de WhatsApp de los profesores y pronto nos convencimos de que teníamos que desarrollarla, ya que el objetivo era trabajar la competencia emocional, algo tan importante en estos tiempos difíciles, a través de una propuesta que además implica a diversas áreas: el arte (fotografías, manualidades), los tipos de textos (cartas, entrevistas) y la Historia (las fuentes escritas, visuales)”, explican desde el Virgen de Loreto de Cortijo Grande.
Cartas a su yo del futuro
Este innovador proyecto, que se ha ido adaptando a los distintos niveles del centro, ha permitido a los estudiantes conocer un poco más de su historia familiar al entrevistar a sus padres y abuelos o al plasmar sus raíces en un árbol genealógico.
Pero es que los alumnos también han escrito cartas a su yo del futuro contándoles que solo pueden salir a la calle una hora o que están entusiasmados por reencontrase con sus abuelos. Incluso padres han dirigido misivas a sus hijos que expresan, por ejemplo, lo mucho que les ha sorprendido la estoicidad con la que han soportado esta cuarentena que parecía no terminar nunca.
En otros casos, se han recogido huellas dactilares reflejadas de forma ingeniosa junto a las de sus mascotas, o datos más cotidianos como la altura, el peso o lo que quieren ser de mayores.
“Hay una parte que tiene que ver con la comunidad en la que los chicos han contado cómo han participado en los aplausos de las ocho o colgando dibujos en los balcones”, cuentan desde el centro.
La vida en familia se ha llevado asimismo parte del protagonismo, porque el alumnado ha registrado aquellas fechas importantes que ha vivido -aniversarios de sus padres, cumpleaños, un embarazo- y cuáles han sido sus actividades favoritas en el confinamiento, como hacer pan en casa o jugar a juegos de mesa.
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