El juego es sencillo. Tanto si usted es de Almería como si no, piense en un lugar de esta esquina peninsular que le evoque la palabra cine. Con casi total seguridad vendrá a su mente el desierto de Tabernas o alguno de los poblados del Oeste. Posiblemente vea a un tipo de barba descuidada y poncho sucio, enfangado en un duelo bajo un sol de justicia frente a otro hombre, o incluso frente a dos, con miradas que van y vienen, y vienen y van, y dedos temblorosos que no terminan por decidirse a desenfundar.
Sigamos jugando. Si ahora le preguntan cómo ‘suena’ esa imagen --que quizás nunca ha ‘existido’ como tal en una pantalla pero que en su cabeza sí es capaz de erigirse como un nítido fotograma-- no albergará dudas: habrá un silbido recurrente y afilado, capaz de cortar el viento; ruidos de caballos al galope solapados con violentos chasquidos de látigos; onomatopeyas como las de los cómics en las que se funden gritos humanos, alaridos animales y disparos, al ritmo que marca el punteo de una guitarra. Sí, esa es la banda sonora del paisaje cinematográfico de esta tierra desde hace casi seis décadas. Una amalgama de sonidos capaces de atrapar la belleza y la dureza de unos paisajes convertidos en un plató natural único. Es el regalo que, seguramente sin pretenderlo nunca, ofreció para siempre a Almería un italiano de Roma que acaba de dejarnos a los 91 años, camino de los 92. Un compositor llamado Ennio Morricone que, triste paradoja, jamás pisó el lugar en el que tantas veces le hemos nombrado.
Él, obvio, sabía bien que Almería era el espacio sobre el que Sergio Leone, apenas dos meses menor que él y con quien había coincidido en sus años escolares, había levantado, como un crío jugando con tambores de colada vacíos y descoloridas figuritas de vaqueros, su personal universo western. Un mundo fronterizo que elevó exponencialmente esa apuesta por el mestizaje gracias a la música de Morricone. Partituras que, como las miradas de Clint Eastwood o las ramblas y cortijos almerienses, fueron piezas más en ese azaroso puzle que a la larga, más allá de ser una distorsión mediterránea de un género tan clásico y tan norteamericano como el cine del Oeste, acabaría teniendo identidad propia.
“Nunca estuve en Almería”
“Nunca he estado en Almería. ¿Está en el sur de España, verdad? Mucho calor”, bromeaba Morricone en palabras recogidas para LA VOZ y la SER Almería por Javier Adolfo Iglesias durante un homenaje a distintas personalidades de la música celebrado en 2001 en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares.
Quizás fuera una cuestión de caché, o de incompatibilidad de agendas. O quizás nadie en Almería, desde ninguna institución local, provincial o autonómica, haya intentado jamás mover un dedo para que Morricone recorriera por primera vez, puede que con la ilusión de un niño en la noche de Reyes, los parajes que ilustró con sus partituras en una veintena de largometrajes. A lo mejor se hicieron todos los esfuerzos para que el maestro cogiera su batuta y dirigiera a una orquesta en un auditorio de la provincia o bajo la luna en alguna de las plazas de los decorados del Oeste de Tabernas. O en un escenario levantado cerca de la Era de Los Albaricoques o en las inmediaciones del Cortijo del Fraile por donde deambulaban buenos, feos y malos. Posiblemente se intentó, los teléfonos deben estar apuntados en algún papel, arramblados en algún cajón, pero ya nunca lo sabremos. Lo que sí es cierto es que en julio de 2007, en la única parada española de su gira internacional de entonces, Ennio Morricone se puso al frente de la Orquesta y Coro de Radiotelevisión Española frente a 3.000 espectadores en la plaza de toros de la vecina Lorca.
Más allá de Leone
Además de sus composiciones para los cinco westerns que Sergio Leone rodó en Almería, el músico italiano firmó las bandas sonoras de otros dieciséis largometrajes localizados en Almería. Puede que 21 títulos de los más de 500 que jalonan su prolífica trayectoria en las bandas sonoras para cine y televisión se antojen una anécdota pero nada más lejos de la realidad. Él ya trabajaba en la industria musical y en los sesenta compuso temas, por ejemplo, para Mina, Rita Pavone y Françoise Hardy, pero el éxito de la ‘Trilogía del Dólar’ le situó en el mapa. De hecho, en su web oficial puede leerse: “Ennio Morricone está considerado con razón uno de los mejores compositores de cine del mundo. Una leyenda cuya obra ha llegado mucho más allá de los abrasados paisajes del desierto de Almería (‘La muerte tenía un precio’) y las aguas tumultuosas de las Cataratas de Iguazú (‘La misión’)”, en un guiño a dos de sus obras más célebres.
Morricone nunca estuvo en Almería pero la definió con su música, y también con sus palabras. En 2018, Guillermo de Oliveira, director del indispensable documental ‘Desenterrando Sad Hill’, sobre la filmación de ‘El bueno, el feo y el malo’ y la secuencia final rodada en Burgos, le entrevistaba en su casa de Roma y conseguía este testimonio: “Nunca he estado en Almería. Pero la he visto muy bien en las películas de Sergio. Es una tierra de gran belleza pero hay una palabra mejor que bella: maravillosa. Los recuerdos que tengo de esta tierra son a través de cómo la filmó Sergio, de una manera muy poética”.
Ya nunca podrá Morricone pisar Almería, aunque Almería, de forma institucional, le recordará a través de iniciativas que empiezan a anunciarse. Nunca es tarde. De manera popular, los aficionados y los colectivos que batallan para que la historia del cine rodado en la tierra del indalo no caiga en el olvido, ya lo están haciendo. Con el deseo, aún vivo, de que algún día no tengamos que escuchar más esa melodía de las oportunidades perdidas, desfilando sin remedio como aquellos fotogramas de los besos robados en el desenlace de ‘Cinema Paradiso’.
Despedidas a una figura esencial
Ramón Fernández-Pacheco, alcalde de Almería: “Ennio Morricone, el músico que unió para siempre el paisaje de nuestra tierra con la historia del cine, nos acaba de dejar. Propondré que Almería recuerde su enorme legado con una Estrella en el Paseo de la Fama Estrella brillante (DEP)”.
Javier A. García, presidente de la Diputación: “Ennio Morricone puso melodía a las películas que hicieron de Almería el mayor plató al aire libre en los años 60. Su música siempre permanecerá viva en nuestro recuerdo. DEP”.
Ayuntamiento de Carboneras: “Carboneras puso imagen a ‘Corre, Cuchillo, Corre’, una de las muchas películas tan maravillosamente acompañadas de la música de este genio de la composición”, indican desde el Ayuntamiento de Carboneras.
Festival Internacional de Cine de Almería (FICAL): "Juntos lograron colocar Almería en el mapa mundial del Cine en la década de los 60 y su legado pervivirá eternamente como dos de los más grandes genios que jamás ha alumbrado el séptimo arte. D.E.P Ennio Morricone".
Almeriacine: "Descanse en paz Ennio Morricone. Músico genial. La banda sonora del desierto de Almería. #enniomorricone Nos quedamos con el dolor añadido de que nunca pisó esta tierra".
Asociación de Técnicos y Empresas del Sector Audiovisual de Almería (TESA): "Nos ha dejado el maestro Ennio Morricone, pero su legado es inmortal. Gran parte de sus composiciones acompañaron películas que tuvieron como escenario Almería, por lo que es y siempre será, banda sonora de nuestras vidas. Grazie, maestro".
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/5/vivir/196861/morricone-el-hombre-que-regalo-a-almeria-su-banda-sonora-pero-nunca-estuvo-aqui