“El Grupo Salmerón fue la España en América para los almerienses”

“Esta es una historia de esperanza e ilusión, la historia de un grupo de personas que supieron sobreponerse a una situación adversa”. Así resume María del Carmen Amate su último trabajo de investigación, ‘El Grupo Salmerón en Brooklyn. Alhameños en Nueva York’, un libro editado por el Instituto de Estudios Almerienses y el Ayuntamiento de Alhama de Almería que se presenta mañana en esta localidad.

Aportando numerosos testimonios y documentos gráficos, la historiadora sigue la senda de unas setenta familias que tras la I Guerra Mundial decidieron buscar el sueño americano en el corazón obrero de la Gran Manzana. “La guerra incidió muy negativamente en la economía almeriense, basada en aquellos años en la minería y la agricultura. Sin tráfico marítimo, sin fletes, el cultivo de la uva de barco, una fruta exclusivamente para la exportación, se vio muy resentido. La única alternativa para aquellos pueblos uveros, fundamentalmente los de la comarca del Andarax, fue la de la emigración”, explica.

Destino Nueva York
Una de las preguntas a las que responde María del Carmen Amate en el libro es el porqué de la elección de Nueva York como destino, en lugar de dirigirse a ciudades del norte de África o de América del Sur, como en aquella época era habitual. “Allí ya había alhameños que trabajaban como intermediarios de las casas uveras. Ellos informaban de la situación laboral y en cierto sentido actuaron como un efecto llamada. Empezaron a llegar familias y surgen cadenas migratorias, una cifra importantístima de personas que salen de Alhama y de otras localidades, aunque sobre todo de los pueblos uveros”.

Ese agrupamiento familiar facilita la vida del emigrante pero al mismo tiempo dificulta su regreso, que complica aún más el inicio de la Guerra Civil en el año 1936 y la posterior dictadura. “Surge entonces la idea entre un grupo de alhameños de crear una asociación, que llevará el nombre de su vecino más ilustre, para apoyar al ejército republicano y a sus familias, trabajando como fieras para mandarles lo poco que tenían”.

Elemento aglutinador
Así nace el Grupo Salmerón que al término de la contienda continúa su andadura apoyando a los refugiados y exiliados. “Se constituye en el elemento aglutinador: para los almerienses, fue su España en América. Cuando acaba la guerra se convierte en instrumento de solidaridad, apoyo y formación para los más jóvenes”, detalla la directora de la revista cultural ‘El eco de Alhama’.

Amate destaca también el carácter visionario de estos almerienses, que vieron la integración en la sociedad norteamericana el salvoconducto a un mañana mejor. “En su mayoría eran familias de agricultores, con una formación muy limitada, pero tenían claro que sus hijos tenían que promocionar a través de la educación”.

En Estados Unidos, donde se ha analizado a fondo el fenómeno migratorio, los inmigrantes no solían acceder a la universidad hasta la tercera o cuarta generación. “Pero en el caso de estos almerienses que formaron parte del Grupo Salmerón lo hacen en la segunda generación, como los judíos. Esa primera generación, nacida ya norteamericana, acude la universidad en un noventa por ciento y promociona socialmente a través de la formación”.

Una filosofía de vida
Los integrantes del Grupo Salmerón no sólo toman del político alhameño el nombre: también sus ideales. “Defendieron los conceptos de igualdad, justicia, libertad, ética y esfuerzo personal. Supieron llevar esos valores a Estados Unidos y la vida acabó dándoles la razón: aquellos chicos, procedentes de un medio rural, de un nivel medio-bajo, supieron promocionarse y acabaron ocupando puestos relevantes de la vida social y de investigación. Por ejemplo, en el Proyecto Apolo hubo alhameños hijos del Grupo Salmerón o en el caso del arte destaca Federico Castellón. Supieron integrarse pero conservando sus peculiaridades y asumiendo aquellos valores que configuraron su ideario de vida”.

Hoy, los descendientes de aquel Grupo Salmerón tienen algo más de ochenta años. “Son