La viveza de Virginia Fernández Collado (Bédar, 1977), hija de carpintero, se pone de manifiesto en su pedagogía y compromiso. Pide una vuelta a lo natural, tan necesario en estos tiempos de silencio, sobreestimulación y pandemia. Su inspiración está en la ecología y el medio rural.
¿Qué aporta su nuevo trabajo ‘Bosque’, una obra muy oportuna y con una clara vigencia con un virus catastrófico ligado a nuestros ataques a la tierra, la ecología?
Aporta una vuelta a lo natural, tan necesario en estos tiempos. Desde Bédar, desde este medio particular que me rodea veo con distancia el mundo, observo el pequeño detalle, por ejemplo, un grillo que canta por la noche bajo la ventana, una chicharra a mediodía, o el canto del cuco al anochecer, así es mi día a día y no echo en falta la vida vibrante de la ciudad.
¿Qué lección estas sacando del coronavirus y su crisis brutal, global?
De la pandemia y del confinamiento se puede decir ya, a estas alturas, y con lo que estamos viendo, que no hemos aprendido nada. El ser humano sigue y seguirá cometiendo los mismos errores. El egoísmo individualista se pone por encima del bien comunitario. Eso es lo que nos ha llevado a esta insostenible situación. La mayor lección que saco es, sin embargo, nuestra inmensa fragilidad como seres y nuestra ceguera como individuos. Así lo resalté en mi primer poemario ‘Depredador’ en el que hablo del mundo urbano como si de una selva se tratara.
¿Cómo se plantea la vuelta a las aulas y los bandazos de las comunidades autónomas de pedir autonomía a una norma central?
Es de locura todo. Creo que no se ha hecho un buen planteamiento. Ha habido meses para haber trabajado en este sentido, sin embargo, se delega la responsabilidad en las directivas de los centros, que no saben cómo plantear, solo se les da unas pautas generales de distancia e higiene personal. Creo que ante esta situación se necesita un plan mejor elaborado. Veremos qué pasa.
¿Dónde te inspiras para escribir?
Mi libro, ‘Lluvia, Poemas 2006-2016’ se inspiró en la primera parte en el mundo urbano y su descabellada vida sin encerrarse en ella. Este último título, ‘Bosque’, Fondo Kati, 2020, está inmerso en la naturaleza, nuestra última casa, pero desde un yo particular. Puedo decir, como lo dijo Frida Khalo, que yo soy mi mejor materia, pues es lo que mejor conozco, a partir de ahí, escribo, esta es la base fundamental de todos mis libros. Mi inspiración fundamental está en mi vida diaria y en el medio que me rodea.
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