Franka Reyes es la dueña de Jungle Vintage, la única tienda de ropa vintage que hay en Almería. Nacida en un pueblo de Jaén en 1985, considera que al consumir prendas que están fabricadas desde hace años, le damos
una segunda vida, reciclando y evitando la contaminación que produce la
industria de la fast fashion. La joven une moda, género, historia y paisaje en sesiones fotográficas en las que da a conocer a mujeres invisibilizadas.
¿Cómo empieza su historia de amor con Jungle Vintage?
Empezó en 2018. Es un proyecto que se basa en el consumo responsable de ropa a través del vintage y mediante un contexto cultural e histórico. Yo soy anacrónica, me gusta todo lo que tiene que ver con épocas pasadas: desde los 90 para atrás. Intento mezclar ropa y arte porque creo que así es más bonito que solamente vender y porque pienso que toda prenda tiene una historia que hay que contar. Imaginemos, por ejemplo, que esa gabardina de ahí la llevaba una mujer una noche en que recibió una buena noticia.
Organiza sesiones de fotos en localizaciones de Almería en las que une moda, mujer, historia, paisaje... ¿Qué pretende?
Lo que hago es llevarme a mis amigas a lugares bonitos de la provincia para contar historias verdaderas como la de Las Sinsombrero, que fueron las mujeres de la Generación del 27. Nada mejor que darlas a conocer a través de una prenda ubicada en una época concreta. Si hubieran nacido más tarde, hoy saldrían en los libros de texto.
En el confinamiento ya creamos una red para rescatar a mujeres invisibilizadas: las del arte, pero también de otros campos.
No deja de ser otra forma de vender ropa...
Claro, yo no he estudiado marketing, pero tengo amigas que son diseñadoras gráficas y me dicen que hago unos ‘storytellings’ maravillosos y yo no sé ni qué es eso. Me sale solo. Una tienda que solo publica fotos de la ropa con la talla y el precio me transmite poco y una marca tiene que transmitir, sobre todo si es vintage, porque llega un momento en que el consumo responsable de ropa es necesario, es vintage o barbarie. Eso es así. Porque si seguimos consumiendo a este ritmo, nos vamos a cargar el planeta.
¿Qué proceso sigue hasta hacerse con la ropa?
Compro en toda Europa por Internet, a través de mis web especializadas, y luego por España me desplazo a Granada, Málaga, Albacete, Madrid, Barcelona. Son almaneces vintage donde yo selecciono prenda por prenda. Si tú vas y miras, sabes si le falta un botón. Toda prenda antigua tiene un bagaje y no hay por qué tirarla, hay que arreglarla. Se cose, se arregla y si hay que ponerle una cremallera, se le pone. Y si viene con una tara y hay que bajarle el precio, pues también.
¿Cuál es la diferencia entre vintage y segunda mano?
Hay una diferencia tremenda: el vintage son prendas que tienen más de 25 años y pueden ser de segunda mano, de gente que las haya usado, o de primera, de tiendas que cerraron y se quedaron con todo el stock en el almacén. La segunda mano es otra cosa.
¿Y en Almería la gente tiene prejuicios hacia la ropa vintage?
Cada vez menos, porque sí es verdad que la gente se está concienciando de que no se puede seguir este ritmo de consumir y consumir sin ningún sentido. Las diseñadoras de moda que hacen ropa a medida son necesarias también, pero aquí te puedes encontrar marcas de todo tipo -Chanel, Dolce & Gabbana, Lacoste- a precios asequibles. Ofertamos todo tipo de prendas para todo tipo de público.
¿Le está afectando la crisis del pequeño comercio que se está dando en el centro?
Yo estoy sorprendida para bien. Claro, en el confinamiento estuve dos meses en los que no vendí nada de nada, porque tengo una faceta muy solidaria y me negué a entrar en la cadena de contagio. No sé si por eso o porque soy muy querida, pero cuando abrí, vino todo el mundo como si fuera esto ‘cabalgata de coches’, como diría La Veneno. Me sentí súper arropada, igual es porque estoy comprometida social y culturalmente. También es la única tienda de Almería de este tipo, habrá rastros y otras cosas, pero aquí está todo seleccionado con un cuidado y un cariño tremendos.
Si no se apoya al pequeño comercio, los que somos pequeños tendemos a desaparecer. Y esto no es solo un punto de venta, es un espacio de encuentro donde la gente viene a expresarse. Yo veo una prenda y sé para qué cliente va a ser, y eso es magia.
¿Cómo son los señores y las señoras Jungle?
Son atrevidos y los que no, intento que lo sean, ya que estamos ante prendas con cortes diferentes y normalmente muy coloridas. Muchos me piden consejo para salir de su zona de confort. Porque hoy en día todo el mundo viste igual y con la ropa vintage tienes garantizada la exclusividad. Visto a muchos artistas de Almería, sobre todo a flamencos.
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