La muerte en Burkina Faso de los reporteros españoles David Beriáin y Roberto Fraile y del cooperante Rory Young, asesinados por yihadistas mientras trabajaban en un documental sobre la caza furtiva, ha conmocionado a la opinión pública española. Un terrible suceso que ha vuelto en poner en primer plano la labor -callada, sin estridencias- de un tipo de periodista que no concibe el oficio sin el compromiso. Compromiso por contar historias: a veces cercanas, a veces incómodas, siempre extraordinarias. Necesarias para entender -o, al menos, intentarlo- el mundo en que vivimos.
Ejemplo de esa forma de encarar su profesión es el nombre con el que Beriáin bautizó a su productora, que fundó junto a Adriano Morán: 93 Metros. Esa era la distancia que separaba la casa de su abuela en la villa navarra de Artajona hasta la iglesia de San Pedro, donde iba día a rezar y a escuchar misa. El pequeño camino de una mujer en busca de respuestas que su nieto tomó como metáfora vital y profesional. Porque él emprendió uno más largo, por todo el mundo, pero con el mismo objetivo: comprender, encontrar claves.
Así entrevistó a narcos, a guerrilleros, a maras; introdujo al espectador en realidades complejas con documentales como 'Amazonas, el camino de la cocaína', 'El mercado de la inocencia’ (sobre las redes de turismo sexual en Medellín) y 'Latinos en el corredor de la muerte'. "David no creía en los atajos ni en las cosas fáciles, ni en las verdades establecidas, los clichés, los apriorismos, los buenos, los malos, los blancos o los negros. Recuerdo que al final de una de sus muchas entrevistas a 'malandros', el entrevistado de turno, un sicario terrible, le preguntó a David tímidamente: “Señor, ¿cree usted que estoy a tiempo de cambiar?”. Porque David no juzgaba. No estaba allí para eso sino para tratar de entender", escribe Morán en la web de la productora.
"Su vida ha sido efímera por la forma tan intensa en la que la ha vivido, por su afán en ese periodismo tan extremo, plasmado en tantos trabajos en tan poco tiempo que hacen justicia a toda una carrera", afirma el realizador y fotógrafo almeriense José Carlos Castaño, de la productora Ocho Lobos. Él conoció a David cuando formaba parte de otro proyecto audiovisual, Once Upon A Time, una de las productoras implicadas en 'Percebeiros', entre los diez finalistas a mejor cortometraje documental en los Goya 2012, aunque finalmente no llegó a estar entre los nominados.
'Percebeiros' contaba a lo largo de diez minutos la labor de Serxio Ces, percebeiro de Cedeira que se jugaba cada día la vida en el ejercicio de su profesión. Un corto que despertó el interés en medios internacionales y en el que ya estaban presentes las constantes que marcarían la carrera en el audiovisual de Beriáin, después de que el medio escrito se le hubiera quedado pequeño.
Rigor y respeto
El destino ha querido que David Beriáin haya fallecido cuando acababa de estrenarse, con gran acogida de crítica y audiencia, el último trabajo de 93 Metros para Movistar, la serie documental 'Palomares. Días de playa y plutonio', acerca del incidente nuclear sucedido en 1966 en esta localidad almeriense. "David Beriáin fue quien más apostó por 'Palomares'. Ni una pandemia mundial pudo parar su empeño en hacer justicia a uno de los acontecimientos más desconocidos y oscuros de nuestro pasado reciente. Como buen navarro cabezón, puso todas sus energías en contar la verdad al mundo desde el rigor y el respeto a sus protagonistas, como en todo lo que hacía. No sabía hacerlo de otra manera", apuntaban el pasado jueves, antes de la emisión del segundo capítulo, en el perfil en Twitter de 93 Metros.
Sus compañeros recuerdan que el reportero desaparecido es "el cerebro y el corazón último" de todo lo que la serie sobre Palomares muestra. "David dignificaba cada historia, porque por pequeña u olvidada que pareciese él la convertía en extraordinaria. Y conseguía que todos nos enamorásemos de ella", señalan.
No era la primera vez que Beriáin abordaba en sus trabajos una historia relacionada con Almería. En noviembre de 2019, dentro de su aclamada serie 'Clandestino' para Discovery Max, mostró a los espectadores cómo la Guardia Civil desarrolló en Matagorda la operación Pozo Green, hasta ese momento el dispositivo nacional más grande contra el tráfico ilegal de cannabis. "En la provincia de Almería, las viviendas no dan abasto con la gran demanda de cannabis que existe en nuestro país y la solución que algunos agricultores han encontrado es cultivar en un símbolo de Almería: los invernaderos", contaba.
También acompañó a los equipos de Salvamento Marítimo en un rescate de pateras durante una investigación sobre las mafias que trafican con inmigrantes. "Les ayudé a hacer algunos contactos con gente de la Policía, de la Guardia Civil, de Salvamento", recuerda la periodista almeriense María Sáez, para quien el reportero navarro ha sido su "referente" profesional desde que lo conoció en un congreso de periodismo digital celebrado en Huelva en 2009. "Entonces yo quería ser corresponsal de guerra. Allí estuvieron Enrique Meneses, Rosa María Calaf y él, que era el único a quien no conocía. Descubrí quién era, nos contó su trabajo en Afganistán, cómo se lo había currado como 'freelance' cuando comenzó".
El destino volvió a cruzar sus caminos tres años después. Sáez trabajaba en 7 y Acción, la productora de Pablo Motos, cuando comenzaron a desarrollar proyectos con 93 Metros. Primero fue 'Yasuní, genocidio en la selva' y luego llegó 'Clandestino'. "Lo vi y dije: de qué me suena... hasta que caí que era el del congreso. Lo recuerdo siempre yendo y viniendo, entrando y saliendo, pegado al teléfono. De esa época hice una gran amistad con su mujer, Rosaura [Romero, productora ejecutiva en 93 Metros], y con Kiotto [García, coordinadora de posproducción]: son como mis hermanas en Madrid". Después 93 Metros comenzó a desarrollar proyectos para Movistar, como 'El Palmar de Troya' o la reciente 'Palomares', aunque jamán perdieron el contacto. "Rosaura me llamó para pedirme ayuda con una localización para la serie, para conseguirle unos materiales... Y yo encantada de poder ayudarles".
De aquellos años de trabajo conjunto, María Sáez se queda con una conversación que mantuvo con David Beriáin y que ejemplifica cómo sentía el oficio. "Le pregunté si no tenía miedo cuando se iba por ahí y entrevistaba a aquella gente. Y me dijo: no, a mí me da miedo esta gente que tenemos alrededor; he entrevistado a las peores personas pero van de frente, a la cara, no como estos, que no sabes por dónde van a salir. Ahí supe que jamás estaría a su altura".
La almeriense comparte también una reflexión que el propio Beriáin verbalizó en 'Morir para contar', un documental de Hernán Zin sobre los reporteros de guerra. "Él se jugaba la vida por su profesión, por su vocación. Y lo hacía libre, porque así lo querían su familia y sus amigos. Sabiendo que un día podía llegar una llamada como la que ha llegado ahora, aunque haya sido del lugar más inesperado, porque no era de los destinos más peligrosos a los que había ido".
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