Javier Adolfo Iglesias
22:02 • 21 ene. 2012
El Museo Arqueológico acogió ayer la presentación en Almería del documental “Quiero tener una ferretería en Andalucía”, realizado por Carles Prats, Antonio Jesús García ‘Che’ y Javier Navarrete. El trabajo se acogió entre carcajadas y emoción, celebrando la cara humana del fiero punky británico, sus excentricidades artísticas y su pasión por la vida.
El salón de actos se quedó pequeño para tanta gente que quiso ver por primera vez las imágenes de este proyecto nacido de las vivencias cruzadas de sus autores. El primero, profesional catalán de los medios audiovisuales es un enamorado de Almería a través del cine rodado en nuestro suelo, especialmente el de Leone. Es asiduo a nuestra provincia desde que llegara por primera vez invitado al festival Almería en corto. A raíz de aquello realizó un documental sobre este género. Posteriormente, Prats realizó el documental “Loquillo, leyenda urbana”, que también pudo visionarse en el festival de cortos almeriense.
En estos años atrás y por estos trabajos, Prats trabó amistad con Antonio Jesús García ‘Che’, fotógrafo y profesor de la Escuela de Arte. También a su amigo Javier Navarrete, que durante mucho tiempo trabajó en el cine. Los dos almerienses son rockeros de vocación y devoción y bajo el nombre de Los Isleta han realizado, entre otros, varios proyectos musicales en los últimos años, entre ellos unas jornadas del IEA sobre paisaje y rock, la celebración en la Puerta Purchena del aniversario del concierto en la azotea de los Beatles y la celebración en el Poblado Oasys (antiguo Mini-Hollywood) del aniversario del rodaje de la película “Straight to hell”, la cinta de Alex Cox, que precisamente trajo al líder de los Clash a Almería.
Su amor por Almería
Este ‘western’ pre-tarantiniano fue rodado en el tórrido agosto almeriense de 1987. Joe Strummer vestía de vaquero postmoderno y no se quitaba su traje en la ficción por las calles de Almería. Fue durante el rodaje, cuando cogió una furgoneta que se usaba en el filme y al equivocarse de tipo de carburante se quedó tirado en medio del paraje de Níjar. Andando llegó a San José y allí se quedó hasta su muerte en diciembre de 2002.
Allí tuvo una casa en la que colgaba disparatadas banderas revolucionarias, teñía de rosa las farolas, disfrutaba del flamenco, los niños y, sobre todo, del Bar de Jo. “Su sitio favorito en todo el mundo”, afirma en el documental su viuda. Una decena de amigos de Almería más o menos cercanos relatan durante 78 minutos anécdotas, pinceladas de la personalidad real del autor de “London Calling”. Son numerosas y no se deben desvelar, pero todas rompieron con el mito del motero que iba a pie a todos lados. Una vez confesó que tenía que llevar un cassete de Manolo Escobar preparado por si le paraba la Guardia Civil, una forma de ganarse la simpatía de los agentes.
El documental tiene dos bloques indiferenciados: Granada y Almería. La ciudad de la Alhambra la descubrió años antes, por su pasión por Federico García Lorca, al quien cita en “Spanish bombs’, canción dedicada al bando republicano en la Guerra Civil. En Granada, su relación con el grupo 091 fue fundamental.
La música original corre a cargo del grupo Doghouse y solo al final de la cinta hay lugar para la emoción. Cuando se recuerda el verano de 2002, el último que vivió Strummer en San José y una hermosa noche de luna llena en la cala de la media luna. El público, entre ellos muchos músicos y aficionados, salió entusiasmado del visionado y seguramente con ganas de seguir oyendo rock y bebiendo cerveza hasta la madrugada, tal y como le gustaba hacer a Joe Strummer.
El salón de actos se quedó pequeño para tanta gente que quiso ver por primera vez las imágenes de este proyecto nacido de las vivencias cruzadas de sus autores. El primero, profesional catalán de los medios audiovisuales es un enamorado de Almería a través del cine rodado en nuestro suelo, especialmente el de Leone. Es asiduo a nuestra provincia desde que llegara por primera vez invitado al festival Almería en corto. A raíz de aquello realizó un documental sobre este género. Posteriormente, Prats realizó el documental “Loquillo, leyenda urbana”, que también pudo visionarse en el festival de cortos almeriense.
En estos años atrás y por estos trabajos, Prats trabó amistad con Antonio Jesús García ‘Che’, fotógrafo y profesor de la Escuela de Arte. También a su amigo Javier Navarrete, que durante mucho tiempo trabajó en el cine. Los dos almerienses son rockeros de vocación y devoción y bajo el nombre de Los Isleta han realizado, entre otros, varios proyectos musicales en los últimos años, entre ellos unas jornadas del IEA sobre paisaje y rock, la celebración en la Puerta Purchena del aniversario del concierto en la azotea de los Beatles y la celebración en el Poblado Oasys (antiguo Mini-Hollywood) del aniversario del rodaje de la película “Straight to hell”, la cinta de Alex Cox, que precisamente trajo al líder de los Clash a Almería.
Su amor por Almería
Este ‘western’ pre-tarantiniano fue rodado en el tórrido agosto almeriense de 1987. Joe Strummer vestía de vaquero postmoderno y no se quitaba su traje en la ficción por las calles de Almería. Fue durante el rodaje, cuando cogió una furgoneta que se usaba en el filme y al equivocarse de tipo de carburante se quedó tirado en medio del paraje de Níjar. Andando llegó a San José y allí se quedó hasta su muerte en diciembre de 2002.
Allí tuvo una casa en la que colgaba disparatadas banderas revolucionarias, teñía de rosa las farolas, disfrutaba del flamenco, los niños y, sobre todo, del Bar de Jo. “Su sitio favorito en todo el mundo”, afirma en el documental su viuda. Una decena de amigos de Almería más o menos cercanos relatan durante 78 minutos anécdotas, pinceladas de la personalidad real del autor de “London Calling”. Son numerosas y no se deben desvelar, pero todas rompieron con el mito del motero que iba a pie a todos lados. Una vez confesó que tenía que llevar un cassete de Manolo Escobar preparado por si le paraba la Guardia Civil, una forma de ganarse la simpatía de los agentes.
El documental tiene dos bloques indiferenciados: Granada y Almería. La ciudad de la Alhambra la descubrió años antes, por su pasión por Federico García Lorca, al quien cita en “Spanish bombs’, canción dedicada al bando republicano en la Guerra Civil. En Granada, su relación con el grupo 091 fue fundamental.
La música original corre a cargo del grupo Doghouse y solo al final de la cinta hay lugar para la emoción. Cuando se recuerda el verano de 2002, el último que vivió Strummer en San José y una hermosa noche de luna llena en la cala de la media luna. El público, entre ellos muchos músicos y aficionados, salió entusiasmado del visionado y seguramente con ganas de seguir oyendo rock y bebiendo cerveza hasta la madrugada, tal y como le gustaba hacer a Joe Strummer.
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