Javier Rovira es pianista, profesor el Conservatorio de Madrid, licenciado en Filología Hispánica y escritor. Formado en Madrid, París y Bruselas, ha realizado conciertos en varios países y actuado como solista con diversas orquestas. Pero ahora, sobre todo, es el fundador y director del Festival Clásicos en el Parque, una cita cultural que ha llegado este año a su 18º edición, “la de la ‘mayoría de edad’”, sonríe.
Ha sido, además, una edición mayúscula, con mas conciertos, nuevos espacios escénicos, y lleno total en casi cada concierto. Una semana después de caer el telón final, nos reunimos con Rovira en Rodalquilar, para hacer balance de este año, y también de estos 18 de primera juventud.
Una semana después de haber organizado una edición tan grande y tan compleja del Festival Clásicos en el Parque, en medio de una pandemia que no acaba y amenaza volver a cada rato… ¿Cómo te sientes?
Ahora, por fin, tranquilo y mas o menos descansado, aunque cuesta un poco bajarse de esa espiral de emociones intensas que genera el festival. Clásicos en el Parque ha crecido, efectivamente, y lo ha hecho en todos los sentidos: más conciertos, nuevos espacios, grandes artistas… Y a la pandemia la hemos toreado con todas las medidas de seguridad necesarias, con el buen hacer del equipo que me acompaña y la impecable respuesta del público. Si el año pasado pudimos y supimos hacer las cosas bien, imagínate este, con más experiencia y una situación sanitaria infinitamente mas favorable.
Después de un año de trincheras, de mantenerse y no morir, este 2021 el festival ha crecido. Han sido nueve conciertos, más talleres, más escenarios nuevos… ¿Cómo ha sido esto?
Lo que sucedió el año pasado en Rodalquilar impresionó a todo el mundo. Contra viento y marea logramos cerrar tres espectáculos de mucho nivel que se llenaron con un público entregado y agradecido. En octubre, cuando comencé a pensar en esta edición especial, por lo de la ‘mayoría de edad’ del festival, todas las instituciones implicadas apostaron de forma clara por seguir.
El Ayuntamiento de Níjar ha multiplicado por dos su ayuda económica, no ha escatimado en medios técnicos, y nos ha facilitado las cosas como nunca antes lo había hecho. La Junta de Andalucía nos ha permitido inaugurar dos nuevos espacios sin poner ninguna traba. La Diputación de Almería ha vuelto a apoyarnos. El INAEM sigue confiando en nosotros; y a Michelin, el gran aliado junto al INAEM de la edición 2020, se le suma la red de estaciones de servicio BP.
A eso hay que añadir las pequeñas empresas hosteleras de la comarca, el apoyo del público, y la presencia de grandísimos artistas que, ellos también, nos lo ponen muy fácil.
¿Milagro? No, no lo creo, creo más bien en el tesón, el trabajo serio, y en poder presumir de unos magníficos resultados año tras año.
Hay algo que mucha gente me pregunta: ¿qué ‘vudú’ haces para traer, con un presupuesto siempre limitado, a tantos artistas de ese nivel? ¿Cómo lo logras?
El cartel se va cerrando poco a poco a lo largo del otoño. No tiene nada de vudú, pero sí de arte culinario: lo clásico como eje vertebrador, pero salpimentado con otras músicas o expresiones artísticas. Me divierte confeccionarlo y, si te soy sincero, el hecho de ser pianista, además de programador, me ha permitido tener un contacto muy estrecho con grandes artistas. Artistas que, en muchos casos, son también grandes amigos.
Y luego está el Cabo de Gata, claro, los espacios donde se desarrollan los conciertos. ¿Alguien puede resistirse a la tentación pasar un par de días en Rodalquilar, actuar en plena naturaleza ante un público ejemplar, y compartir la magia que durante el mes de julio allí se genera?
Al final, ha sido una edición en la que ha habido música clásica, pero también jazz, flamenco, literatura, fotografía… Incluso, en lo clásico ha habido desde música de cámara hasta ópera…
Para mí, ha sido como un viaje. Empezamos el día 17 de julio con la música antigua versionada por Andreas Prittwitz, y seguimos con Beethoven y el piano romántico de Judith Jáuregui, para después adentrarnos en el jazz, el mundo de Juan Goytisolo y Vicente Aranda, el pop con toques de musical, un giro al flamenco. Y al final. vuelta a la esencia, a lo que realmente somos, con una noche de ópera gracias a la maravillosa Yolanda Auyanet y el tenor Juan de Dios Mateos; y el Dúo del Valle, dos pianistas de muy altos vuelos.
Y ya desde el punto de vista práctico, ¿cómo ha ido el festival? Las entradas, los espacios…
No puedo imaginar una edición mejor que esta. La respuesta del público ha sido extraordinaria, con aforo completo en casi todos los conciertos. El equipo que me acompaña crece año tras año y realiza una labor enorme; y los nuevos espacios, tanto el Vivero como el Patio de Los Espartales, están llenos de posibilidades y han sido un descubrimiento para todos.
Clásicos en el Parque ha llegado a su mayoría de edad: ¡18 ediciones! ¿Cómo ves todo este tiempo, en perspectiva? ¿Qué le dirías al Javier de hace casi dos décadas…?
Le diría que fue un insensato y un loco por querer montar todo este tinglado en un lugar que carecía de medios, y donde todo eran dificultades. Y también le diría que, gracias a aquella locura y a esa insensatez de los treinta y pocos años, hoy estamos aquí.
Eres, además, escritor, y has publicado ya una novela. ¿Habrá una nueva, para cuándo…?
Ay, la literatura, esa amante esquiva… Publiqué una novela en 2012 y desde entonces, aunque con intervalos, he seguido escribiendo. Y te confieso que es, con diferencia, lo que más me gusta hacer. El mundo editorial es muy complejo, así que vamos a ver qué pasa.
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