A pesar de languidecer frente a las grandes superficies, el pequeño comercio sigue haciendo comunidad. Escribe la historia de los pueblos y de los barrios en la ciudades, porque mira a los ojos de las personas, pone sobre el mostrador el producto justo para cada cliente y sube la persiana cada mañana con el afán de hacer su entorno mejor.
Uno de estos comercios es Bolsos Tejada, que acaba de cerrar sus puertas en Aguadulce tras 43 años de historia. Pequeño en envergadura empresarial, pero grande en el poso que ha dejado en sus vecinos, el establecimiento se sitúa en la emblemática avenida Carlos III y supone una pequeña derrota para una zona que en los últimos tiempos ha visto cómo se han vaciado los locales de otros negocios de toda la vida, como la tienda de ropa Mafrabel, a la que la crisis sanitaria dio el varapalo definitivo, y Discos BPM, de Paco ‘el de los discos’.
Bolsos Tejada cierra por la jubilación de su alma máter, Ana Martínez, conocida por todos como Ana Tejada -el apellido de su marido y el que da nombre al negocio-. El origen de esta tienda multimarca de complementos se remonta a mediados de los 70 y, aunque en un principio se montó en Murcia, en el 79 inició ya su idilio almeriense.
“Yo me tenía que haber jubilado hace un año, pero he aguantado hasta los 66 y no me pesa porque, gracias a Dios, no me puedo quejar ni de mis vecinos, ni de mis clientes; los voy a echar de menos, pero ahora nos toca descansar”, relata Ana, todavía sorprendida porque el cierre de su local sea motivo de una noticia del periódico.
Da Alaska a Chicote
Media Almería ha lucido cartera, cinturón o maleta de Bolsos Tejada, pero es que además durante las vacaciones sus dueños veían cómo se multiplicaba la clientela con la llegada de los veraneantes a Aguadulce. “Tengo clientas fijas de Madrid y Bilbao que han venido a despedirse y dicen que no saben lo que van a hacer, acostumbradas a que, al volver a la oficina, todo el mundo les preguntase por el bolso tan bonito que llevaban”, explica la comerciante, al tiempo que presume de haber tenido al otro lado del mostrador a Alaska y Alberto Chicote.
En Bolsos Tejada lo mismo despachaban bolsos de 400 euros y guardaban en sus estanterías complementos de marcas tan exclusivas como Pertegaz, Tous, Pierre Cardin, El Caballo, Lacoste y Adolfo Domínguez que se iban a vender de mercadillo en mercadillo. “De eso se ha encargado durante 32 años mi marido, ambos llevamos toda la vida peleando mano a mano y mis dos hijos también que son muy trabajadores”, detalla Ana Martínez.
Con tanto cariño les han transmitido la pasión por el comercio que ahora la hija del matrimonio regenta dos tiendas: una en Playa Serena, en Roquetas, y la otra en el Hotel Barceló de El Toyo. “Cuando empezó la liquidación, ella se llevó cosas a sus tiendas, de modo que tengo los cajones y todo casi vacío, estamos empaquetando una vida entera”, confiesa con algo de nostalgia.
Lo ideal sería alquilar el local y que alguien siguiera con un negocio con el que “rico no se pone nadie”, pero que sí ha permitido a Ana y a su marido “criar y casar” a sus hijos. “Todo ha salido de aquí”, asegura la mujer, y lamenta el daño que han hecho las grandes superficies. A pesar de todo, ella ha resistido “vendiendo incluso cuando no había gente: ofreciendo calidad y una confianza de tú a tú”.
La avenida Carlos III ha visto bajar algunas persianas, pero también subir otras como la de Pelusa’s Mascotas, la peluquería canina de Vero, quien no ha dudado a la hora de llamar a LA VOZ para que sus vecinos reciban el homenaje que se merecen tras 43 años haciendo comunidad y mirando a los ojos de sus clientes.
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