Pepa Balsells: “Un archivero preserva la memoria de la vida más cercana”

Entrevista a la que ha sido el alma del Archivo-Biblioteca de Diputación durante 40 años

Pepa Balsells, minutos después de la entrevista, en el Archivo-Biblioteca de Diputación.
Pepa Balsells, minutos después de la entrevista, en el Archivo-Biblioteca de Diputación. Marta Rodríguez
Marta Rodríguez
07:00 • 19 sept. 2021

A Pepa Balsells todavía se les escapa el plural cuando habla del Archivo-Biblioteca de la Diputación de Almería. Y no es de extrañar, ya que ha sido su casa durante cuatro largas décadas. Ni más ni menos que toda una vida profesional que a ella se le ha pasado en un suspiro. Hace unos días firmó su jubilación aunque de la pasión que derrocha cuando habla de lo que han sido estos años se deja entrever que aún tiene mucho que aportar.



Empieza esta conversación recordando con cariño a su amigo Carlos Pérez Siquier, cuyo fallecimiento esta semana aún no puede creerse. Si esto es o no un cambio de ciclo, es algo que solo el tiempo juzgará.



¿Cuándo y cómo supo Pepa Balsells que quería pasar su vida entre papeles?



En el año 72 estaba trabajando en las oficinas del Ayuntamiento y a la vez haciendo el Bachillerato nocturno. Entonces se incorporó al Archivo Municipal Adela Alcocer, amiga y compañera ya para toda la vida. Ambas teníamos interés en hacer la carrera de Historia. Ahí empecé a pensar que era una profesión muy bonita y que me podía satisfacer. Con ese objetivo hice la licenciatura y fui directamente a prepararme las oposiciones de Archivos y Bibliotecas. Cuando salió la convocatoria de Diputación, yo estaba haciendo un posgrado en Madrid. Hice la solicitud y en el 81 tuve la suerte de ganar la plaza.

¿Y aquí toda su vida profesional?
Pero ese aquí ha implicado muchas cosas, porque este puesto me ha permitido trabajar a nivel autonómico en asociaciones de bibliotecas y a nivel de archivos con todo el grupo de Andalucía y con todo el grupo de diputaciones, diputaciones forales y cabildos insulares. También asistir a congresos internacionales en Brighton o Ámsterdam. Es una profesión que me ha enriquecido profesionalmente, pero también con unas relaciones humanas increíbles.

Mencionaba a Adela Alcocer, ella también se ha jubilado. ¿Esto es un fin de ciclo?
Ya realmente es un nuevo tiempo porque yo me atrevo a decir que el mundo de la documentación y los archivos y de las bibliotecas está en plena transformación. Y hoy con la digitalización los archivos han sufrido un cambio impresionante. Independientemente de que tengamos más o menos papel, los archiveros nos hemos incorporado a la tecnología hasta llegar a la administración electrónica y ya casi todas las diputaciones estamos en la vía de adquirir lo que se llama el Archivo Electrónico Único. De esta forma, toda la gestión documental de la Diputación Provincial, más todas las entidades adheridas que son los municipios, van a tener un Archivo Electrónico Único coordinado desde aquí.

¿Cómo ha visto Almería cambiar desde la ventana de este archivo a lo largo de estos 40 años?
La transformación ha ido paralela, creciendo Almería como ciudad y creciendo la Diputación. Y yo siempre lo digo: 40 años son muchos, pero lo que ha sido mucho es lo que hemos conseguido Almería y su Diputación. Hemos pasado de 3.000 cajas de archivos de un montón de años de existencia de la Diputación de Almería a 14.000 cajas. La máquina administrativa ha proporcionado tal cantidad de prestaciones a los municipios almerienses que eso ha enriquecido la vida de los pueblos y de sus habitantes. Por tanto, el cambio ha sido muy grande.

También hemos pasado de un archivo pequeñito a la creación de una biblioteca de temas almerienses, inexistente hasta entonces más allá del fondo de la Biblioteca Villaespesa. Tuvimos la suerte de contar con la colaboración de la familia Moreno Martín, gran bibliófilo que se encariñó con este proyecto y aportó todo lo que tenía de prensa original y libros antiguos sobre Almería.

Claro que Almería va despegando, pero lo que hace falta es que seamos los almerienses los que hagamos que despegue Almería más.

¿Cuál es la gran rareza que custodia el archivo provincial?
La biblioteca y la historia de Almería no tienen realmente muchas rarezas. Nunca me gusta hablar de cuál es el ‘hijo’ que más quieres, pero tenemos, por ejemplo, una ‘Historia’ de Urbaneja que es importante. Precisamente de ese fondo de donación, hay folletos interesantes del siglo XIX y luego las historias locales de municipios como Huércal-Overa y Vélez Rubio.

Pero me gusta valorar la biblioteca en conjunto. Quizá para mí su verdadera riqueza es tener la colección original de Carmen de Burgos y de Francisco Villaespesa, con algunas primeras ediciones.

¿Y de qué creadores almerienses conserva la memoria?
Este servicio de archivo-biblioteca siempre ha sido elegido para conservar y tratar los fondos donados por particulares. En concreto, el escritor Juan Goytisolo donó un fondo al Instituto de Estudios Almerienses (IEA) y este estimó que estaba en mejores manos aquí. Recuerdo con mucho cariño cómo, aprovechando una visita de Goytisolo a Almería, le pedí sentarnos para la organización de todo. Esa parte de mi trabajo ha sido entrañable.

El archivo personal de Agustín Gómez Arcos también se donó al IEA, que contó conmigo para coordinarlo. También el del Padre Tapia y el de Celia Viñas, que está depositado aquí. Puedo decir que ya se ha finalizado su organización y estamos pendientes de hacer un proyecto de digitalización.

Ha vivido de cerca el proceso de digitalización del archivo. ¿Ha culminado?
No tenemos que confundir la digitalización en el campo de la biblioteca y la hemeroteca, que sí tiene todo el fondo antiguo digitalizado, con el del archivo que es bastante más difícil. El objetivo es su difusión y subir todo a la página web. Ahora hay un proyecto de digitalizar pequeñas revistas infantiles y políticas. En este sentido, siempre ha habido una apuesta de Diputación.

¿Usted cómo prefiere consultar los documentos: en papel o digital?
He manejado tantos documentos de primera mano que sé el valor que tiene conservarlos y usar en demasía los originales puede ocasionar una pérdida. Por tanto, es preferible reservarlos si se requieren para una exposición o algo. Eso sí, cuando vienen visitas, enseñamos los originales.

¿Qué aporta un archivero público frente a una gran empresa?
A mí desde el primer momento me ha gustado la ayuda externa si hay que digitalizar, que es el mero hecho de pasar por un escáner, porque montar un equipo de gran capacidad requiere aparatos importantes y personal que sepa trabajarlo. Por lo tanto, externalización de ese servicio, perfecto.

Pero, ¿qué aporta un técnico de archivo y gestión documental en la administración pública? Garantía de que se conserva la memoria de la institución, que al final es preservar la memoria de la vida más cercana. Entonces lo público no puede ser sustituido por lo privado.

¿Alguna vez se le ha extraviado un legajo o un libro?
Tú sabes si se ha extraviado un documento cuando lo solicitan. Pero normalmente es un archivo querido por los investigadores y nunca se ha echado de menos nada. Si algo no aparece, puede ser que esté traspapelado, es decir, que lo que estaba en la caja 75, expediente 3, sin querer lo hayas puesto en la 57, pero bueno, tampoco ha sucedido.

Respecto a la biblioteca, es de libre acceso. Si alguna vez ha faltado algo, tampoco lo hemos echado mucho de menos. Y si no, después de buscar bastante, todos hemos dicho: Más vale un libro perdido que no leído. (Risas).

El presidente ha anunciado que este archivo llevará su nombre, ¿impone imaginar a la gente diciendo ‘Voy al Archivo Pepa Balsells’?
Me sorprendió el anuncio, porque soy una persona bastante austera. Nunca hago las cosas para que me las agradezcan, lo hago porque es mi deber y porque lo siento así. Por lo tanto, acepto que lleve mi nombre porque es una decisión del presidente y de la Corporación y para mí es un honor, tal vez demasiado honor. Porque he disfrutado tanto con esta profesión que ya estaba pagada con estos 40 años y con la vida tan buena que he llevado. Realmente siento que la Diputación me ha catapultado a otros sitios.

¿Y ahora qué pasará en el archivo?
La Diputación siempre ha sido generosa con el archivo, excepto con el edificio, que nunca hemos llegado a tener un espacio de grandes dimensiones para unir el archivo y la biblioteca. Porque por mucha digitalización que haya, necesitamos espacio físico. En cuanto a personal, progresivamente este servicio ha ampliado bastante su equipo. Nunca es suficiente, pero bastante y es justo que lo diga.

Además, hace dos años Diputación puso en marcha un servicio de asesoramiento para los ayuntamientos en materia de archivos y eso conlleva una organización y un mantenimiento. Se hizo una convocatoria pública para la contratación de posibles archiveros. Y ha sido una etapa magnífica porque se han incorporado tres personas.

Ahora con mi marcha habrá que completar las manos que se van, pero creo que los que se quedan tienen una experiencia, una capacidad de trabajo y una ilusión que va a hacer que esto vaya a más.

¿Y en la vida de Pepa Balsells?
Yo siempre digo que mi trabajo no me ha impedido llevar a cabo mis actividades personales y mis aficiones, que son viajar para ir a museos y a la ópera, y la gastronomía. Por lo tanto, ahora vamos a ello todavía más. También Almería y su Asociación Filarmónica, a la que llevo muchos años vinculada. Y luego mi vida familiar, que es tranquila, la playa, que me gusta un montón, y mi ejercicio, que llevo haciendo bastante años.



Ahora veré con satisfacción todo lo que van haciendo mis compañeros. Vendré a verlos porque se han convertido en mis amigos. Imagina, yo con la edad que me jubilo aprendo un montón por ejemplo de Ana, la bibliotecaria y documentalista, que tiene 30 años y una alegría contagiosa.






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