RVFV vivió la noche del viernes un baño de multitudes en el Recinto Ferial. No era solo un concierto más dentro del Urban Lei ni una noche de música para las audiencias más jóvenes. Era, sobre todo, la irrupción de un fenómeno autóctono de música urbana. La consecuencia almeriense de movimientos globales que están obrando un interesante fenómeno, según el cual es posible reescribir los planteamientos ideológicos que acompañaron el nacimiento del hip hop y del rap, en una primera etapa, y del trap eclosionado en el siglo XXI.
El artista almeriense oriundo de Pescadería fusionó en su concierto raíces y nuevas tendencias, pero también creatividad comprometida con su generación mezclada con el todo a cien del reggaeton. En el fondo, algo muy similar a lo que propició el nacimiento del rap, envuelto desde su origen en un poderoso influjo que provenía de todas las músicas afroamericanas.
Ahora, Almería tiene un héroe juvenil para jóvenes de todas las edades. De hecho, el concierto de RVFV reunió una representación amplia de sectores sociológicos y también público que sobrepasaba ampliamente la veintena.
Aún así, el poderoso tirón de RVFV llega con toda su fuerza a la adolescencia, quizás cansada de demasiadas propuestas musicales megacomerciales fabricadas en serie sin otro objetivo que petar las redes sociales o lo que haga falta. Pero esto es distinto. Este almeriense sabe combinar la impronta canalla de la música urbana con valores útiles para sus compañeros de generación. Además, ha tenido la valentía de conferirle su propia inquietud a los materiales musicales que utiliza, los cuales quedaron patentes en las sólidas bases que utilizó en su concierto y que le han granjeado popularidad y prestigio. Materiales tan amplios como las perspectivas de sus sueños. Es decir, los sueños de Rafael Ruiz que circulan por YouTube y por Spotify en forma de canciones, algunas de las cuales han llegado al millón de visitas. Es el caso de ‘Yo no sé’ o ‘Rakatá’.
Desde la tercera fila
Lucía Ortega salió encantada de este concierto. Del concierto de RVFV, al que hubo que esperar después de otras actuaciones anteriores que convirtieron en acontecimiento su irrupción en el escenario.
Todos conocían la mayor parte de los temas, salvo algún estreno. A veces, las mascarillas se quedaban suspendidas del antebrazo o reposando sobre las sillas para dejar libre la voz, aprovechando, en cierto modo, la sensación de evolución positiva de la pandemia. Por eso, ella y sus amigos se hartaron de corear los temas, de bailar y de dejarse llevar por las vibraciones del fenómeno RVFV. Poco después del concierto , cientos de microvídeos volaron por WhatsApp , con la imagen de fondo del músico almeriense, ahogada su voz por las mil voces de sus seguidores.
Que todo el concierto fuese una experiencia maravillosa tuvo que ver también con el magnífico ambiente. Para muchas personas ajenas a los ambientes de la música urbana, este tipo de conciertos se relacionan con excesos y tensiones, cuando no, incidentes poco recomendables. Sin embargo, la gente de RVFV es otra cosa. Es la media aritmética de la juventud que tiene en este artista un referente para disfrutar de su vitalidad, pero también para pensar en sus propias existencias.
Así lo vivieron, al menos Lucía Ortega y sus amigos. Como otras generaciones anteriores, los fenómenos musicales de amplio espectro se convierten en la plataforma de encuentro.
Rafael Ruiz o RVFV, como quiera decirse, sabe que la música -su música- es una poderosa arma cargada de presente.
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