María Dolores Durán acaba de cerrar el círculo. La investigadora ha completado el necesario estudio sobre el Movimiento Indaliano tras ocuparse de Cantón Checa (1928-2004), el único que le quedaba pendiente del núcleo primigenio de aquel grupo de artistas que pusieron esta tierra en el mapa a mediados del siglo XX.
Con el cariño y el rigor que dedica a todos sus proyectos, la historiadora del arte ha comisariado una exposición antológica que recorre la trayectoria de Miguel Cantón Checa. La muestra, inaugurada este jueves, reúne hasta el 27 de octubre en el Patio de Luces de Diputación 70 obras –algunas de ellas inéditas– y va acompañada de un completo catálogo que edita el Instituto de Estudios Almerienses (IEA) y que reproduce 170 cuadros del indaliano “con mayor producción y, probablemente, el que más éxito comercial tuvo”.
“Un gran compendio”
El libro-catálogo ‘Miguel Cantón Checa: pintor, docente y artista’ comienza con una parte que contextualiza el Movimiento Indaliano y relata cómo en 1952 hubo una pequeña diáspora y cada uno de sus integrantes tomó su propio rumbo.
“Es un gran compendio”, reflexiona Durán, quien destaca que una de las singularidades de Cantón Checa es que fue el único de los indalianos con galería propia. A través de Argar, espacio que inauguró en 1982 y que aún hoy continúa abierto en la calle General Tamayo ya en manos de una de sus hijas, trajo a Almería a “artistas de renombre y creadores consagrados de la tierra y, además, le dio la oportunidad a gente nueva”.
Otra de las facetas que definen al artista es la de docente, pues llevó a cabo una importante labor como profesor de Dibujo en Huércal-Overa, donde transmitió el amor por la creación a sus alumnos, muchos de los cuales se fueron a seguir formándose en la Escuela de Valencia. “Dentro de sus alumnos estaba Canteras Alonso, bastante conocido; en el libro recojo testimonios de antiguos alumnos. Incluso llegó a crear una academia en la que aceptaba a personas de todo tipo de niveles”.
En su producción destaca la presencia de La Chanca, el colorido y la luz. “Conforme fue pasando el tiempo, quizá fue el que se quedó más encasillado en el paisaje, porque el resto de indalianos cultivaron otras especialidades, por ejemplo, Cañadas, el mosaico; y sobre todo es importante el hecho de que el Reina Sofía tiene una obra suya, un paisaje de Alboloduy; solo él, Perceval y López Díaz están representados allí”, señala a LA VOZ.
La cultura, medicina del alma
La familia de Cantón Checa ha acogido con ilusión este proyecto que incluye una exposición y un libro y que el presidente de Diputación, Javier A. García, encargó a Durán en marzo de 2019, justo al clausurar una muestra de José Leal que también comisarió.
“Aquel junio surgió la enfermedad de mi marido y dije a Diputación que no podía seguir. Me contestaron que me esperaban lo que hiciera falta y, como tenía bastante recopilado, lo archivé y antes del verano, cuando él mejoró, conseguí terminarlo. Prepararlo ha sido una medicina para el alma en los momentos más duros”, concluye Durán en referencia a los cuidados que ha brindado a su esposo, el profesor Antonio Galindo, fallecido hace unos días.
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