Alberto Cerezuela regresa con una segunda novela “más compleja y frenética”

Inés Velázquez, una niña de siete años, desaparece mientras sus padres celebran una fiesta en el jardín de su casa, en Las Salinas de San Rafael de Roquetas. Un misterio para la inspectora Reyes Martínez que llevará al lector desde la Almería de hoy hasta la de mediados de los 90. Este es el planteamiento de ‘El juramento de sal’ (Círculo Rojo), la segunda novela del escritor y editor almeriense Alberto Cerezuela que este miércoles, a las 20 horas, se presenta en el hall del Teatro Auditorio de Roquetas de Mar.

‘El juramento de sal’ llega a las librerías dos años después de ‘El refugio de los invisibles’, el debut de Cerezuela en la ficción. Ambas obras comparten género, estructura y protagonista, Reyes Martínez, ahora acompañada por el subinspector Lucas Campillo y la agente Alma Valero y con la ayuda de la comisaria Lupe Acevedo.

Sin embargo, no estamos ante una secuela. “No es una continuación de la anterior, se puede leer de forma independiente. Es una novela mucho más compleja, con las cosas buenas y malas que eso conlleva: un texto mucho más maduro, con un ritmo frenético pero donde hay más pausas, más reflexiones, giros de guion paulatinos y, especialmente, personajes a los que ves crecer a lo largo de años”, explica el autor. 

Los personajes centrales son tres matrimonios: Alejandro Velázquez y Rebeca Torres (padres de la niña desaparecida), Roberto Bravo y Lucía Pellicer y Fernando Solís y Laura Ojeda. La investigación policial “se mezcla con ‘flashbacks’ de los años 94 y 95”, cuando los tres hombres comenzaban a estudiar Humanidades en la Universidad de Almería. “Hay muchos guiños a la cultura de la época y a la Almería de entonces: los protagonistas salen al 5comentario, a la discoteca Caribe de Aguadulce, a la LSDance de El Ejido... Para los que empezamos a salir en aquellos años nos traerá buenos recuerdos”, señala.

Pasado y muerte

En las aulas universitarias de esa Almería noventera, los personajes conocerán a Lorenzo Villanueva, un “carismático profesor” que los introduce en la cultura romana y prerromana, “especialmente la que tiene que ver con los ritos en torno a la muerte”.

Porque mientras salta entre el presente y el pasado reciente, ‘El juramento de sal’ abre “otra línea temporal” que tiene que ver con los 60 en Las Salinas de San Rafael. Y desde ahí Cerezuela invita a mirar aún más atrás. “La novela también pretende ser un homenaje a la historia olvidada, a la que tenemos delante de nuestros ojos y que pasa desapercibida, por los motivos que sean. El yacimiento de Turaniana, muy desconocido, es parte importante, así como el humedal de la Ribera de la Algaida y, por supuesto, Las Salinas de San Rafael”. Aparecen asimismo enclaves como el yacimiento de Ciavieja, el castillo de San Juan de los Terreros, las balsas de la Molineta, la cueva de los Letreros o el Palacio del Almanzora. 

Personal y libre

Para Alberto Cerezuela, ‘El juramento de sal’ es su “libro más personal”, una obra trufada de “guiños” a gente que conoce o a su propia vida. “Por ejemplo, la casa donde la niña desaparece es muy parecida a la mía; los protagonistas estudian Humanidades, como yo, comen en lugares que frecuento... Cuento cosas que he vivido en viajes o conociendo otras culturas, se habla de libros que he leído y, sobre todo, se desarrolla en una zona por la que paseo casi a diario”.

Aspectos de la personalidad del director y fundador del sello Círculo Rojo que muchos lectores ya quisieron ver en ‘El refugio de los invisibles’. “Se equivocaron totalmente”, afirma. “En ‘El juramento de sal’ está mi verdadera esencia, personalidad y paralelismos hacia mi persona”, asegura.

Cerezuela confiesa que se ha sentido más libre que nunca en su segunda novela. “He hecho lo que me ha dado la gana, no he seguido una estructura rígida; seguramente, los puristas o los consumidores de novela negra dirán que este libro no es eso, sino otra cosa”. Para él, es tanto una “novela de intriga mezclada con historia”, como una “historia de amor mezclada con suspense”. Y, claro, “un libro de misterios” con “pinceladas policiacas e históricas”. Siempre, jugando “con la psicología de los personajes” y la máxima de que todo el mundo guarda secretos que salen a la luz “cuando menos se espera”. Como las huellas del pasado arqueológico de la provincia sobre las que se teje ‘El juramento de sal’.