Quien de adolescente vivía con sus canciones le recordará por Albertucho. La vida corre y acompaña, en caídas pero también en aprendizajes. Ahora, convertido en Capitán Cobarde, Alberto Romero trae a la ciudad almeriense su segundo álbum, Camino de Vuelta. En primera persona cuenta cómo ha ido evolucionando, tanto musical como personalmente, su Club de Cobardes del que cualquiera quisiera pertenecer y esa pasión intrínseca que siente hacia la música, como buen melómano.
Los jóvenes son los que te hemos disfrutado desde bien pequeños
Yo tengo ya 38 años, empecé con 18 y llevo 20 años haciendo música. Es verdad que los más jóvenes me escuchan desde que eran bien chicos. Es increíble.
También es cierto que los andaluces, en algún punto, vivimos a los cantantes andaluces de forma mucho más intensa
Sí, es verdad que hay artistas que son muy de raíz, de su tierra. Aquí en Andalucía artistas como Los Delincuentes, mi amigo Diego o Raimundo Amador, son gentes que calan mucho por el acento, por su música y su estilo, transmiten mucho en su tierra.
En cierta manera, el público hacemos vuestras canciones nuestras
Sí claro, es la manera que tenemos de expresarnos, es un lenguaje muy nuestro, es una manera de hablar, de hacer poesía. Por ejemplo, leer a Lorca en Andalucía es sentir Andalucía por los cuatro costados. O un director o cualquier tipo de arte que te llega más a la piel de primeras.
No es lo mismo hacer música andaluza que hacer música desde Andalucía
No, claro que no es lo mismo. Yo tengo muchos amigos en Andalucía que hacen música desde Andalucía y tienen proyectos aquí, pero no tienen la idiosincrasia. Yo puedo decirte que tengo un poquito de cada. No soy un folclórico que canta flamenco, yo soy rockero. Pero sí que adopto el acento, el idioma, la manera de hablar y que la fusiono con mi música favorita, que es el folk americano, el rock clásico de toda la vida. Fíjate, como le pasó a Pata Negra, era un grupo que hacía blues pero desde las Tres Mil Viviendas.
Alma americana y corazón andaluz, ¿de dónde nace esa fusión, esa convergencia?
Fue por pura inquietud musical. Empecé desde muy joven escuchando los grupos clásicos del rock, luego conocí de repente los grupos de rock urbano y español. Y más tarde me encontré escuchando música americana, el folk. Además hace poco con Los Luminers y Mumford and Sons. Y yo, me vi ahí metido porque me gusta mucho lo acústico. La vida es puro aprendizaje, y si eres inquieto no paras de escuchar. Es inevitable que unas cosas te gusten más que otras. Y pues entre tantas músicas que he investigado y escuchado, como soy melómano, al final me vi metido en mundo de la música americana de raíz, tanto con el blues, el bluegrass, el góspel... Me caló mucho a la hora de componer y de hacer música. Por ejemplo, en el disco nuevo, abandono un poco la guitarra acústica, convirtiendo el centro del sonido en la flamenca. Por eso Camino de Vuelta es muy rock pero también muy andaluz.
¿Cómo ves el panorama musical actual en el que te encuentras?
El rock es una cosa que ahora mismo está más de capa caída que cuando yo era un chiquillo. Yo estoy observando que el rock ya está mirando desde un punto de vista indie. El rock urbano y callejero que yo escuchaba está desparecido. Cada vez que me fijo, sobre todo en redes sociales, me doy cuenta que hay muchos festivales enfocados a la música indie, algo a lo que no pertenezco y que se está llevando todo. Luego está la música urbana, que tampoco piloto mucho. Y luego estamos los que venimos años haciendo música que no pertenece a esto, los que hacemos canciones y que trabajamos la música de otra manera y que ni siquiera estamos en las radios comerciales. Somos los artistas que vamos con nuestros proyectos haciendo conciertos y tirando hacia delante.
Camino de vuelta, una canción que invita a la reflexión del entorno que rodea a uno mismo y que hay ido transformándose, porque así es el proceso vital, ¿es realmente la introspección que todos vivimos?
Tú vas viendo lo que te rodea, está claro. Hay cosas que te sorprenden para bien y otras que no. Camino de vuelta de lo que habla es de cómo tiro del carro para adelante con la música, viendo lo ingrato y lo hostil que es todo lo que hay alrededor. Incluso a nivel personal. También habla un poco de los desengaños, cosas como el dinero, cuando pierdes a gente por ese tipo de cosas... Diría que habla de música, de arte, y de cosas muy personales desde un punto de vista muy crítico como son los desengaños.
Vergüenza, parece que esta canción no va a caducar nunca, sobre todo en los tiempos que corren, donde la distancia entre la política y el pueblo es abismal. Los de arriba no tienen intención de acercarse a nosotros
Vergüenza es un nudo en el estómago, sobre todo conociendo la historia de mi familia, la que me ha enseñado lo que ha sido la Guerra Civil en nuestro país, lo que ha sido el fascismo y una Andalucía que ha sabido ganarse sus libertades. De de repente ves que es dirigida por esos señoritos que le pisaban los brazos a nuestros antepasados... Vergüenza no debería existir, aunque me gusta mucho como salió. Es muy duro como esta serie de personajes neonazis han salido ahora con el partido de Vox. Andalucía no se merece que esta gente les gobierne. Estamos en un momento que los fascismos están floreciendo. Eso siempre pasa después de grandes crisis. Siempre que hay una gran crisis, vuelven. Están siempre ahí, aprovechan la debilidad para resurgir. Esperamos que no prospere. Mira Castilla y León, ya han entrado. La política desencanta, pero hay que seguir confiando. Lo que tenemos que tener es la sensatez de confiar en los buenos políticos, porque los hay y hay gente que se dedica de una manera de corazón. Creo que la política no está muerta y para acabar con estos personajes fachas e idiotas, hay que confiar en los buenos políticos.
Todas las mañanas, el videoclip solo puede emocionar, los amigos, compañeros de la profesión, el primer concurso de molletes de jamón, ¿cuán importante es hacer música rodeado de los tuyos?
Y no en solo la grabación, sino también en la creación. Tengo la suerte de tener grandes amigos músicos, el juntarte, hacer grupo... Nosotros estamos en esto porque es lo que nos apasiona. Diego Poza, Astola y los músicos que tocan conmigo somos esos músicos que da igual que puedan venir todos los temporales del mundo, que tenemos esa pasión tan grande que tenemos, que es el sentido de nuestras vidas. Es una comunión. Con Astola he hecho muchas canciones. De hecho, estamos preparando un grupo que será Los Destornilladores, que saldrá. También nos fuimos con Diego y Ana en una caravana por toda Europa y cantamos por todos los países. Esa fue una de las experiencias más maravillosas del mundo. Esta profesión rodeado de amigos es un privilegio. Tener un compañero al lado es un bastón.
Recuerdo cuando me acompañabas con La Primavera, El Pisito, Descuida, Muertecito de ganas o La gata, ha pasado mucho y mucho tiempo, ¿es la época de Albertucho aquella época en la que fuiste feliz pero que no hay que volver?
Yo no volvería. Sabina lo dice, efectivamente. Creo que forma parte de tu vida, pero volver sería un retraso. Aunque sí que hay que celebrar el pasado, pero no meterse en la página del tiempo pasado. La vida está llena de cosas nuevas y eso es lo más bonito. No volvería de nuevo.
¿Y cómo has evolucionado tanto personal como musicalmente?
La evolución ha sido a base de escuchar mucha música, de nutrirme, de seguir mi camino de una forma natural. Con inquietud, con una mis discos de vinilo, que cada vez son más grandes. El tener el culo inquieto. Una de las cosas que más me han marcado, ahora que lo dices, son las clases de flamenco a las que iba con Diego, Astola y Antonio a Jerez todos los lunes con el maestro José a aprender a tocar por bulerías y por soleás. El aprender a tocar otras cosas es lo que ha hecho que este disco esté compuesto de otra manera. Todo influye. La pasión nunca es poca.
Háblame de tus socios y socias, del Club de los Cobardes que desembocó por Capitán Cobarde TV. Hoy en día es poco común que el artista esté en contacto con aquellos que te siguen, te escuchan y sienten tu música como si fuera suya de manera tan natural, ¿estamos carente los 'disfrutones' de la música del contacto con nuestros artistas?
Están todos locos como yo, unos personajes. Me refiero locos de la mejor manera y con todo el cariño. Esa locura que desprenden cuando hablo con ellos, esa pasión... Tenemos muchas cosas en común. Hice el Club de los Cobardes y me di cuenta que están igual de 'zumbados' que yo. Compartimos mucha música y mucho surrealismo, mucho humor. No puedo generalizar al cien por cien, pero sí que hay una conexión que nos junta en un rollo muy parecido. Y creo que hoy en día ha cambiado mucho. Cuando yo compraba los discos de Extremoduro, no sabía cómo era Robe. Recuerdo ir a la tienda de libros, a comprarme un libro y saber cómo eran ellos. Ahora hay cosas que se pierden, como ese continuo tema de colgar fotos en Instagram. Creo que está sobrevalorado, pero sí que es verdad que la cercanía está bien. Es una contradicción, pero hay que hacerlo interesante. Yo conozco a la gente que escucha mi música, no se puede caer en la frivolidad, hay que intercambiar, ellos contigo y tú con ellos.
¿Qué es ser un cobarde con filosofía pirata?
Eso es lo más bonito del mundo. La filantropía pirata es lo que yo creo que nos une a todos, porque al final esa pequeña locura que tenemos todos, ese gusto por el surrealismo es una parodia que nos encanta a todos los que pertenecemos al Club de los Cobardes. Hacemos listas de películas... Una cantidad de horas metidos ahí. Creo que es eso, mi música queda a un segundo plano, que nos une, pero que hay otras que nos une también mucho.
¿Y en qué momento te encuentras ahora mismo?
Dentro de dos meses voy a tener un hijo. Estoy viéndolas venir (risas). Voy a experimentar cosas muy nuevas en mi vida, voy a ser padre, pero voy a seguir componiendo para mi nuevo disco. Sí, estoy en un buen momento, pero tampoco te puedo decir que antes estuviera en alguno malo.
Vas a ser padre por partida doble, en tu vida personal y profesional
Sí, absolutamente. Estoy preparando un libro de poesía gastronomía que se va a llamar 'Vigesimotercer premio de cocina tradicional y otros poemas'. Y a parte el podcast que estoy preparando, cerrando conciertos y siguiendo hacia delante. Mientras que haya canciones y música, estoy en un buen momento.
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