Evaristo Martínez
23:44 • 13 mar. 2012
Kike Maíllo (Barcelona, 1975), Goya a la mejor dirección novel por ‘Eva’, fue el protagonista el lunes de los Encuentros con Directores de Cine de la Fundación Unicaja. En el pase, el Cervantes registró un lleno histórico (más de una treintena de personas se quedaron sin poder acceder a la sala) y ayer atendió a los medios antes de reunirse con alumnos de la Escuela de Arte. “España es el país del mundo con más densidad de óperas primas, por lo que ser el escogido te da mucha alegría y orgullo”, apuntó.
En ‘Eva’, Maíllo transita la ciencia-ficción, algo poco usual en España. Un factor que ha podido influir en la discreta carrera comercial de la cinta, indirectamente proporcional a sus grandes méritos técnicos y artísticos. “También hay una cuestión de estreno: salir a batirte el cobre con ‘Las aventuras de Tintín’ no es la mejor de las ideas. Además, vivimos un momento extraño en el que la gente no está yendo al cine y menos a ver el nuestro”.
Sí valoró que los tiempos están cambiando para el cine español. “Está cogiendo dos líneas: una más costumbrista, realista, arraigada a nuestro folclore y herencia [Almodóvar, Zambrano...] y otra más universal dada por una formación a partir de películas esencialmente americanas [Amenábar, Balagueró, Plaza, Bayona...]. Creo que ambas tienen que existir, el publico tiene que poder escoger”.
Como hizo en su discurso de los Goya, Kike Maíllo destacó el gran trabajo de la niña Claudia Vega (“la película es tan buena como tan buena es ella”) y criticó que la Academia no permita nominar a menores de dieciséis años. “Si tenemos los arrestos de sacar una niña del colegio, de su vida normal, para hacer cine, podremos aplaudirles un día: no creo que eso les perturbe de por vida”.
Además, contó que los hermanos Weinstein han comprado los derechos de ‘Eva’ incluyendo la posibilidad de un ‘remake’. “Es un piropazo pero no me gustaría dirigirla: de lo peor que le puede pasar a un director es tener que volver a rodar algo por segunda vez porque pierdes el interés”.
En ‘Eva’, Maíllo transita la ciencia-ficción, algo poco usual en España. Un factor que ha podido influir en la discreta carrera comercial de la cinta, indirectamente proporcional a sus grandes méritos técnicos y artísticos. “También hay una cuestión de estreno: salir a batirte el cobre con ‘Las aventuras de Tintín’ no es la mejor de las ideas. Además, vivimos un momento extraño en el que la gente no está yendo al cine y menos a ver el nuestro”.
Sí valoró que los tiempos están cambiando para el cine español. “Está cogiendo dos líneas: una más costumbrista, realista, arraigada a nuestro folclore y herencia [Almodóvar, Zambrano...] y otra más universal dada por una formación a partir de películas esencialmente americanas [Amenábar, Balagueró, Plaza, Bayona...]. Creo que ambas tienen que existir, el publico tiene que poder escoger”.
Como hizo en su discurso de los Goya, Kike Maíllo destacó el gran trabajo de la niña Claudia Vega (“la película es tan buena como tan buena es ella”) y criticó que la Academia no permita nominar a menores de dieciséis años. “Si tenemos los arrestos de sacar una niña del colegio, de su vida normal, para hacer cine, podremos aplaudirles un día: no creo que eso les perturbe de por vida”.
Además, contó que los hermanos Weinstein han comprado los derechos de ‘Eva’ incluyendo la posibilidad de un ‘remake’. “Es un piropazo pero no me gustaría dirigirla: de lo peor que le puede pasar a un director es tener que volver a rodar algo por segunda vez porque pierdes el interés”.
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