Miradas envolventes, mujeres enlutadas con ojos perdidos en el infinito, caminos de tierra y niños sonrientes a pesar de todo. La “mirada más humana” de Carlos Pérez Siquier, la que depositó el fotógrafo almeriense en La Chanca, es la que los almerienses van a encontrar en los pasillos de la segunda planta de la Escuela de Arte que lleva su nombre, hasta el próximo 4 de noviembre.
Compuesta por 41 imágenes y bajo el título de ‘La Chanca en blanco y negro’ la Fundación Ibáñez-Cosentino colabora en el homenaje que desde la institución académica se hace al fotógrafo convertido en “modelo para los alumnos, para los futuros fotógrafos, diseñadores y artistas” que como Siquier, se forman a diario en la escuela.
Dice Cristóbal Díaz, director de la Escuela de Arte, que serán varios los actos con los que se homenajeará a Carlos Pérez Siquier a lo largo de este curso, siendo esta exposición el mejor arranque posible ya que “si hay una deuda con él es, sobre todo, por su mirada humana y esta exposición atiende a eso”. Recordaba que al recibir la insignia de oro y brillantes en el 125 aniversario de la escuela, rememoró el maestro que “en su paso por estas instalaciones descubrió el factor humano que tenía que resolver en La Chanca, y que tenía que abordarlo de forma personal y en la sociedad del barrio”.
Precisamente esa mirada es la que se muestra en esta exposición que, según Juan Manuel Martín, director de la Fundación Ibañez-Cosentino, supone todo “un disfrute el poder recordar esa Chanca, en unas imágenes en la que se une la foto documentalista del momento vinculada al neorrealismo italiano, con la parte estética de su obra”.
Emotividad
Pero la inauguración de esta muestra fue algo más. Se convirtió en un acto de homenaje y recuerdo a Carlos Pérez Siquier a través de su hija Gloria Pérez Siquier y su viuda, Teresa Cubero, a las que desde la Escuela de Arte se les entregó un reconocimiento por esta colaboración tan especial.
Decía Gloria Pérez Siquier que si su padre hubiera visto que da nombre a la escuela que fue “su segunda cuna, porque la primera fue el laboratorio que tenía en el altillo de casa”, se sentiría “muy honrado y abrumado. Pero sobre todo estaría honrado porque jóvenes fotógrafos, pintores, ceramistas, artistas, sigan con su estela”.
Recordaba que su padre siempre tuvo los ojos muy abiertos y estuvo en continua formación por lo que cree que “es una oportunidad que los jóvenes sigan su estela”.
Por su parte, su viuda, Teresa Cubero, se mostró muy emocionada ante el reconocimiento que ha supuesto para la figura de su marido dar nombre a una Escuela de Arte de la que ha sido alumna en “multitud de talleres desde que vine a vivir a Almería”.
Reconocimiento
Para José Vélez, delegado de Turismo, Cultura y Deporte, lo que toca es solamente agradecer a la Escuela de Arte y a la Fundación Ibáñez-Cosentino esta exposición. “La figura de Carlos Pérez Siquier debe permanecer para la provincia por toda la historia”, afirmó el representante de la administración autonómica.
A pesar de lo mucho que pareciera que sabemos de este fotógrafo almeriense, lo cierto es que quedan aún obras inéditas, algunas de ellas se publicarán en breve en un libro sobre el que trabaja la Fundación Ibáñez-Cosentino, según anunció la hija de Pérez Siquier, pero muchas otras quedaran en la intimidad. Y es que el maestro, que era un hombre de palabra, estuvo haciendo fotos hasta una semana antes de morir. “Hizo su última fotografía mirando al mar y estando conmigo”, explicaba Gloria.
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