Hace cincuenta años que el abogado e ingeniero industrial Juan Martínez Fernández (Gádor, 1948) dejó su tierra para establecerse en Valencia. Pero nunca ha perdido la conexión con las raíces, con las que se reencuentra con frecuencia. Lo hace para disfrutar de una de sus pasiones, la tauromaquia: nunca se pierde la Feria de Almería. También a través de otra, las letras: atesora ya una obra que navega entre la historia y las vivencias personales. Su nuevo libro, que verá la luz en noviembre, es ‘Arganón, el aventurero de Los Millares’.
¿Estamos ante una novela histórica?
Moverse entre la hipótesis, la suposición y la realidad es muy complejo, sobre todo si se escribe sobre algo que aconteció cuando aún no había un alfabeto de uso corriente y común entre las gentes. Ante la ausencia de crónicas escritas, las únicas fuentes de la historia –y a veces ni eso– son la tradición o el relato entre una generación y la siguiente. Por eso, la consideraría más como una crónica inventada de una realidad posible.
¿Tapando los agujeros de la historia con imaginación?
Aun estando dentro de una realidad virtual, siempre que ha sido posible –factible, diría yo– he intentado moverme dentro de la lógica. Eso a pesar de los pocos datos históricos y veraces con los que contamos: la mayoría son supuestos y teorías basadas en las comparaciones con los pueblos contemporáneos de Los Millares.
Describe las costumbres y oficios de los habitantes de Los Millares, su vida diaria. ¿Piensa que se ha acercado a lo que pudo ser?
Esa ha sido quizás la parte de la novela que más se ha ceñido a los conocimientos históricos de Los Millares. Son las circunstancias que mejor se conocen de los estudios arqueológicos realizados. Y a eso he intentado ser completamente fiel; si lo he conseguido o no, queda al criterio del lector.
Levantada hace 5.000 años, Los Millares fue la primera ciudad de la península ibérica, según se constató en 2020. Todo un viaje al pasado para el lector.
Los hechos transcurren en todo momento en una época, en unos lugares y con unos personajes donde el calendario histórico es a veces más que discutible y el canon de coincidencia, imposible de mantener. Pero el ambiente histórico es fiel a lo actualmente conocido.
¿Cómo ha sido el trabajo de documentación en ‘Arganón, el aventurero de Los Millares’?
Me ha llevado unos tres años. Y hay inmensas lagunas históricas en cuanto al conocimiento de Los Millares: hasta que Siret descubre el poblado en 1891 no se sabía ni de su existencia. Por eso hay que concederle al autor la licencia de que no se tomen las fechas en las que se desarrolla la novela con el rigor que exigiría una novela histórica. Esta no lo es: quiere ser una novela de aventuras en una época en la que el Carbono 14 es el único enemigo científico que te puede delatar y contra él nunca se puede luchar.
¿Y qué fuentes manejó?
La obra de Luis Siret, la ‘Historia general de Almería y su provincia’ del añorado José Ángel Tapia y fuentes del Museo Arqueológico de Almería, así como la obra del profesor Martín Almagro. He contado además con la ayuda de mi amigo y compañero de instituto Luis A. García Moreno, académico de la Real Academia de la Historia. Y básicamente todo aquello que ha caído en mis manos haciendo referencia a Los Millares. También las ruinas del poblado, que he podido visitar en multitud de ocasiones tomando notas, fotografías e incluso sacando ideas.
El yacimiento está ubicado en Santa Fe de Mondújar pero usted reivindica la importancia de Gádor.
Los Millares está ubicado entre los términos municipales de Santa Fe de Mondújar y Gádor. Y uno de los fortines, cuyos restos se conservan, está dentro de mi pueblo natal. Soy español, almeriense y ciudadano del mundo, y como escritor no pretendo quitar méritos ni derechos a nadie: me he ceñido en todo momento a un territorio en el que en el periodo de los hechos no existía ninguna de las actuales poblaciones.
Desde hace tres años se trabaja para que Los Millares sea Patrimonio de la Humanidad ¿Lo veremos?
Es un ente histórico al que hay que considerar Patrimonio de la Humanidad, sin duda, y estoy seguro que muy pronto Los Millares será reconocido de este modo. En estos casos, la localización es lo de menos. La cultura ha de ser universal y mi admiración y respeto va al igual hacia Gádor y Santa Fe de Mondújar. Estoy a la disposición de los dos ayuntamientos, por si en algo puedo serles útil.
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