Elena Anaya estará este miércoles en FICAL recogiendo el premio honorífico Almería, Tierra de Cine que el Festival le concede por haber rodado en esta provincia dos películas: ‘El árbol del penitente’ y ‘Lejos del mar’. Pero ayer se asomó a los espectadores desde la pantalla del Teatro Cervantes con esa mirada única que tiene, cargada aquí de dolor, dudas y miedo. Los sentimientos de Paula, la mujer a la que da vida en ‘Jaula’, el largometraje con el que Ignacio Tatay compite en la sección Ópera Prima.
Con producción de Álex de la Iglesia, la película ha sido un pelotazo global en Netflix, que la estrenó días antes de Halloween. Y es lógico. ‘Jaula’ es una de esas fascinantes películas-artefacto, al estilo ‘Cube’, que con unas pocas localizaciones y un ‘high concept’ muy potente deja al espectador enganchado, y casi sin aliento, durante todo el metraje. Aquí, la cotidianeidad de una pareja y sus secretos se comienzan a desmoronarse cuando encuentran en una carretera a una niña perdida, que ni habla ni quiere salir de los dibujos de tiza que ella misma hace en el suelo.
Los misterios que plantea durante su primera hora, con alguna que otra concesión al horror sangriento, son apasionantes. Y cuando llega ese giro inesperado todo empieza a encajar, por más que la resolución sea más terrenal de lo que el espectador quizás haya imaginado.
‘Jaula’, coescrita entre Tatay e Isabel Peña, habitual coguionista de Rodrigo Sorogoyen, se mueve entre la línea (de tiza) que va del thriller psicológico al terror pasando por el drama doméstico. Por ella caminan la siempre brillante Elena Anaya, la sorprendente niña Eva Tennear y el infalible Carlos Santos.
De otros miedos, por desgracia cotidianos, habla ‘En los márgenes’, debut en la dirección de Juan Diego Botto, el segundo título proyectado en el Ópera Prima. La amenaza del desahucio (físico y espiritual) se cierne sobre los personajes de una historia de vidas cruzadas plagada de buenas intenciones a la que le sobran subrayados de informativo tremendista.
Con Penélope Cruz y el propio Botto en el reparto, la historia de Luis Tosar y Christian Checa (que ayer la presentó en Almería) como padre e hijastro es la más sólida. “Debemos empatizar con estas situaciones: no están tan lejos como pensamos”, señaló el joven actor.
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