En el comienzo del siglo XXI, cuando los videoclubes enfilaban su ocaso, el cine de terror vivió días de gloria. Presupuestos limitados, directores con oficio que vivieron tiempos mejores y mucho descaro fueron algunos de los ingredientes de una fórmula que el escritor, guionista y gestor cultural Alberto F. Peláez (Madrid, 1987) repasa, junto a Igna L. Vacas y la colaboración de César Criado, en el libro ‘Los últimos días del terror de videoclub’, editado por Guante Blanco, sello de la editorial almeriense Círculo Rojo. Jimina Sabadú escribe el prólogo y Paco Fox firma el epílogo.
Es ese cine de terror que principalmente, al menos en sus comienzos, estaba destinado para engrosar los catálogos de las distribuidoras que llevaban las películas a los videoclubs. Su apogeo y caída se sitúa en la primera década del siglo XXI, con una más que fértil producción, si bien era algo que se llevaba fraguando desde finales de los 90. Con la llegada de las cadenas privadas muchas de estas películas acabaron en la programación de sobremesa o más nocturna. La mayoría tiraban de medios limitados, en el mejor de los casos, y contaban con viejas glorias o promesas tanto delante como detrás de las cámaras. Aunque para muchos significó el trampolín para alcanzar su estatus actual en la industria, como es el caso del director Scott Derrickson, o podías ver a artesanos de los efectos especiales como Stan Winston trabajando como si se tratasen de unos 'blockbusters' veraniegos de primera fila. Realmente maravilloso.
¿Cuál es fue su primera vez en un videoclub?
Está algo difuso, pero recuerdo cuando íbamos toda la familia a un pequeño local situado casi al final de la calle López de Hoyos y que sería mi primer contacto con este mundillo con apenas cuatro años. En el libro señalo que fue 'Howard, un nuevo héroe' (Willard Huyck, 1986) la primera que alquilamos, pero mi santa madre tras leer esa parte, y en un alarde de corrección demoledora, apuntó que en realidad fue 'Los Supersónicos' (Hanna-Barbera, 1990), aunque en el fondo de mi corazón sé que se equivoca.
¿Y la primera película de terror que recuerda haber alquilado?
Durante mucho tiempo creí que fue 'El niño invisible' (Rafael Moleón, 1995) porque reconozco que esa cabeza reducida con baño áureo me daba mucho miedo, además que a los Bom Bom Chip les trataban muy mal (seguramente porque actuaban ídem). Aunque la película cien por cien de terror que saqué de la estantería de dicho género fue 'Pesadilla en Elm Street 5: El niño de los sueños' (Stephen Hopkins, 1989) y su a-co-jo-nan-te carátula. Por cierto, mi padre nunca devolvió esa película y hasta hace poco seguía en un armario cogiendo polvo...
El libro recoge 100 películas en diez capítulos como estantes de un videoclub: bichos, vampiros,... ¿Cómo fue la selección?
En un principio la selección estaba más sometida a ciertos cánones digamos estrictos -si había un matarife, si había un fantasma, si había un bicho gigante, si había un zombi...-, además, no existía la diferenciación por estanterías y se asemejaba más a un ensayo que a una guía propiamente dicha. Con el tiempo vimos que ese modelo encorsetaba demasiado al libro, haciéndose más difícil de leer por la cantidad de datos; además, queríamos que se alejase de un estudio sesudo de la época y abrazase sin miedo esa anarquía de la disposición de estas películas en los propios videoclubs, que algunas veces eran un cajón de sastre en el cual podrías encontrar de todo un poco. La máxima era que, tal y como dice la canción, en la variedad está la diversión, así que finalmente lo dividimos de esta manera ¡y para nuestra sorpresa ha sido lo más celebrado!
¿Siente devoción por alguna de estas ‘estanterías’?
Según el día te contestaría una u otra, pero si tuviera que elegir mi favorita sería en la que hablamos de la productora Asylum. La cantidad ingente de películas de esta compañía demuestra una picaresca y cara dura digna del Lazarillo, y lo mejor de todo es que en sus comienzos intentaron ser una empresa “seria” hasta que vieron que con los ‘mockbusters’ (películas de temática o título similar a los ‘blockbusters’ y que lanzan semanas antes del estreno de estas para arrastrar público) ganaban más dinero. La mayoría suelen ser un poco aburridas, sobre todo en los últimos años, pero en el libro hablamos de sus comienzos y hay alguna que otra interesante sorpresa.
En muchos casos, las pelis de terror de videoclub eran mejores por las carátulas que por el propio contenido. ¿Recuerda alguna decepción tremenda en este sentido?
Pues así a bote pronto recuerdo que 'Drive- Thru/Fast Food Killer' (Brendan Cowles y Shane Kuhn, 2007) y 'Calvario' (Faurice Du Weiz 2004) fueron de esas carátulas que me atraían en grado sumo y para mi sorpresa me dejaron más que satisfecho. Claro, una era un 'slasher' de manual con un payaso de comida rápida asesinando a adolescentes en plena efervescencia hormonal y la otra se enmarca dentro del terror extremo francés, pero ambas las alquilé varias veces. En el otro lado de la mesa encontramos, no el peor caso de todo el libro, pero sí el que más me dolió en su día por lo que prometía: 'La maldición del Charro' (Rich Ragsdale, 2005) fue un varapalo en vista de su póster, que calcaba de manera nada disimulada al del remake de 'La matanza de Texas' (Marcus Nispel, 2003): se esperaba uno más de lo que finalmente ofreció... y me ahorro en detalles sangrantes.
¿Y algún hallazgo?
El póster de 'Abominable' (Ryan Schifrin, 2006) que además de conseguir venderte una película que homenajea a 'La ventana indiscreta'... con un hombre de las nieves fue hecho por el mítico Drew Struzan, responsable de los pósters de 'Star Wars'. ¡Casi nada!
¿El terror de videoclub está muerto y enterrado?
Todo lo contrario: sigue más vivo que nunca. Gracias a las plataformas vivimos un resurgir del terror como género de masas. Es un género que vende mucho, muy bien y muy rápido, y si es a esta escala masiva que proporcionan estas ventanas... el límite es el cielo (o el infierno).
¿Qué ha hecho Hollywood para que maestros como Tobe Hooper, John Landis, John Carpenter o Dario Argento, entre otros, acabaran rodando películas de este género, tan asociado a la serie B... o ‘peores’ que la B?
Cierto que Tobe es el primero que viene a la memoria por sus flirteos con los directos a vídeo como 'La masacre de Toolbox' (sic) y que ya venía dando señales desde los tiempos donde se la pegó junto a la Cannon, pero Landis, el cual no levantaba cabeza desde los noventa, encontró su lugar como productor y director ocasional en series que no salen de los EEUU. Carpenter está contento componiendo su música junto a su hijo y jugando a la consola, Joe Dante sigue pero en televisión, Argento vuelve tras las cámaras este año casi diez años del palo que supuso 'Drácula 3D'... No sé, supongo que siguen trabajando en lo que pueden y a ser posible cuanto más cómodo sea mejor, porque si ya es difícil levantar un proyecto hoy en día para el resto no quiero ni imaginarme a estos maestros del horror teniendo que pedir cuentas a Hollywood (o a quien sea) para levantar los suyos. Supongo que cada época tiene su momento y sus protagonistas, y parece que muchos han olvidado que por suerte todavía están ellos aquí. Si nos pasó con Chicho a nosotros...
Apenas hay videoclubs y el formato físico está tocado de muerte… ¿se imagina una resurrección, como pasó con los vinilos?
Quiero creer que está más cerca de lo que pensamos. A fin de cuentas, la pandemia, si bien ha acelerado cosas como el auge de las plataformas, ha hecho aflorar esta nostalgia del pasado. Con todo, ahora hay una sección de vinilos en la FNAC que rivaliza en espacio con la de las películas, algún que otro director ha desempolvado el 35 mm para rodar y las ventas de VHS se han vuelto locas, así que imaginar un futuro en el que vuelvan los videoclubs no es descabellado.
¿En alguna plataforma late el corazón del terror de videoclub?
Diría que en todas. El terror es el género que más se consume y por el que más se apuesta dado el target de sus consumidores, en su mayoría jóvenes que lo verán el primer fin de semana. Tampoco ha cambiado mucho la cosa.
Es socio de la sala Artistic Metropol de Madrid. ¿Cómo es gestionar un cine independiente hoy?
El cine, y más el independiente, ha cambiado su forma de consumo, e incluso de consumidores, lo que convierte esto en un terreno inhóspito, como pudo ser su día la irrupción del televisor en cada casa. El optimismo nos lleva a creer que todo puede cambiar a mejor. El cine como medio de masas seguirá adelante, no hay duda: aún tiene mucho que decir y seguir contando.
¿Es ‘The Nanny’s Night’, la película que Ignacio L. Vacas ha dirigido y usted ha producido, un homenaje al cine que repasan en el libro?'
Algunas veces bromeamos Ignacio y yo con que de haberse hecho antes 'Nanny´s' hubiese encontrado su rincón privilegiado en la estantería de terror de cualquier videoclub que se precie. La verdad que 'Nanny´s' está plagada de detalles a lo largo del metraje que no solo nos retrotraen a películas conocidas por el público mayoritario, ya que encontramos también ese guiño cómplice a esa(s) película(s) de viernes tarde que disfrutábamos con los amigos en casa y que ahora, casi dos décadas después, recuerdas con añoranza al verlas en pantalla.
Por último, ¿nos recomienda un top3 de las 100 películas del libro, variado en cuanto a temáticas?
Es algo difícil la verdad... pero venga, si me tengo que mojar:
'Frostbitten' (Anders Banke, 2006). Muchos la consideran como la hermana menor de la sublime '30 días de oscuridad' (David Slade, 2007), pero a poco que avanza la historia se destapa como una cinta llena de pura diversión con terror vampírico donde no se ahorra en sangre. Una delicia que para algunos pasó bajo el radar por considerarla "menor", pero vamos, una película que no se puede dejar pasar.
También 'King of the Ants' (Stuart Gordon, 2003). Gordon era un cineasta al que respeto desde siempre y aquí logra con poco conseguir ser aún más que en 'Re-Animator', además de una de sus mejores películas. Curioso que venga de la mano de la productora Asylum, cosa que a muchos puede tirar para atrás en vista de su historial, pero no hay lugar al error si se elige este filme.
Y 'Hatchet 2' (Adam Green, 2010). Aunque fácilmente podía quedarme con la primera, esta parodia del 'slasher' siempre me ha podido más. No en vano, no deja de ser una reformulación de toda segunda parte (de 'Aliens' a 'Sanguinario') del género de terror, con todos sus tropos verbalizados y siendo tomados a cachondeo. Además, tener a Danielle Harris como 'final girl' es una maravilla. Por otro lado ¿qué otra película tiene una muerte donde una pareja está en pleno acto y al hombre es decapitado haciendo que su cuerpo se descontrole hasta el orgasmo de la mujer? Pues eso.